El Ministerio de Medioambiente, Silvicultura y Turismo de Namibia anunció el pasado lunes que el número de rinocerontes abatidos por caza furtiva desde enero ha llegado a los 28. Romeo Muyunda, el portavoz ministerial, anunció que 19 de ellos fueron cazados en el Parque Nacional de Etosha.
Etosha es un símbolo del mantenimiento y la protección del rinoceronte africano. Además de servir como reserva para la protección del rinoceronte y otras especies en peligro de extinción, supone un importante reclamo turístico para el país. Ante tal situación, las autoridades de Namibia han aumentado la alarma anticaza furtiva. Casi medio millar de rinocerontes fueron cazados furtivamente en 2022 tan sólo en Sudáfrica. Ese mismo año, Namibia sufrió 87 víctimas de cazas furtivas, siendo la mayoría rinocerontes, lo que suponía duplicar la cifra del año anterior, 45 en 2021. El ritmo actual de caza parece indicar que este año se podría llegar a niveles similares o incluso superar dichas cifras. Namibia y Sudáfrica son los países con mayor cantidad de rinocerontes del mundo y los países donde se centran los esfuerzos de conservación.
Se estima que la población del rinoceronte blanco actual es de 16.000 ejemplares. La cifra se sitúa en torno a los 6.500 para el rinoceronte negro, repartidos por África Central. El problema parece considerarse estructural y ha puesto a trabajar al Ministerio y las autoridades del parque en evaluar la situación y el alcance del problema. Del mismo modo, las granjas y terrenos privados han sido víctimas de la caza furtiva: se han detectado por lo menos 4 rinocerontes blancos, especie cercana al peligro de extinción, muertos en dichos terrenos. Sin embargo, pese al aumento de casos, el número total ha bajado significativamente en los últimos 10 años; los datos de 2014 a 2017 sumaban más de 1.500 rinocerontes cazados furtivamente al año, incluyendo los animales de Namibia y Sudáfrica, así como los asiáticos. La población de rinocerontes en el continente ha disminuido un 59 % en total.
Autor: Puyeipawa Nakashole
Fuente: The Namibian
[Traducción y edición, Gonzalo Querol]
[CIDAF-UCM]