Caminos de esperanza en los sudanes, por Iván Navarro

2/03/2021 | Bitácora africana

En la última década la región sudanesa, que integra a Sudán y Sudán del Sur, ha pasado de una importante crisis política, incrementada tras la independencia de Sudán del Sur en julio de 2011, a la apertura de sendos procesos transicionales que abren un nuevo camino de esperanza para la construcción y consolidación de la paz sudan_sudan_sur_hechos.jpgy la estabilidad en la zona. Si bien el referéndum celebrado en enero de 2011 en la región meridional de Sudán –previsto en el acuerdo de paz alcanzado en 2005– que trajo como resultado el nacimiento del estado sursudanés, representó un punto de inflexión en las confrontaciones armadas en Sudán, la independencia sursudanesa generó nuevos procesos de confrontación y violencia en ambos estados. En Sudán, las regiones de Kordofán Sur y Nilo Azul, que habían quedado excluidas del referéndum, prosiguieron la guerra contra el gobierno de Jartum de la mano del SPLM-N, uniéndose de este modo al otro frente de conflicto armado en el este del país, en la región de Darfur. Por otro lado, en Sudán del Sur, año y medio después de la proclamación de la independencia, en diciembre de 2013 estalló la guerra civil que estará marcada por las líneas de lealtades entre los partidarios del presidente Salva Kiir y del ex vicepresidente Riek Machar. Paralelamente, la tensión entre Jartum y Juba aumentará con acusaciones mutuas de apoyar las rebeliones del vecino, así como debido a las disputas generadas por la demarcación fronteriza inconclusa entre ambos estados, teniendo el enclave de Abyei como principal foco de tensión.

Sin embargo, en los últimos años, debido a las importantes presiones externas sobre los países para poner fin a la violencia, así como al aumento de las protestas y movilización ciudadana, principalmente en el caso de Sudán, se ha generado un nuevo escenario en los dos sudanes marcado por la creación de sendos gobiernos transicionales, así como por la firma de dos importantes acuerdos de paz que han abierto nuevos horizontes en la región. En Sudán, tras la caída de Omar al-Bashir en abril de 2019 –tras tres décadas en el poder–, a mediados de 2019 se logró la conformación de un gobierno de transición creado por el Consejo Militar (TMC) y la coalición opositora Fuerzas por la Libertad y el Cambio (FFC). Posteriormente, en octubre de 2020, el nuevo gobierno logró la firma de un histórico acuerdo de paz con los principales actores armados de Darfur, Kordofán Sur y Nilo Azul, la coalición rebelde Frente Revolucionario Sudanés (SRF), la facción del Movimiento de Liberación de Sudán liderada por Minni Minnawi (SLM/A-MM) y la facción del Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán Norte (SPLM-N) dirigida por Malik Agar. Paralelamente, pero de forma inversa, en Sudán del Sur se conseguía, en agosto de 2018, la ratificación del acuerdo de paz de 2015, rebautizado como Acuerdo revitalizado sobre la resolución del conflicto en la República de Sudán del Sur (R-ARCSS). La firma de paz dio pie a la conformación, en febrero de 2020, del ansiado gobierno de unidad (RTGoNU por sus siglas en inglés). Un aspecto a destacar de ambos procesos remite al hecho de que en el logro de la estabilidad en cada país ha sido fundamental el compromiso y la mediación del estado vecino en la firma de la paz –Jartum fue la sede de la firma del acuerdo de paz de Sudán del Sur, mientras Juba tuvo un papel análogo en el acuerdo de paz del vecino del norte–, lo cual ha allanado las relaciones bilaterales y diplomáticas entre ambos estados y ha facilitado avances en la disminución de las tensiones relativas a la demarcación fronteriza pendiente de resolución entre los dos países.

En ambos estados, las cláusulas de la conformación de los gobiernos de transición y de los acuerdos de paz establecen diferentes aspectos que versan sobre compartir el poder político (a nivel estatal –órganos ejecutivo y legislativo– y a nivel subestatal), la descentralización política administrativa del territorio, reformas del sistema político, legal, económico y del sector de seguridad (conformación de ejércitos de unidad), o el establecimiento de una hoja de ruta para el periodo transicional (de unos tres años en ambos estados) que debe dar paso a la celebración de elecciones libres, previstas en ambos casos para el año 2022.

Para velar por el desarrollo del proceso transicional y la estabilización en ambos países, las Naciones Unidas tienen desplegadas misiones de mantenimiento de la paz. En el caso de Sudán, la Misión Integrada de Asistencia de las Naciones Unidas para la Transición en el Sudán (UNITAMS), que es la última misión aprobada por el Consejo de Seguridad en junio del año pasado en su resolución 2524 (2020). En Sudán del Sur, la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS), desplegada desde el año 2011. A su vez, en el disputado enclave de Abyei, se mantiene la misión hibrida entre la ONU y la UA, Fuerza Provisional de Seguridad de las Naciones Unidas para Abyei (UNISFA). A estas misiones, se les suma el compromiso de organismos regionales como la UA o la IGAD, garantes de los acuerdos de paz.

Si bien en ambos países se han dado importantes pasos hacia la construcción de la paz y la estabilidad, los grandes retos que se observan en el horizonte remiten, por un lado, a la capacidad de incorporar a los actores armados no signatarios de los acuerdos de paz a los mismos; y por otro, a la estabilización de los gobiernos transicionales y el cumplimiento de la hoja de ruta acordada. En relación al primero, en Sudán, el gobierno mantiene abierto un proceso de diálogo con la facción del grupo rebelde Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán del Norte, encabezada por Abdelaziz al-Hilu (SPLM-N) y con la facción del Movimiento de Liberación de Sudán, encabezada por AbdelWahid al-Nur (SLM/A-AW). En Sudán del Sur, la situación es similar, manteniéndose conversaciones de paz entre el gobierno y los grupos no signatarios del R-ARCSS, organizados inicialmente a través de la Alianza de Movimientos de Oposición de Sudán del Sur (SSOMA). Estas conversaciones lograron el 12 de enero de 2020 la firma de la “Declaración de Roma sobre el Proceso de Paz en Sudán del Sur”, en donde las partes se comprometieron a un alto el fuego, a garantizar el acceso humanitario y a mantener un diálogo continuo. Aunque la coalición rebelde SSOMA se fracturó a mediados de 2020 por discrepancias entre sus organizaciones, las conversaciones se mantienen en mesas diferenciadas. Por otro lado, en relación a la consolidación de los avances transicionales, si bien hasta la fecha se han dado importantes pasos, ambos países tienen que encontrar fórmulas efectivas para reducir la animosidad y las fracturas regionales-étnicas-identitarias fraguadas durante décadas, así como reducir los efectos del colapso de sus economías en la sociedad y reconstruir la confianza de la sociedad en sus instituciones tras años marcados por la mala gobernanza. El plazo para consolidar estos importantes retos se sitúa en el horizonte de 2022, año en el que se prevé devolver la soberanía a las sociedades sudanesas con la realización de las elecciones, por lo que los avances que se construyan durante este 2021 marcarán el devenir de la región.

* Artículo original publicado en Escola de Cultura de Pau, Alerta 2021! Informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz, Barcelona: Icaria Editorial, 2021. (En fase de edición).

Original en: Africaye

Autor

  • Navarro , Iván

    (La Orotava, Tenerife,1978) Sociólogo, más por vocación que por ejercicio. Con un pie en el mundo de la Cooperación al Desarrollo, otro en los Estudios Africanos y las RRII y otro (sí, tengo tres pies, por eso mi vida cojea) esparcido en las docenas de post it que me recuerdan pendientes por acabar (entre ellos, una cosa que se llama tesis). Interesado en la conflictividad internacional y los mecanismos de resolución de conflictos. Me gusta Ulrike, “o se está con el problema, o se está con la solución, pero en el medio no hay nada”. @ivanbentor

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