La representación diplomática de Argelia en el extranjero se enfrenta a menudo a críticas provenientes de asociaciones de argelinos que tienen problemas que se supone que los embajadores deben resolver.
Un argelino que vive en Suráfrica ha puesto una queja que dice que un diplomático marroquí lo ha amenazado con asesinarle. Este no es el primer caso, varios ciudadanos argelinos han remitido quejas similares a la oficina del embajador, pero todavía no han obtenido ninguna respuesta.
Estos casos han hecho saltar a la palestra la cuestión sobre el rol de las representaciones diplomáticas en el extranjero, en términos de protección de los ciudadanos de su país. De hecho, algunas asociaciones a cargo de la defensa de los derechos de los argelinos argumentan que las representaciones diplomáticas de Argelia han fracasado en cuanto a la resolución de los problemas a los que se enfrentan sus ciudadanos en el exterior.
El caso de la amenaza de asesinato a Maalem Mohamed Nacer, el presidente de la Asociación Voz de Argelia, con sede en Suráfrica, es un claro ejemplo de la “indiferencia” de los representantes diplomáticos, según la víctima.
M. M. Nacer ha mostrado su apoyo a la causa saharaui ante el nuevo presidente de Suráfrica, Jacob Zuma. Según él, el embajador de Argelia en Suráfrica se ha negado a recibirle, aunque un empresario agregado de la embajada de Marruecos, haya amenazado con matarle.
Varios argelinos en el extranjero han sufrido este tipo de “indiferencia” de los representantes diplomáticos de Argelia en el extranjero, a pesar de haber sido injustamente encarcelados por acusaciones falsas de terrorismo, o incluso torturados o asesinados. Un activista argelino que vive en España ha declarado a El Khabar que varias embajadas de Argelia en Europa han estado eludiendo su responsabilidad ante la necesidad de ayuda de sus conciudadanos, aunque su estancia en el país sea legal.
Sin embargo, otro activista argelino que reside en Gran Bretaña, ha asumido que las embajadas de Argelia en el extranjero no pueden realizar ningún movimiento sin obtener antes la luz verde del ministerio de Exteriores, en Argelia, que decide si las cosas merecen una intervención o no. Además señaló burlonamente que el rol de las embajadas de Argelia es el de meras oficinas de correos: registran casos, pero no intervienen ni los resuelven.
(El Khabar, Argelia, 15-06-09)