El acuerdo Continental de Libre Comercio (CFTA por sus siglas en inglés) es un acuerdo de libre comercio (ALC o en inglés FTA) para toda África diseñado para promover el comercio inter-africano y abrir paso a una futura Unión Aduanera Continental. El CFTA se asienta sobre las bases de las negociaciones tripartitas en el marco de los Acuerdos de Libre Comercio vigentes entre tres Comunidades Económicas regionales africanas (RECs por sus siglas en inglés) existentes: La Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC, por sus siglas en inglés), el Mercado Común para África Oriental y Austral (por sus siglas en inglés COMESA) y la Comunidad de África Oriental (por sus siglas en inglés EAC), aunque también le gustaría poder incorporar a otras comunidades económicas regionales africanas.
La decisión de establecer el CFTA fue adoptada, a comienzos de 2012, por los jefes de estado durante la XVIII sesión ordinaria de la Unión Africana y las negociaciones se iniciaron oficialmente en junio de 2015. Reuniendo a los 54 estados africanos con un PIB combinado de más de 3,4 trillones de dólares americanos, el CFTA constituye un ambicioso proyecto que conectará a más de un billón de personas con una variedad de bienes y servicios transcontinentales, aumentando las facilidades para el comercio y los movimientos tanto de personas como de inversiones.
¿Por qué lo necesitamos?
El CFTA proviene, en parte, de la observación de que la integración regional no se está persiguiendo de manera eficiente ni equitativa en todas las Comunidades Económicas Regionales de África (RECs) y de que el comercio inter-africano experimenta unos niveles excesivamente bajos comparado con el comercio africano con socios externos.
El CFTA abordará siete áreas prioritarias en relación al comercio: políticas, infraestructura, finanzas, información, integración de mercado, mejora productiva y facilitación de comercio. Para que el CFTA triunfe se hace muy necesario abordar varios desafíos interconectados, algunos de los cuales son fundamentales para promover el comercio entre África: diversificar la base exportadora, reducir la dependencia en las materias primas y promover la integración regional que facilite mayores movimientos de bienes, servicios, personas e inversiones.
Las estadísticas demuestran que hay una gran necesidad de promover el comercio entre África debido a que los mercados de exportación africanos ya están diversificados y además son sofisticados, en comparación, un mayor comercio inter-africano supondrá, para los países africanos, un mercado más amplio de bienes manufacturados. Así, en 2015, los productos manufacturados africanos representaban el 43% de las exportaciones inter-africanas, comparado con el 19% de las exportaciones a mercados exteriores.
Del mismo modo, las proyecciones realizadas por la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas afirman que el CFTA tiene el potencial para aumentar el comercio inter-africano en un 52% entre 2010 y 2022, mientras que el comercio de productos industriales será el que mayor crecimiento experimente, aumentando en un 53% adicional para el mismo periodo. Así mismo, el papel del CFTA para mejorar los niveles de comercio inter-africano será importante a la hora de promover el crecimiento continental, en particular, porque facilitará el acceso a los mercados de África Central y de África Occidental a los integrantes de COMESA, SADC y EAC.
El CFTA también cuenta con un Plan de Acción para Impulsar el Comercio Inter-Africano (BIAT, por sus siglas en inglés), resaltando el marco para el desarrollo regional, con un foco particular en duplicar los flujos comerciales entre África de enero de 2012 a enero de 2022. El Plan de Acción está apoyado por la Unión Africana y la implementación de varios de sus programas se encargará de los impedimentos y restricciones claves del comercio inter-africano, en conjunto promoviendo el desarrollo económico sostenible.
Para alcanzar una profunda integración comercial africana el plan se divide en siete agrupaciones relativas al comercio: capacidades productivas, infraestructura, finanzas, integración de mercado, facilitación de comercio, información y políticas.
Desafíos potenciales
Los Acuerdos de Libre comercio de integración regional y continental incluyen una agenda ambiciosa. Para que su existo se haga palpable, se van a tener que abordar una serie de desafíos potenciales. El CFTA, tal y como lo entendemos, ha sido diseñado para superar determinados obstáculos, entre los que se encuentra la optimización de las agrupaciones regionales de los países – por ejemplo, muchos países forman parte de más de una REC (Comunidad Económica Regional), lo cual les permite seleccionar los compromisos en los que participan. Solucionar este solapamiento de participación en diferentes organizaciones permitirá avanzar hacia una integración regional y continental.
De igual forma, para que África se convierta un actor de mayor peso en el comercio internacional, el CFTA también deberá mejorar los flujos de bienes y servicios, así como los niveles de productividad y el acceso al mercado e incorporar a los miembros marginales de la sociedad.
El éxito del CFTA también dependerá de las capacidades de las RECs para optimizar sus propios Acuerdos de Libre Comercio de cara a poder ser adaptados a un futuro CFTA. Uno de los objetivos esenciales del CFTA será aprovechar las oportunidades previamente fallidas de integración regional, facilitación comercial y asuntos de esta índole que han acosado a todo el continente africano, proporcionando un progreso tangible en dichos ámbitos. Las sinergias entre el comercio bilateral, los acuerdos de comercio regional y el CFTA resultan fundamentales si lo que se espera de la integración regional y continental son impactos a largo plazo.
El CFTA también requiere el convencimiento de todos los Estados miembros de la Unión Africana, incluidas los más pequeños y aquellas economías menos desarrolladas. Cualquier acuerdo adoptado debe tener en cuenta las necesidades tanto de los miembros más pequeños como de las grandes potencias económicas: los países más pequeños necesitan sentir que su participación en el CFTA refleja sus intereses.
Armonización, coordinación y liberalización comercial solo puede funcionar si el CFTA atiende a las necesidades de todos los miembros de la UA y a sus diferencias. Para que el CFTA consiga un impacto de larga duración, es esencial el aumento de capacidades, entender la realidad específica de cada país e implementar planes que abarquen un amplio conjunto de puntos de vista y de niveles de desarrollo, así como abordar diferentes desafíos.
Por último, aunque el CFTA representa una agenda impulsada por el comercio, existe la necesidad de tratar las tendencias actuales como la cuarta revolución industrial y la economía digital de manera que contribuya significativamente al crecimiento continental propio de África. Así se ayudará a asegurar que el CFTA está actualizado y es capaz de afrontar los desafíos y desarrollos globales del siglo XXI.
Además el CFTA debe considerar una agenda basada en los derechos humanos entre ellos el paradigma de la libre circulación de trabajadores, el derecho laboral y debe asegurar la protección de los trabajadores migrantes, en particular a la luz del creciente sentimiento antimigratorio a nivel global.
Estado del juego: ¿Dónde estamos ahora?
Tal y como lo entendemos, las negociaciones en el marco del CFTA están previstas para ser finalizadas este año. En la segunda ronda de las negociaciones del CTFA en mayo de 2016, los miembros de la UA aprobaron reglas procedimentales que regulan a las instituciones negociadoras del CTFA, mientras que en la tercera ronda de negociaciones (en octubre de 2016) se centraron en un borrador de modalidades de negociaciones en el marco del FCTA sobre comercio de bienes y servicios.
Desde febrero de 2017, han comenzado las reuniones con los Grupos de Trabajo Técnicos para aportar a los expertos una perspectiva/conocimiento del borrador que será usado en negociaciones futuras.
En marzo de 2017, el fórum de negociaciones del CFTA ha celebrado cinco reuniones de cara a finalizar los borradores sobre las modalidades de negociaciones, y el objetivo es haber implementado el CFTA para octubre de 2017. ¡Es sin duda una agenda ambiciosa!
Asmita Parshotam
* Asmita Parshotam: Investigador en el marco del Programa de Diplomacia Económica del Instituto de Asuntos Internacionales sudafricano.
Fuente: Polity
[Traducción, Marta Sánchez Capel]
[Fundación Sur]
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