Bukavu: Dar una ocupación a los niños durante las vacaciones sin explotarles

28/07/2009 | Crónicas y reportajes

Para dar una ocupación a los niños durante las vacaciones o debido a la pobreza, algunos padres de Bukavu y de otras partes de República Democrática de Congo, envían a sus hijos, a veces muy jóvenes, a trabajar en pequeños comercios o en el transporte de mercancía. Las ONG condenan esta explotación sin proponer alternativas.

“Tengo 8 años. Me despierto cada mañana muy temprano. Cuando mi madre prepara buñuelos, los pongo delante de la casa para que la gente los compre. Me quedo aquí hasta que llegue la noche” cuenta Neema, sentada sola delante de su puerta al lado de un barreño de buñuelos, en un camino de Nyamugo, un barrio popular de Bukavu, la capital del Sur-Kivu. Son unas vacaciones difíciles para muchos niños obligados a ayudar a sus padres durante sus vacaciones. Algunas familias explican que es para evitar que los niños callejeen, pero la mayoría admiten que es porque la pobreza les obliga a hacer trabajar a los niños para aumentar sus sueldos.

Así, niños, a veces, muy pequeños, con apenas seis años, andan durante muchos kilómetros, solos, por el centro de la ciudad con barreños de buñuelos, maíz, naranjas o hielo sobre la cabeza. Otros vienen de los pueblos de Kabare, a unos 20 kilómetros de Bukavu, llevando madera o bolsas de verduras en la espalda para venderlo en la ciudad. A veces vienen con sus padres, pero en general se organizan en grupitos. Los mayores sólo tienen 15 años. Otros, entre 10 y 14 años, transportan mercancía en los mercados, en las paradas de autobús o en el puerto.

Trabajar a los 6 años

Estos niños corren muchos peligros. Los vendedores ambulantes son continuamente agredidos. En el gran mercado, por ejemplo, a los que están solos se les roban el dinero y se les apalea. Las niñas sufren violaciones con frecuencia. La policía ha registrado varios casos.

“Es importante que los niños tengan un poco de experiencia en el trabajo, pero los padres exageran mucho. Se ve a niños con sólo seis años andar por las carreteras con mercancía. Eso es exponerles a muchos peligros. He visto a niños atropellados por camiones en el distrito industrial. ¡Fue horrible!” dice Aline Chiza, estudiante de Derecho.

Sin embargo, algunos padres no están de acuerdo con los activistas de los derechos humanos, y protección de los derechos de los niños que luchan contra esta explotación. “¡Nos molestan esas ONG! Todos los que trabajan allí ganan mucho dinero y pueden dar de comer a su familia. Me gustaría también que mis hijos se quedaran en casa, pero miren, no tengo nada y me veo obligada a utilizarles desde muy jóvenes para trabajar”, suelta tristemente una mujer sentada con dos de sus hijos detrás de un saco de harina de mandioca y muchas naranjas puestas sobre otro saco en la carretera del mercado de Kadutu. En algunas familias aún más pobres, se piden a los niños que vayan a acompañar a sus padres minusválidos o a sus abuelos para mendigar en las tiendas u oficinas del centro de la ciudad.

“Todas esas ONG sólo nos molestan”

Los defensores de los derechos humanos admiten que la situación es complicada pero consideran que “cualesquiera que sean las razones, está prohibido hacer trabajar a los niños para tener un sueldo fijo. Es una violación de los derechos de los niños que dicen que sólo se puede poner a trabajar a niños mayores de 12 años, solamente de vez en cuando y en pequeñas tareas”, recuerda Merci Bachibukenge, monitor en la UDJC, la Unión de desarrollo de los jóvenes congoleños. Hasta ahora, la administración local no ha tomado ninguna medida para luchar contra estos abusos.

“Es fácil decir lo que dicen esas ONG, pero tendrían que proponernos soluciones, dice un padre de sesenta años. Antes había muchos centros donde se podía dejar a los niños durante las vacaciones, pero ahora ya no existen y ya no se puede ir de vacaciones al pueblo porque hay inseguridad”. Sólo las iglesias organizan colonias de vacaciones. Las ONG también organizan actividades para ocupar a los niños pero hay que pagar entre 2 y 10 euros. Muchas de las familias, sobre todo las numerosas, no pueden pagar. Además, para poder pagar el año escolar en septiembre se evita todos los gastos suplementarios durante las vacaciones y se rentabiliza la disponibilidad de los alumnos.

Yves Polepole

Syfia International, 16 de julio de 2009

Traducido por Stephanie Álvarez, para Fundación Sur.

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