Ayer víctima, hoy opresor: cómo los fondos de ayuda alientan de guerra en el Congo

14/04/2009 | Opinión

Esta noche, un silencio caerá sobre el estadio nacional en Kigali, ya que, uno por uno, un mar de velas se enciende para conmemorar la pérdida de 800.000 vidas en el genocidio de Ruanda. Una pantalla se llenará con los rostros de la actriz Sandra Bullock, hasta David Cameron, el líder conservador británico, que hablara de las velas que iluminan a víctimas y supervivientes en Ruanda. Todo lo presidirá Paul Kagame, el presidente de Ruanda, libertador a su propio estilo y querido por los donantes occidentales de ayuda, quienes acarrearon miles de millones a la pequeña nación ante la sensación de culpabilidad por la inacción exterior para detener la matanza.

Pero 15 años después, a Sr. Kagame se le juzga más como autor que como víctima, con la revelación del papel de Ruanda en la matanza y el saqueo en el Congo oriental; una guerra que se ha cobrado la vida de cinco veces mas personas que los genocidios en Ruanda y Darfur juntos. Entonces, ¿por qué los contribuyentes británicos aún lo apoyan?

Desde el genocidio, Ruanda se ha basado en una ayuda exterior que supone la mitad de su presupuesto nacional. Gran Bretaña es su mayor donante, habiéndose comprometido a un desembolso de al menos 46 millones de libras por año hasta el 2015. Los Estados Unidos están cerca en relación a las contribuciones directas al presupuesto de Ruanda, una forma de ayuda “privilegiada” y reservada para aquellos países que la Unión Europea ha demostrado su transparencia y buen gobierno.

En diciembre Suecia y los Países Bajos revocaron abruptamente la ayuda a Ruanda después de las revelaciones sobre su intromisión en el Congo – y no sólo como castigo sino también en respuesta a la afirmación de que sin la ayuda extranjera Ruanda no podría haber financiado sus mortales, pero altamente rentables operaciones a través de la frontera.

Ruanda invadió el Congo oriental originalmente en 1996 en búsqueda de los autores del genocidio, de hutus que huyeron de allí para evadir la justicia. Uganda fue también, en búsqueda de sus propios rebeldes. Timothy Reid, un alto funcionario de las Naciones Unidas de mantenimiento de la paz en Ruanda y el Congo, calcula que, incluso teniendo en cuenta los beneficios del pillaje de la riqueza mineral congoleña por Ruanda, la guerra hubiese producido unos 100 millones de dólares (70 millones de libras) en números rojos, algo que no ocurrió debido al colchón de la ayuda extranjera.

Después de que Ruanda se retirase oficialmente del Congo, la guerra continuo por poderes, dándole apoyo a los rebeldes tutsis encabezado por el General Laurent Nkunda. Ruanda siempre negó este apoyo, hasta diciembre, cuando los resultados de un informe de investigación de las Naciones Unidas demostraron los vínculos fuera de toda duda. Las fuerzas de Nkunda marcharon a las puertas de Goma, asesinando a cientos, en compañía de soldados con uniforme de Ruanda y con fuego de cobertura de los tanques de Ruanda a través de la frontera. Soldados ruandeses forzaron el reclutamiento de niños – un crimen de guerra que termino con Thomas Lubanga, un señor de la guerra congoleña, en el banquillo de los acusados de La Haya, como el primer acusado de la Corte Penal Internacional permanente.

La investigación puso al descubierto los e-mails entre los hombres del General Nkunda y un estrecho colaborador del Sr. Kagame, Tribert Rujugiro, detallando la transferencia de fondos a los generales. Señor Rujugiro es miembro del mismo grupo que Tony Blair de asesores presidencial de Ruanda. El señor Rujugiro esta en Londres en espera de la extradición a Suráfrica por cargos de evasión fiscal. Él apareció en un anterior informe de las Naciones Unidas como un gran especulador en el saqueo ilegal de minerales por parte de las fuerzas ruandesas en el Congo. Ese mismo informe detalla la naturaleza altamente sistemática del saqueo militar de Ruanda, en comparación con el saqueo mucho menos estructurado de Uganda.

Diplomáticos occidentales describieron a The Times el efecto eléctrico que supuso el informe de la ONU sobre el régimen de Kagame y el peligro que representaba sobre el flujo de la ayuda. Los comandantes militares, en particular, se dice que se preocuparon ante la posibilidad de perder sus lazos militares con Gran Bretaña, donde decenas de oficiales ruandeses han pasado por Sandhurst. Su formación les ha hecho favoritos para las altamente lucrativas misiones de la ONU de mantenimiento de la paz en lugares como Darfur, donde las tropas occidentales son reacias a ir.

«Ellos conocen las reglas del juego y se tuvieron que distanciar de Nkunda o correrían el riesgo de perder la ayuda y el apoyo occidental”, dijo un alto diplomático.

Los Países Bajos y Suecia cortaron su ayuda a Ruanda de inmediato. La respuesta de Kigali fue un acuerdo con el Gobierno del Congo: se neutralizaba al General Nkunda si Kinshasa le permitía ayudar a neutralizar a los genocidas hutus en el Congo – mientras Nkunda nunca difunda sus secretos. Él fue detenido, según fuentes diplomáticas, pero no huyó del Congo, como se informó de manera generalizada, sino que el jefe del personal del ejercito de Ruanda le tendió una trampa, llamándolo a una reunión urgente en una casa en Rubavu, muy cerca de la frontera con Ruanda.

Dos meses más tarde, aun no ha sido entregado al Congo, como se esperaba. El hombre que lo reemplazó como líder rebelde, Bosco Ntaganda, ya ha sido acusado por la Corte Penal Internacional y el General Nkunda también está en el punto de mira. Ruanda, no ha firmado el reconocimiento de la Corte Penal Internacional, como lo ha hecho el Congo. «Lo último que desearía Ruanda es que Nkunda derramase los frijoles en La Haya», declaró otro diplomático.

Algo parecido a eso aun puede suceder. Lubanga, en el juicio de La Haya, se espera que se defienda alegando que él estaba cumpliendo órdenes desde arriba, y desde fuera del Congo. Uganda, también un gran beneficiario de la ayuda del mundo de habla inglesa, esta aun más implicada, pero también contará con la ayuda de Ruanda. Uganda ha sido llamada para dar pruebas en la Corte Internacional de Justicia, por su saqueo en el Congo oriental y ha sido inculpada por ello con determinadas reparaciones. Ruanda, que no ha firmado el reconocimiento de la Corte Internacional de Justicia, no tiene cargos.

¿Retorcieron los británicos el brazo del Sr. Kagame para que abandonase a Nkunda? Funcionarios británicos no lo admiten en privado. Ellos reconocen que el líder ruandés tenía motivos para preocuparse pero no hubo una amenaza explícita de poner fin a las ayudas. Enojados funcionarios de la Naciones Unidas han contrastado la posición británica en la ayuda al desarrollo a Zimbabue – la negativa a ceder hasta que los matones de Robert Mugabe se retirasen de la oficina económica – y su generosidad hacia otro régimen tan recientemente involucrado en la muerte de millones de personas. «Es un clásico síndrome de culpabilidad», dijo uno. «El abandono de Occidente de la agonica Ruanda ha provocado su indulgencia en una de sus peores comportamientos».

Pero ¿este comportamiento ha terminado ya? Muchos se muestran escépticos. La guerra por países interpuestos en el Congo ha sido enormemente rentable – para individuos, no para el presupuesto nacional, bien amortiguado por la ayuda extranjera. La contabilidad de Ruanda muestra que se exportan toneladas de minerales que ellos no producen -Pero que se extraen febrilmente de las minas a través de la frontera, en el Congo.

El precio de estos minerales ha caído en los últimos meses, dejando a muchos mineros congoleños indigentes. Con la ayuda en situación de riesgo, el balance ya no parece tan atractivo. Mientras tanto, con la prueba de que Ruanda tiene su propia cuota en el saqueo de los señores de la guerra, incluso los aliados mas próximos a Kagame han vuelto a examinar de nuevo las acusaciones francesas y españolas contra el líder ruandés, por el derribo del avión del antiguo presidente, que precipitó el genocidio, como algo más que conjeturas rencorosas.

Un respetuoso silencio descenderá en Kigali esta noche. Así es como debería ser. A través de la frontera, en el Congo, la matanza continúa. Las tropas ruandesas llegaron allí para eliminar a los rebeldes hutus, pero los rebeldes han golpeado de nuevo, masacrando a cientos de civiles. El sufrimiento en el este del Congo, no es una conmemoración. Y no habrá velas para sus cinco millones de muertos.

Catherine Philp, Corresponsal Diplomática.

Artículo publicado en Times on Line, el 7 de abril de 2009. (Conmemoración del aniversario del genocidio de Ruanda).

Traducido por José Lucas, del comité de solidaridad con África negra, UMOYA.

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