Pizarras limpias de tiza
en mis ojos, y hay
una canción fante que se me ha quedado pegada
sin un lugar a donde ir, la costumbre
de estar siempre soñando en estar
en cinco lugares a la vez, y de
tener aquello que no tengo. Cada
confín alrededor de mi cuerpo
se disuelve en una bruma de luces como
sucede sobre la colina que está detrás
de la granja de mi abuelo. ¿Ves?
Mi abuelo no tiene
granja, y yo no tengo
abuelo.
El domingo por la mañana, camino al salón de belleza
y trato de recordar los números de las casas y
sus correspondientes colores-
No sé nada acerca de este lugar,
pero si lo miro bien y sonrío a los
vecinos, apuesto a que esto podría ser el cielo.
Mis pies acarician el pavimento y
cuento el número de adoquines
que prometen llevarme hasta
mí.
Yo,
que no puedo recordar
qué es lo que he perdido
Mi iglesia-en todas sus formas,
el blanco Jesús, la brujería postcolonial-
se derrumba a mis pies,
.
Todo es demasiado agotador para rezar.
.
.
.
Debbie Frempong
Debbie Frempong es una estudiante ghanesa de religión y política en la desconcertante metrópolis de Boston. Disfruta leyendo, escribiendo y cocinando todos los platos con demasiada pimienta. @franticcurls http://franticcurls.tumblr.com/
Publicado previamente en inglés en Brittle Paper.