Café de sangre, llegado hasta su cafetería más cercana

15/12/2009 | Opinión

Se ha hablado mucho sobre la maldición de los recursos naturales en el continente africano. Desde el sufrimiento de la gente de Ogony y el posterior asesinato del ecologista y activista de los derechos humanos Ken Saro-Wiwa en el delta del Níger, junto con ocho activistas, hasta el desplazamiento de millones de ciudadanos por todo el continente para que regímenes tiranos y empresas multinacionales puedan explotar y beneficiarse de las riquezas que cubren el precioso paisaje de África.

Desde luego, las empresas más publicitadas de todas son las que se dedican al comercio de diamantes y cómo se ha lubricado e impulsado el conflicto en diferentes zonas de África. Debido a los regímenes represivos, grupos rebeldes anárquicos y empresas multinacionales han hecho malabarismos con las porciones del pastel y los habitantes de la zona han sido desarraigados y perseguidos por manifestar su oposición.

La abundancia de los recursos naturales en el contexto de lo justo, lo social equitativo, la economía y los sistemas políticos es una bendición, que se puede usar sostenible y sabiamente para reinvertir en comunidades locales, por ejemplo a través de la construcción de infraestructuras y colegios, y proporcionando asistencia sanitaria. Sin embargo, en regímenes dictatoriales el capital se usa para la opresión y para hacer callar a la oposición. Además, se suele utilizar para construir equipos militares y de seguridad que se crean para mantener el poder. Uno de estos regímenes identificado por Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Democracy Watch y otras organizaciones internacionales de derechos humanos es el régimen actual de Etiopía, la patria original del café. Después de derrocar la dictadura militar del Coronel Mengistu Hailemariam en 1991, El Frente para la Liberación del Pueblo Tigray (Tigray People’s Liberation Front TPLF), con Meles Zenawi como líder, ha establecido uno de los regímenes más represivos en la historia de Etiopía y está usando el recurso por excelencia de Etiopía, el café, para financiar sus esfuerzos opresivos.

El café, el aroma de la cultura de Etiopía que reúne cada día a familias, vecinos, amigos e incluso desconocidos, se ha convertido hoy en día en una maldición para la gente de Etiopía. En la misma línea de la típica práctica de los regímenes tiranos en África, el TPLF (Tigray People’s Liberation Front TPLF) actualmente en el poder en Etiopía (un frente de liberación sobre el cual escribiré una obra muy pronto), ha mantenido un fuerte dominio no sólo en el poder político sino que también ha continuado reprimiendo cualquier progreso económico imponiendo una de las políticas económicas más analfabetas del continente africano. Esta política ha beneficiado sólo a las empresas de mayor antigüedad, a sus familias y a los socios más cercanos. Por otra parte, millones de etíopes luchan para alimentar a sus familias e hijos, y las mujeres y los hombres siguen dependiendo de las ayudas alimenticias.

El reciente anuncio de Guna (empresa de negocios propiedad del TPLF que opera con varios paraestatales) declarando su intención de monopolizar el negocio de la exportación del café, es una declaración descarada del monopolio económico y político que tiene los contrastes de la dictadura absoluta. El impacto de esta política en los agricultores y sus familias está creando de manera previsible una situación trágica, cada vez peor. El café, el principal cultivo comercial de la economía de Etiopía representa el 65% de las ganancias en moneda extranjera en Etiopía y la supervivencia económica de muchos que depende de ello. Ahora, con esta declaración lo que el régimen ha hecho en realidad es tomar control de quizás la fuente más vital de los ingresos del país. Dado el historial de los gastos del gobierno en los últimos años, es un miedo justificable que estos nuevos ingresos se utilizarán para comprar armamento con el propósito de fortalecer su seguridad, servicios de inteligencia y la fuerza policial con la principal misión de sofocar a las descendencias, silenciar la potencial oposición e intimidar a los ciudadanos. Desde que llegó al poder en el año 1991, el régimen ha gastado más de cinco billones de dólares en el ejército y en seguridad, que han aterrorizado al pueblo etíope durante los últimos 18 años. La fuente principal de divisas utilizada para comprar armas mortíferas es la exportación y venta de café. El café, la pieza central de la cultura etíope, es un regalo de Etiopía al resto del mundo que ahora se ha convertido en el combustible de un régimen dictatorial que no tiene consideración por la vida humana y la dignidad humana. Al declarar oficialmente su intención de controlar el negocio de la exportación de café, el movimiento intencionado del régimen pone bajo su poder la mayor fuente de ganancias en moneda extranjera que se necesita para la compra de armamento.

Durante los últimos 18 años la gente de Etiopía ha soportado un sufrimiento inimaginable en manos de un régimen decidido a estar en el poder a cualquier precio. Como resultado, decenas de miles de personas han dejado el país e incontables se pudren en los calabozos de la cárcel, simplemente por expresar su oposición o por ser sospechosos de oponerse al régimen que ha aterrorizado a civiles inocentes mediante su seguridad, ejército y fuerza policial.

A pesar del encarcelamiento, la tortura, las desapariciones y las muertes, la gente de Etiopía sigue mostrando la desaprobación del régimen y se resiste como puede. Según lo que cuenta la historia, la lucha por la libertad, la democracia y la justicia no se deberían restringir al marco político de un estado o cierto territorio. Como dijo Martin Luther King Jr., “la injusticia en cualquier parte es injusticia en todas partes”.

Al igual que el café, un regalo de Etiopia al mundo, ha llegado a ser universal, la lucha de la gente de Etiopía por la democracia, la justicia, los derechos humanos y la libertad debe convertirse en una lucha común de la humanidad. En el pasado, el atroz sistema opresivo del apartheid o el injusto sistema de la esclavitud no terminó sólo por la resistencia de aquellos que fueron oprimidos. Los movimientos anti-apartheid en las calles de Europa, América del norte, África y en otros lugares fueron un parte importante en el movimiento por la libertad.

La reciente declaración es simplemente una cuestión de formalidad y una demostración de la determinación del régimen para consolidar todo el poder económico y político. Desde que llegó al poder hace 18 años, el régimen TPLF ha reafirmado directa e indirectamente su control sobre las fuentes vitales económicas y las instituciones financieras. Lo que hace que la reciente declaración sobre monopolizar el mercado de exportación del café sea diferente es que el régimen ni siquiera pretende ser un defensor del libre mercado de la economía, como intentó en el pasado para engañar a los países donantes y a las instituciones internacionales financieras.

Para aquellos que toman café en todo el mundo, en especial para los que les gusta la marca etíope, les pido con insistencia que consideren y reflexionen sobre algunos puntos, antes de pedir por la mañana un mediano u oscuro torrefacto etíope. Planteo las siguientes cuestiones:

? ¿Qué pasa si la transacción que hace al comprar una taza de café está ayudando a reforzar las instituciones opresivas de uno de los regímenes más despiadados de África, por no decir del mundo?

? ¿Qué pasa si el dinero que usted paga por una taza de café es destinado a la compra de balas y armas que se utilizan contra los activista que están a favor de la democracia?

? ¿Qué pasa si el dinero de su café paga el salario de aquellos que torturan y matan civiles inocentes, activistas que defiende los derechos humanos y defensores de la justicia social?

? ¿Qué pasa si la taza de café caliente que se toma financia la vida lujosa de aquellos que trabajan todo el tiempo en contra de la democracia, la justicia y los derechos humanos?

Si ha contestado a estas preguntas y se ha creado una opinión sobre la lucha en curso para la creación de una verdadera democracia en Etiopía, entonces debería considerar una forma de llevar a cabo el deber y la responsabilidad mundial de la ciudadanía. Aquí hay algunas sugerencias:

? Dejar de ayudar al sistema de opresión, injusticia y terror.

? Recoger información sobre las violaciones de los derechos humanos, democráticos y políticos en Etiopía. Puede acceder a informaciones fácticas y fiables en las páginas web de Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Genocide Watch, el Comité para la Protección de los Periodistas y otras organizaciones internaciones de apoyo.

? Concienciar a sus compañeros, colegas, amigos y miembros de su familia sobre la horrorosa situación de los derechos humanos en Etiopía.

? El asunto del comercio de etiquetas. Aunque algunas de ellas pueden ayudar realmente a aquellos que lo necesitan, existen algunas etiquetas de “comercio justo” que todavía llenan los bolsillos de los tiranos y sus compinches.

? Unirse a las campañas existentes en la red sobre los derechos humanos, la democracia y la justica en Etiopía o empezar una nueva campaña en Facebook, MySpace o en otras redes sociales.

? Recordar que no podemos hacer historia de la pobreza a no ser que hagamos historia de la injustica, la tiranía y la dictadura. Por lo tanto, no tenemos que caer en la trampa de tratar el síntoma sino ayudar a deshacernos de la causa de la pobreza.

? Su gobierno puede estar mostrando una indiferencia injustificada cuando se trata del movimiento a favor de la democracia en Etiopía, quizás incluso puede estar aprobando tácitamente las acciones del régimen en Addis Abeba. Concienciarse a sí mismo sobre el papel del gobierno y escribir a su representante expresando sus preocupaciones.

Un ciudadano responsable mundialmente no está atado por los límites geográficos o políticos. Las acciones de alguien en algún sitio podrían marcar la diferencia entre la vida y la muerte de aquellos que están obligados y son incapaces de hablar por ellos mismos. Para algunos, las consecuencias de decir lo que piensan podrían ser mortales, especialmente bajo un régimen como el de Etiopía. Estas son algunas sugerencias y no son las únicas ideas para ayudar en la lucha por la democracia en Etiopía. Elija su propia forma de involucrarse, la que piense que pueda ser más efectiva. Finalmente, en palabras del arzobispo Desmond Tutu atribuidas a la filosofía africana de Ubuntu, “Necesito que seas todo lo que puedes ser, para que yo pueda ser todo lo que puedo ser. Esto es que mi humanidad se pone al nivel de tu humanidad. Los seres humanos solitarios son una contradicción en términos. Decimos: una persona es una persona a través de otras personas.” Por último, no sea un espectador en esta lucha digna. Después de todo, Etiopía también es su tierra natal. La tierra de Lucy y Ardi donde empezó el viaje inicial de la humanidad. ¡Únase a la lucha por la libertad! Será recompensado con nada más que con la libertad de los seres humanos.

“Use su libertad para promocionar la nuestra”. Aung San Suu Kyi

Por Alem Mamo

Traducido por Pilar Maroto Montalvo, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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