Las elecciones legislativas que se llevaron a cabo en Madagascar estuvieron marcadas por un extendido ambiente de apatía y baja participación ciudadana. Según la red de observadores electorales Safidy, la afluencia de votantes a mediodía se estimó en un 22,7 %, cifra ligeramente inferior al 23,7% registrado a la misma hora en las legislativas de 2019. Durante gran parte del día, los colegios electorales permanecieron casi vacíos y aunque la situación mejoró ligeramente hacia el final de la jornada, con la participación alcanzando entre un 30 % y un 40 % en algunos centros de votación, el ambiente general fue desalentador.
Los observadores en el terreno sugirieron que la tasa de participación final podría ser similar o incluso inferior a la de las elecciones legislativas y presidenciales anteriores. Este desinterés generalizado de los votantes puede atribuirse a varios factores, tales como la falta de compromiso y claridad en las propuestas políticas o la confusión sobre el verdadero rol de los diputados. A menudo, los legisladores son percibidos como incumplidores de sus promesas y distantes de sus circunscripciones, lo que desmotiva a la población. Además, la campaña electoral se centró más en demostraciones de fuerza popular que en debates de ideas, lo cual no incentivó a los votantes a participar. La desconfianza hacia las instituciones electorales, alimentada por los debates políticos y las sospechas sobre la transparencia del proceso, también jugó un papel desmotivador.
Autor: Garry Fabrice Ranaivoson
Fuente: L’Express de Madagascar
[Traducción y edición, Bruno Rodríguez]
[CIDAD-UCM]
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