Charles Atangana (1880-1943), destacado líder de Camerún, representa una faceta poco conocida de la historia de África: la colaboración de una parte de los africanos con los europeos en los tiempos de la colonización. Sus buenas relaciones con los sacerdotes europeos y su lealtad a la administración colonial le aseguraron puestos relevantes en el gobierno colonial. Fue nombrado jefe supremo de los pueblos Ewondo y Bane y su lealtad inquebrantable al Imperio Alemán hizo que acompañara a los derrotados alemanes fuera de Camerún en plena Primera Guerra Mundial. Refugiado y protegido en la Guinea Española viajó a varias veces a Europa donde se convirtió en un personaje bastante conocido.
Atangana nació en Mvolyé, pequeño pueblo en lo que hoy es Yaundé, Camerún. Su nombre original era Ntsama Atangana. Llegó a ser el jefe supremo de los Ewondo y Bane. Hay que tenerpresente que a todos los bantúes de Camerún se les engloba dentro de los beti. El grupo étnico delos bantú o fang comprenden los beti (al que pertenecen los bulu, ewondo,… y constituyen cerca de l25% de la población y habitan las provincias del Centro, Suroeste, Litoral, Sur y Sureste de Camerún). Undécimo de doce hijos nacidos de Essomba Atanga poco se sabe de su infancia salvo que aprendió las actividades propias de su etnia: pescar, cazar e imbuirse de la sabiduría popular.
Los alemanes iban adentrándose en Camerún y algunos exploradores llegaron cerca de su pueblo en 1887 en busca de una ruta directa al comercio de marfil en las sabanas del norte de Camerún. A pesar de la resistencia inicial de los Ewondo los alemanes se establecieron en el territorio y empezaron a nombrar caciques locales para someter a la población asi como reclutar jóvenes africanos para realizar tareas domésticas. Atangana estaba entre éstos últimos.
Los Ewondo fueron favorecidos por el régimen colonial alemán y el comandante alemán
Hans Dominik (comandante en jefe de las fuerzas alemanas en Yaundé) envió algunos nativos a la misión que unos religiosos alemanes (los Padres Palotinos), tenían en Kribi, en la costa. Atangana entró en contacto con la cultura europea y gracias a su inteligencia vivaz aprendió alemán, matemáticas, geografía e historia. El padre que lo asistía, Padre Heinrich Vieter, quedó tan sorprendido por los avances e interés del joven Atangana que lo convirtió al catolicismo. Lo bautizóbajo el nombre cristiano de Karl. No todos los grupos étnicos de Camerún recibieron con tantoalborozo a los colonizadores pues miembros de la etnia Bulu, invadieron Kribi, saquearon la escuelay la iglesia en 1899. Atangana se refugió en Duala junto a los misioneros hasta que las Schutztroppen (fuerzas de protección) alemanas derrotaron a los rebeldes. Llegó a ser un devoto
cristiano y puso en cuestión costumbres tradicionales africanas. En 1900 Atangana ejerció su primer cargo en la administración colonial y empezó a trabajar para los alemanes. El comandante en jefe alemán en Victoria, (actual Limbé), le nombró intérprete y, pasados unos meses, destinado a Buea. En este tiempo, Atangana se casó con una mujer llamada Mekumba con la cual tuvo dos hijos: Jean Ndengue y Katerina.
Las autoridades alemanas fueron, poco a poco, confiando en el joven Atangana conscientes de su potencial para guardar el orden colonial en el complejo puzzle étnico-cultural de Camerún. El gobierno colonial lo nombró en 1902 recaudador de impuestos, junto a funciones de intérprete y secretario. Su primera misión: elegir unos 300 jefes de aldea para recaudar impuestos a la población. Hans Dominik no prescindía de los servicios de Atangana y le acompañó en, al menos, quince patrullas administrativas y misiones diplomáticas en el territorio camerunés. Estas expediciones sirvieron para extender el dominio alemán y construir estaciones y bases en Bafia, Abong-Mbang, Mouloudou, Ngaounderé, Garona y Maroua. Llegó a tanto la colaboración de Atangana con los alemanes y su grado de implicación en las tareas coloniales que Atangana cenaba
en la misma tienda que Dominik pese a la segregación racial que aplicaban los alemanes en sus colonias.
Dominik murió en 1910 y Atangana regresó a Yaundé. A pesar de la desaparición de su
principal valedor Atangana estrechó aún más, si cabe, sus vínculos con los alemanes hasta el punto de viajar a Alemania en 1911 a completar su formación. Tradujo al alemán el folklore oral y la historia de los Ewondo. Estudió ingeniería y estuvo en el Instituto Colonial perteneciente a la Universidad de Hamburgo. A pesar de no contar con un pasado colonial como otros países y llegar tarde al reparto de África, los alemanes crearon instituciones para formar a sus funcionarios en el gobierno colonial y mejor administrar sus posesiones de ultramar.
Atangana había conseguido tal posición de poder y prestigio en Camerún que llegó a
reunirse con el mismísimo káiser Guillermo II de Alemania y con el Papa Pío X en Roma.
Guillermo II visitó el Kolonialinstitut y Atangana comentó esta visita de la siguiente manera: “Haber visto al Emperador me llena de alegría como la tierra se alegra por el sol después de una tormenta. Se puso de pie delante de mí como un milagro, sólo que no sentía miedo ante él, como muchos otros lo hicieron. En realidad, el Emperador se me apareció como un ser justo y amable, y tiene que ser un buen hombre.“ Una declaración más que halagadora del colonizado frente al representante supremo colonizador. Una anécdota inusual en plena época del imperialismo. Esto es un hecho insólito que en pleno apogeo del imperialismo y la colonización de África, que altos
mandatarios recibieran a un súbdito de sus colonias en calidad de jefe. A pesar de la propaganda aliada denunciando la supuesta incapacidad y brutalidad de los alemanes con los africanos; ni británicos ni franceses llegaron a recibir a ningún africano en sus metrópolis a estudiar o formarse en aquella época.
En 1914 Atangana regresó a Camerún y los alemanes estaban más que satisfechos con él pues comprobaron la ventaja de unir en un liderazgo único a varios grupos étnicos
(Oberhäuptlinge). Atangana ocupó este cargo y tenía una buena baza para ocuparlo. Atangana era un ferviente admirador de la cultura europea y un total adicto a la causa alemana. Empezó a emular las costumbres y vestimentas europeas, e incluso, con cierta megalomanía se hizo construir un palacio en Yaundé de estilo germánico. En el climax del colaboracionismo africano con elcolonizador europeo llegó a escribir lo siguiente: “Para atreverse a acercarse a los alemanes, es necesario abandonar los rasgos que les desagradan, para convertirse en su amigo y luego ser valorado por ellos”. Atangana se convirtió en el principal conducto de información desde y hacia los alemanes.
El gobierno colonial alemán contaba con Atangana su más firme apoyo en Camerún y fiel
colaborador. Aunque el rey de los pamúes defendía a sus súbditos africanos frente a los europeos en casos aislados a la hora de la verdad mostraba su apoyo a los alemanes en momentos de crisis. Quizás el mejor ejemplo en el cual se mostró su verdadera lealtad fue en el caso de la ejecución de Martin Paul Samba. Este líder de la etnia Bulu fue, en un principio, un colaborador con los alemanes y formado por ellos como Atangana. Con el tiempo la admiración se convirtió en odio y preparó, junto a otros jefes del sur de Camerún un levantamiento contra los alemanes. En vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial, Samba empezó a acumular armas y municiones en su casa y, tras un expeditivo juicio militar, declarado culpable y fusilado. Atangana fue totalmente indiferente a su condena y mostró total adhesión al gobierno alemán en contra de la planeada revuelta. Esta postura no se puede comprender sin el latente conflicto étnico entre los Bulu (Samba), temerosos del dominio de los Ewondo (Atangana). Además, Atangana, no iba a tolerar un liderazgo alternativo al suyo. El único enlace de los cameruneses con los alemanes era él.
En el verano de 1914 la guerra estallaba en Europa pero pronto se extendió a los dominios coloniales. El Camerún alemán estaba rodeado por las colonias de los países enemigos de Alemania: el Congo belga, el Congo francés y la Nigeria británica. La resistencia alemana en su colonia de Camerún era solo cuestión de tiempo puesto que poseía inferioridad numérica y de material ante los ejércitos aliados. A pesar de prolongar la campaña africana lo máximo para distraer fuerzas enemigas de otros frentes de batalla el comandante en jefe de las tropas alemanas en Camerún, Carl Zimmermann, decidió internarse en el territorio neutral de la Guinea Española para escapar de la persecución aliada. No sólo los soldados alemanes se acogieron a la neutralidad española sino que les acompañaron civiles alemanes, soldados nativos (askaris), sirvientes, criados, … una enorme masa humana que era preciso alimentar y alojar en el pequeño territorio de Río
Muni ante las desbordadas autoridades españolas.
Atangana decidió seguir la estela de los alemanes derrotados en Camerún y se internó con llos en la Guinea española. No tardaron en producirse conflictos entre los fang cameruneses y los guineanos. Algunos miles de refugiados fang fueron devueltos inmediatamente a Camerún, a pesar del miedo a represalias por parte de los aliados, para aliviar la presión humanitaria en Guinea. El gobierno español decidió trasladar a todos los alemanes a la Península hasta que finalizase la guerra mientras que sus tropas africanas se quedaron en la isla de Fernando Poo ubicados en tres campamentos establecidos a las afueras de la capital colonial, Santa Isabel. Atangana, junto algunos sirvientes y consejeros, fueron alojados en la ciudad y recibieron el tratamiento de huéspedes del
gobierno español. No fue hasta finalizar la guerra cuando Atangana y algunos de sus allegados decidieron viajar a España para agradecer personalmente al rey Alfonso XIII las atenciones que les había brindado en los difíciles momentos de la guerra. Fue el 22 de septiembre de 1919 cuando Atangana (ya conocido como rey de los pamúes), desembarcó en Cádiz junto a su heredero, que la prensa española bautizó como Juan Ndenge. La presencia del monarca africano y su séquito no pasó desapercibida para los principales periódicos españoles ocupando comentarios y alusiones. El diario monárquico “ABC”, en su edición del 27/09/1919 junto a una foto de Atangana con sus colaboradores, titula: “Un monarca negro en España”. Y al terminar su estancia en España el mismo periódico, al regreso de Atangana a África en 1920, resumía su visita de la siguiente manera: “El rey de los pamúes embarca con su séquito a Fernando Poo en el vapor San Carlos en el puerto de Cádiz. Se marchan muy satisfechos de su visita a España y muy agradecidos por las atenciones que se les han otorgado”. La revista “Nuevo Mundo”, el 10/10/1919 realizó una extensa entrevista a Atangana en su estancia española en Madrid y constituye el mejor testimonio escrito para conocer
las opiniones y personalidad de Atangana. La entrevista refleja, también, los estereotipos y prejuicios de la época ante los africanos poco acostumbrados, como estaban, los españoles ante este tipo de visitas. Basta un ejemplo en la descripción un tanto burda que realiza del rey Atangana:
“Gigante de ébano, que aún conserva en su brillante piel broncínea los arabescos del tatuaje como un signo de su realeza africana.” Ya con una nota indisimulada de racismo cultural, pasa el periodista a describir a su hijo: “El hijo, el príncipe Juan Ndenge, heredero de la Corona, es más frágil: de facciones más finas y movimientos menos bruscos, como si la civilización, que hizo que su piel permaneciera libre de la marca bárbara del tatuaje, le hubiese refinado, estilizando su figura…”.
El texto hace un breve recorrido por la biografía de Atangana y destaca su gran cultura y amplia formación: doctor en varias universidades alemanas y políglota (habla inglés, francés, alemán, italiano y varios dialectos de Camerún). Aparte de su agradecimiento personal al rey de España, Atangana tenía otro motivo para ver a Alfonso XIII: pedirle que intercediese con los aliados en la conferencia de paz de Versalles para que Camerún volviese al dominio alemán. Creo que es un de los pocos casos declarados en el cual el colonizado reclama abiertamente la dominación del colonizador. Incluso los británicos organizaron una votación en el territorio de Camerún administrado por ellos después de la guerra con el fin de que los nativos declarasen si querían ser súbditos alemanes o ingleses. La gran mayoría de la población votó en contra de los ingleses y a favor de los alemanes. El historiador estadounidense Harry R. Rudin, en su estancia en Camerún en
los años ’30 para investigar la colonización alemana en ese territorio, escribió la siguiente reflexión basada en su trabajo de campo: “ Allí donde fuí, escuché a los nativos alabar la excelente administración alemana. El comentario más repetido sobre los alemanes decía que eran muy estrictos, a veces ásperos, pero siempre justos.” El sentir de Atangana no era una excepción en su tiempo ni en su pueblo aunque el tenía, también, motivos personales para apoyar la vuelta de los alemanes: su poder y esencia de ser se la debía por entero a ellos.
Después de esta visita a España Atangana regresó a Camerún, ahora convertido en un
Mandato de la Sociedad de Naciones, bajo supervisión de Francia. La nueva potencia ocupante no acababa de fiarse de Atangana debido a su lealtad y fidelidad hacia los alemanes. Sin embargo, Atangana mostró su entusiasmo y el mismo ardor en colaborar con los franceses y recuperar su puesto jerárquico de jefe supremo. La vida de Atangana fue larga y plagada de acontecimientos. En estas líneas sólo nos hemos acercado a una parte de su vida, creemos, que la más interesante. Como conclusión observamos que la vida de Atangana representa los esfuerzos por occidentalizar la vida,
instituciones y costumbres de los africanos. El nunca abogó por la resistencia (armada o pacífica) contra las potencias europeas, prefiriendo abrazar la civilización y la tecnología europea como medio de desarrollo de los intereses africanos. Hay que tener en cuenta que esta política colaboracionista con los europeos iba paralela a su poder como jefe principal y a su enriquecimiento personal. Después de su muerte, su figura fue olvidada. No será hasta la independencia de Camerún cuando los cameruneses han redescubierto la historia de este rey africano que fue antes conocido en Europa que en su propia tierra.