Así ven Áfricas nuestros informadores nació con la pretensión de crear una virtual mesa de debate con unos ponentes muy bien definidos: Los informadores de África con los que cuenta la sociedad española. En concreto, el papel que hemos jugado los dos autores ha sido el de moderadores de dicho foro, reconduciendo estas conversaciones por aquellos puntos que nos interesaba tratar.
A priori, pusimos sobre la mesa una serie de cuestiones relativas a la información africana en España, tales como: ¿Hasta qué punto es cierta la afirmación de que en España se informa poco sobre África?, ¿cuál ha sido la evolución informativa al respecto en nuestro país?, ¿es la situación española comparable a la de otros Estados?, ¿cómo se podría solucionar esta escasez informativa?, ¿qué dificultades existen a la hora de informar?, ¿qué hay de cierto en la manida frase “África no vende”?, ¿está el lector interesado en África?, ¿quién impone la agenda africana?, ¿cómo mantenerse informado sobre los avatares africanos?…
A este primer bloque de cuestiones “mediáticas” se le une un segundo, dirigido a los aspectos más personales de cada informador en su relación con África: ¿Cómo nació su interés por África?, ¿cuáles fueron sus primeros pasos al respecto?, ¿qué es lo que más le interesa del continente?, ¿qué imagen intenta transmitir?, ¿cuál es su objetivo?, ¿cómo suplir los prejuicios existentes?, ¿cómo define África?, ¿qué le evoca?…
Por último, un tercer apartado iba referido a la situación africana vista a través de las libretas, cámaras y objetivos de estos informadores. En este caso, el guión trató matices como los siguientes: ¿Por qué situación atraviesa el continente?, ¿a qué factor(es) podemos achacarlo?, ¿qué le depara el futuro a los africanos?, ¿qué papel juega y jugará China?, ¿y la mujer?…
Con la presente investigación no hemos pretendido dar una respuesta conclusiva a cada uno de los anteriores interrogantes, sino reflejar la enriquecedora variedad y multiplicidad de sus posibles enfoques. Consideramos (y esa ha sido nuestra pretensión) que la mera puesta en marcha de dicho debate es ya un elemento positivo. No se trata entonces de presentar axiomas o soluciones mágicas, sino precisamente de suscitar y provocar en el posible lector el replanteamiento de estas cuestiones para, en la medida de lo posible, introducir el debate africano en la agenda pública.