Bosco Ntaganda ante la CPI: un jefe de guerra a sueldo de Ruanda

20/06/2017 | Opinión

Cerca de dos años después de la apertura de su proceso ante la Corte Penal Internacional, el exjefe de guerra congoleño Bosco Ntaganda, se expresó ante la CPI el 14 de junio de 2017. Deseoso de aparecer como “un ser humano”, dijo no ser un matón. Está acusado de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, cometidos en Ituri, en el nordeste de la RD Congo, en 2002-2003.

bosco_ntaganda.jpg“Soy uno de los que puso fin al genocidio ruandés de 1994”, declaró Ntaganda ante la CPI. “Era muy joven pero ya estaba en el ejército (…) Estaba al mando de un pelotón en aquel momento y vi cosas horribles”. “Esas imágenes me han acompañado por todas partes por las que he pasado”, explicó con una débil voz. “Yo me dije que no quiero que ninguna otra comunidad viva lo que la mía ha vivido”.
Este hombre, que “adora el jogging, pasa la mitad de su tiempo conectado a internet y le gusta vestir bien”, según lo dicho por su abogado, se expresa en swahili. Habla también el kinyarwanda, kiheme e inglés. No tiene diploma alguno y parece no haber tenido más que la guerra como experiencia vital.

Nació en 1973 en Ruhengeri (nordeste de Ruanda) en una familia de 6 hijos. Hacia 1985 se habría instalado en el Kivu-norte (este de la RDC) donde hay una numerosa comunidad ruandófona. Aparentemente se hizo militar en el Frente Patriótico Ruandés (FPR, en el poder hoy en Ruanda, y participó en la conquista del país tras el genocidio tutsi en 1994.

Oro y diamantes

Apodado «Terminator », Bosco Ntaganda, ha basculado entre Ruanda y RDC, países fronterizos. En 1995-1996, combatió con Laurent-Désiré Kabila contra el presidente del entonces Zaire, Mobutu Sese Seko, derrocado en mayo de 1997 y sustituido por Kabila, quien fue asesinado en 2001 y dando lugar al gobierno de su hijo Joseph Kabila.

Ntaganda fue integrado en el ejército oficial congoleño, pero se instaló en Ituri (nordeste de la RDC), región “cuyo subsuelo alberga oro, diamantes, coltán, que suscitan las más criminales codicias”. Los hechos que se le reprochan remontan a los años 2002-2003. La CPI le acusa de trece crímenes de guerra y cinco crímenes contra la humanidad, entre ellos, asesinatos, saqueos, ataques contra civiles, violaciones y esclavitud sexual, cometidos por sus tropas durante este periodo. Bosco Ntaganda era entonces adjunto del estado-mayor de las Fuerzas Patrióticas para la liberación del Congo (FPLC). Una organización hema que se batía contra la etnia lendu para lograr el control del Ituri y de sus numerosas minas de oro. Según la fiscal de la CPI, el acusado era uno de los mandos más importantes cuando se realizaron crímenes “étnicos”, que causaron la muerte de 60.000 personas. Los ataques de las FPLC dejaban tras de sí “cuerpos con los brazos atados, semidesnudos, destripados, cabezas aplastadas”.

Alto, de tez clara, muy imbuido de sí mismo, “Terminator”, de gatillo fácil, tenía la reputación de eliminar a quienes se cruzaban en su camino”. Habría dado órdenes, planificado y programado operaciones, coordinado la logística y suministrado armas. Habría “reclutado personalmente niños-soldado”, según la fiscalía, los “kadogo” (“jóvenes” en swahili), chicas y muchachos, que elegía para su escolta personal y a los que vestía y armaba para el combate. Las muchachas se convertían en “esposas del comandante”, subraya la representante de 283 niños-soldado, “eran mantenidas en esclavitud sexual o simplemente entregadas a los miembros de la milicia”.

Próximo a Ruanda… y a la RDC

En 2006, la CPI lanzó un mandato de arresto contra él. Pero Bosco Ntaganda para entonces ya se había integrado en otra rebelión, el Congreso nacional parta la defensa del pueblo (CNDP), que se activó en el Kivu. Finalmente, en 2009, el CNDP se integró en el ejército congoleño. Ntaganda fue nombrado general de este ejército oficial a la vez que guardó el control de sus hombres y habría proseguido la explotación ilegal de los minerales.

Las presiones internacionales aumentaron sobre la RDC y “Terminator” constató que los tiempos habían cambiado. En 2012, abandonó el ejército. Sería el fundador de un nuevo grupo rebelde, el M23 (Movimiento del 23 de marzo). Un movimiento cuya cadena de mando “remonta hasta el ministro de Defensa de Ruanda”. «Terminator» es considerado como el “hombre de Ruanda utilizado por el régimen de Kigali para desestabilizar al régimen de Kabila”.

En 2012, la CPI lanza un segundo mandato de arresto contra Bosco Ntaganda, quien abandonado por Ruanda, se refugió en la embajada americana de Kigali y fue posteriormente transferido a la Corte. Según su abogado, Bosco Ntaganda “no tiene las características de un criminal”. Le puede caer una pena de 30 años de cárcel. Los observadores consideran que en el proceso contra él no van a tenerse en cuenta todas las fechorías que ha perpetrado y que existen otras responsabilidades que van a ser eludidas. No va a responder de los crímenes cometidos por el M23 y la fiscalía ha cuidadosamente salvado (de responsabilidades) a regímenes implicados en las guerras del Kivu y de Ituri, como el propio RDCongo, Ruanda y Uganda”.

Laurent Ribadeau Dumas

Fuente: GeopolisAfrique

[Traducción, Ramón Arozarena]

[Fundación Sur]


Artículos relacionados:

El agujero de la memoria de Ruanda

Bosco Ntaganda: perfil y «hazañas» de un criminal

Kinshasa y Kigali deben poner fin a la impunidad de los criminales de guerra congoleños

Thomas Lubanga, primer veredicto de culpabilidad de la Corte Penal Internacional, por José Carlos Rodríguez Soto

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster
Cine africano, por Bartolomé Burgos

Cine africano, por Bartolomé Burgos

  Desde películas premiadas internacionalmente, como la sudafricana “La sabiduría del pulpo”, que ganó el Oscar al mejor documental extranjero...