Si un episodio representa la compleja y surrealista crueldad social de Sudáfrica es el caso Pistorius que ya está listo para sentencia. Los...
Muñoz Abad, Rafael
Doctor en Marina Civil.
Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.
El barco de Napoleón…, por Rafael Muñoz Abad
De líneas antiguas en una era donde la dictadura del contenedor todo lo acapara quizás sea la última superviviente de una estirpe que ya se...
Los pordioseros, por Rafael Muñoz Abad
Si el sino de os retornados de la descolonización lusa fue un lúgubre pasillo del extrarradio lisboeta y el de los que “bajaron” en busca de los...
Naas Botha, el Di Stefano afrikáner, por Rafael Muñoz Abad
Siendo de los que creen que esperar al fallecimiento para recordar a alguien es un ejercicio de ventajismo, me adelanto a la jugada y les presento a...
Un capricho de turistas raros, por Rafael Muñoz Abad
Cuando tienes la carretera en las venas y coleccionas gasolineras alcanzas un estadio en el que los contratiempos se disuelven bajo la indiferencia...
El envite del moro, por Rafael Muñoz Abad
“No incluiremos productos procedentes de territorios saharauis en el tratado de libre comercio con Marruecos pues se trata de una zona pendiente de...
¿ Somos responsables? , por Rafael Muñoz Abad
Si calificamos a nuestros dirigentes de irresponsables y ellos emanan de nosotros, tengo el firme convencimiento que reflejan la sociedad en la que...
Las freganchinas rollizas., por Rafael Muñoz Abad
La vida es como la mecánica monzónica. Reversible. Estadísticamente es muy posible que recojas lo que siembres. El monzón es el responsable de que...
Una cubana, un bóer y congrí, por Rafael Muñoz Abad
Ver y callar. Menuda sabiduría encerraba aquel metro y medio justo. Discreta y humilde, Mari era una chacha enviada por mi madre para dar atajo al...
¿Vuelven los cayucos?, por Rafael Muñoz Abad
A una hora escasa de Canarias volando hacia naciente no tenemos ni idea de lo que sucede y la cuestión es si realmente nos interesa o no. El corsé...
Tócala otra vez legionario, por Rafael Muñoz Abad
Quien me conoce sabe que soy euroescéptico convencido. La Union europea me parece un lupanar donde la moral es la ramera estrella de la carta. Un...
Vuelo SA204, por Rafael Muñoz Abad
Khayelitsha es un arrabal en las afueras de Ciudad del Cabo donde se apiñan casi medio millón de sudafricanos negros y un blanco que allí decidió...
La matraquilla libia, por Rafael Muñoz Abad
Hace poco comentábamos la reticencia de algunos estados europeos a verse involucrados en las a la par electoral y onetariamente costosas aventuras...
De Zimbabwe a Arona, por Rafael Muñoz Abad
Cuando el viejo león británico recibe un revolcón gusta de aplicar una buena dosis de flema british y mirar para otro lado con objeto de emborronar...
La querida del viejo, por Rafael Muñoz Abad
Lo mejor de no tener muy claro para quien trabajas es que el dinero joven te vuelve lo suficientemente amnésico como para mirar hacia otro lado y...