Lázaro Bustince (Fundación Sur): «África necesita menos limosnas, y más respeto y comercio justo»
«África necesita menos limosnas, y más respeto y comercio justo». Lo afirma Lázaro Bustince Sola, director de la Fundación Sur, el centro de información y documentación sobre África de los Misioneros de África (Padres Blancos). Bustince, navarro de Izco y con cerca de dos décadas de experiencia misionera en Uganda, indica que, pese a la covid-19, el año 2020 ha dejado algunas noticias buenas y esperanzadoras para el continente. ECCLESIA ha acudido a su mirada experimentada y experta para hacer un balance de los avances habidos en el año que hoy termina y de los retos que se presentan en el que viene.
Padre Bustince, ¿qué le sugiere este 2020 desde una óptica africana?
Tras estudiar los Informes de la fundación Bo Ibrahim, de la ONU, de la Unión Africana y de otras instituciones, los aspectos más relevantes para mí tienen que ver con las elecciones y la democracia, la juventud, la urbanización y el desarrollo de la tecnología y los medios de comunicación.
La situación de gobernanza ha mejorado considerablemente, y así hoy más de la mitad de la población vive y respeta las decisiones tomadas en democracia. Países como Botsuana, Burkina Faso, Costa de Marfil, Tanzania, Malawi, etc., no solamente han celebrado elecciones, sino que exigen democracia en la vida política y económica.
Los que conocemos y hemos vivido en África sabemos que la juventud es el mayor potencial de este continente. La media de edad es de unos 20 años y la juventud representa más de la mitad de su población. Los expertos consideran que en África vivirán casi mil millones de jóvenes en 2050.
La urbanización es también una realidad que se está imponiendo. La tasa de quienes viven en una ciudad se ha ido incrementando constantemente a lo largo de las tres últimas décadas, y observamos que es más veloz que en otras regiones del mundo. Se estima que, para el año 2030, más de la mitad de la población africana estará viviendo en áreas urbanas. Y la tecnología y los medios digitales siguen transformado la comunicación, la educación, los servicios de salud y el desarrollo en todo el continente.
¿Hay datos que confirmen el progreso?
En 2020 África ha progresado en varios campos. Por ejemplo, en la celebración de elecciones pacíficas, seguridad y respeto de los derechos humanos, junto con un crecimiento económico. Buenos ejemplos de progreso son: Botsuana, Ghana, Angola, Cabo Verde, Sudáfrica, Nigeria, Etiopía, Ruanda, Uganda, Tanzania, Zambia, Sudán, etc.
El continente es la mayor zona de libre comercio del mundo, con un mercado de 1.200 millones de personas. En doce años ha duplicado su producto interior bruto, si bien el crecimiento de un 4 % previsto para este año sigue lejos del 7% que sería necesario para duplicar el ingreso medio en una década.
La considerable desaceleración de la actividad económica a causa de la Covid-19 va a provocar pérdidas en la producción de por lo menos 115.000 millones de dólares en 2020, debidas en parte a la disminución del consumo interno y de las inversiones producto de las medidas de control para detener la propagación del virus. Esta situación también podría empujar a la pobreza extrema a 40 millones de personas, eliminando al menos cinco años de avances en la lucha contra la pobreza.
¿Y cuáles son los retos que se presentan de cara a 2021?
Varios informes revelan que el nivel actual de desempleo de la mayoría de países no cuenta con los estándares requeridos para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de erradicar la pobreza extrema para 2030.
La covid-19, a pesar de haber sido bien contenida en África, ha afectado, como digo, al desarrollo: economía, servicios de salud, educación, etc. Y nos tememos que en 2021 el terrorismo, los conflictos, el cierre de fronteras y los refugiados continúen presentes en países como Somalia, Libia, Etiopía, República Democrática del Congo, República Centroafricana, Malí, Burkina, Nigeria, Mozambique, etc.
Muchas personas se preguntan por qué Occidente vende tantas armas a los países africanos y por qué instala tantas bases militares en Libia, Yibuti, Malí, y en otros países. Occidente está dando muy mal ejemplo en el trato a inmigrantes y refugiados, en el tráfico de armas, y en el saqueo de los recursos africanos. La cleptocracia está muy presente también en África. Las Constituciones no son respetadas en algunos países y, aunque hablan de democracia, sus presidentes son en la práctica presidentes vitalicios: Kagame, Museveni…
¿Cuáles son los procesos regeneradores generadores de esperanza?
Los movimientos de jóvenes y de mujeres están transformando África. Sus jóvenes son cada día más educados y participativos, como en Sudán, Burkina, R.D. del Congo, Ghana, Tanzania, Uganda, Ruanda, Camerún, etc. Los crecientes movimientos de jóvenes, que ya existen en 37 países africanos, siguen jugando con valentía un papel fundamental en la defensa de la buena gobernanza y de una economía más participativa. Músicos como Bobi Wine en Uganda y Haacaaluu Hundeessaa en Etiopía, por ejemplo, están pagando un alto precio por su valentía.
La creciente participación de las mujeres africanas, como Aisha Yesufu en Nigeria, en la vida política, económica, cultural y social de casi todos los países africanos, constituye una participación fundamental, y está consiguiendo increíbles logros en Costa de Marfil, Sudáfrica, Angola, Zimbabue, Tanzania, Kenia, Uganda, Ruanda, Etiopía y Burkina. Los héroes y heroínas procedentes de África son innumerables en todos los ámbitos de la ciencia (Julienne Anoko), de la salud (Tedros Adhanom), la economía, la música, la educación, y la transformación de conflictos en procesos de paz.
África puede y debe ser autosuficiente, y un actor muy importante a nivel mundial. Para ello necesita más respeto y comercio justo, y menos limosnas. La colaboración justa entre Occidente y África es hoy indispensable para promover una mayor cooperación comercial y una solidaridad más real. Observamos un excesivo saqueo de recursos africanos y un insuficiente intercambio comercial que sea justo.
África es el futuro en muchos aspectos: por la juventud y educación de su población, por la abundancia de recursos naturales y minerales, por su sabiduría ancestral en vida democrática y en el cuidado de los demás, y por el respeto por la naturaleza.
¿Y cómo ha visto la vida de la Iglesia en África en este año?
La joven y vibrante Iglesia africana se ha convertido, junto con la de América
Latina, en el verdadero pulmón de la Iglesia universal. La fortaleza de las comunidades cristianas africanas es evidente: sus mártires, sus catequistas laicos-as, sus abundantes vocaciones religiosas, sus alegres celebraciones comunitarias de la fe, su cuidado de los demás, su juventud, su integración de la fe en todos los momentos del día, su valentía en confesar la fe, y su acogida de otros creyentes.
La Iglesia africana vive una primavera extraordinaria, y toda la responsabilidad está ya en manos de sus propios hijos e hijas. Las congregaciones misioneras, originarias de otros continentes, son siempre bienvenidas, en espíritu de colaboración y fraternidad. La Iglesia africana es misionera y universal, en su misma naturaleza. Es la esperanza más notable y gozosa de toda la Iglesia universal. Sus desafíos son similares a los de la Iglesia universal: el apego al poder, a la gloria del mundo y a las riquezas.
El Papa Francisco nos recuerda con su palabra y ejemplo de vida que la cercanía a los pobres y descartados es nuestra identidad, y pide una Iglesia pobre en espíritu de servicio y cuidado de los demás y de la misma naturaleza. En este ámbito debemos crecer siempre, aunque parece que aprendemos despacio.
Cuando el obispo de la diócesis de Moroto, entre los karimojon de Uganda, visitó nuestra nueva parroquia, preguntó: «¿Qué es lo que más os llama la atención en estos misioneros?». Y ellos respondieron: «Ajokis» («La Bondad»).
