Hemos armado una estructura político-económica “injusta en su raíz”, que empobrece a la mayoría, saqueando sus recursos, para que una minoría controle las fortunas y el poder.
Al mismo tiempo este sistema corrupto y esclavizador ofrece “limosnas” y ayudas samaritanas, bien organizadas, a los empobrecidos, intentando así “blanquear” un sistema injusto y cruel, en su misma raíz, como dice el papa Francisco.
Para colmo de esta diabólica manipulación de los recursos, esclavizando a la inmensa mayoría, este sistema cruel, que aplaude y apoya con cenas y otros donativos vergonzosos a las Organizaciones humanitarias, continúa explotando a los pueblos, ricos en recursos pero empobrecidos, con casi total impunidad, y hasta con pretensiones de ser gestores generosos.
Todos compartimos esta responsabilidad de que nuestros gobernantes y empresarios sigan saqueando los recursos de las sociedades empobrecidas de África, pues todos les apoyamos con nuestro voto y compramos sus productos.
Todos apoyamos las “grandes estructuras” que hemos organizado, para llevar a cabo “servicios samaritanos”, con buenas intenciones y en algunas urgencias, estos servicios son necesarios. Pero esto es pan para algunas personas hoy, y hambre para todos, mañana.
El problema consiste en que dejamos a la gente marginada en la calle o en los campamentos, y hasta nos contentamos con la labor realizada, pues somos buenos samaritanos. Como decía Helder Cámara: “Si doy de comer al hambriento, me llaman santo, pero si pregunto por qué hay tantas personas hambrientas, me llaman comunista”.
Nadie es tan perseguido y torturado por los dictadores y poderosos de la tierra, como son las mujeres y jóvenes valientes que se comprometen, a través de sus Movimientos sociales, para exigir una gobernanza más democrática, una gestión de los recursos más justa y solidaria, respeto a la dignidad y derechos humanos y la promoción de un desarrollo sostenible y ecológico para el bien común.
Nada temen tanto los opresores y depredadores, como los nuevos Movimientos Sociales, las crecientes economías colaborativas, a través de cooperativas, bancos éticos y de comercio justo y ecológico, que están ya ofreciendo nuevas alternativas más humanas y justas, para construir un mundo mejor.
Este nuevo tipo de economía colaborativa, que busca un Desarrollo Sostenible y el Bien Común, sigue creciendo y significa ya como el 32% de la economía global, Esta es la mejor propuesta para un mundo más humano y solidario.
Es necesario seguir plantando cara al mal y al intento de blanqueo del mal, para intentar sanar la raíz profunda de la opresión y de tanta esclavitud. Seguiremos denunciando a lideres políticos que quieren justificar sus propios intereses de poder y lujo, con programas que llaman de bienestar social.
Seguiremos denunciando los comportamientos injustos y opresores, vengan de donde vengan. Los anuncios y discursos políticos son con frecuencia vergonzosa ideología partidista, tanto en África como en los otros continentes.
Al mismo tiempo es fundamental que sigamos comprometidos en promover un Desarrollo Sostenible: en tecnología y en valores humanos, donde todos podamos vivir con dignidad y solidaridad.