Artículos de fondo sobre la «Primavera árabe» II

27/06/2011 | AfroIslam

Entrevista a Benjamin Stora

Por Renaud Rochebrune

JEUNE AFRIQUE 14-06-11

Benjamin Stora: “Asistimos al nacimiento del individuo árabe”

El historiador y especialista del Magreb Benjamin Stora, judío de origen argelino, publica un libro de conversaciones alrededor del tema “primavera árabe”. Un terremoto radical que el autor juzga irreversible y que traduce la voluntad de los ciudadanos de querer apropiarse su propio destino.

J.A.: Si tuviéramos que resumir en pocas palabras lo que está pasando en el mundo árabe…

B.S.: Se diría que es como la manifestación de una aspiración formidable de libertad. El hecho de no callarse más, de padecer, de aceptar siempre lo real, de tener una estrategia de discursos complicados para evitar de ser reprimido… todo esto, es decir el miedo, se acabó ya.

J.A.: Por lo tanto, y ante todo, ¿estamos asistiendo a una vuelta a lo real?

B.S.: Esta vuelta a lo real es lo que más me impresiona, y también lo que más me gusta hoy. Se quiere pensar por sí mismo, libremente, independientemente de los poderes, de los Estados. Y también fuera del cuadro de las ideologías que han llegado de fuera y que han sido impuestos desde fuera y que han sido impuestos a los pueblos desde hace mucho tiempo.

J.A.: En la mente de la gente, ¿Se trata de revoluciones ligadas a una situación objetiva que se ha vuelto insoportable o más bien una especie de revolución subjetiva?

B.S.: Seguramente es una combinación de las dos cosas. Pero se puede decir que en el mundo árabe asistimos al nacimiento del individuo, que puede existir independientemente de la tradición, de la familia, del Estado. Incluso la práctica religiosa masiva de hoy se podría interpretar de la siguiente manera: como la expresión, desde ahora, de una creencia personal, individual, y no como el simple respeto de la tradición comunitaria. Este fenómeno, de hecho, se podía observar des hace bastante tiempo. Por ejemplo, cuando uno observa el caso de los “harraga” (=los que huyen; argelinos que dejan su país en pateras), todos dicen lo mismo: no salimos como embajadores, en nombre de la familia, del barrio, del pueblo como se emigraba antes. No se van por la comunidad sino que en su nombre propio.

J.A. : Si le phénomène était ainsi prévisible, avec des signes avant-coureurs, pourquoi avons-nous tous été tellement surpris par ce qui vient de se passer??

B.S. : C’est classique, les exemples abondent dans l’histoire. On a beau accumuler tous les indices, on ne peut prédire ce qui va se passer. Dès 2000, un chercheur, Philippe Fargues, avait décrit dans son livre Générations arabes. L’alchimie du nombre tous les facteurs démographiques – la diminution de la taille des familles en particulier – qui expliquent l’évolution qu’on constate aujourd’hui. La « modernisation » de la société apparaissait à la fois comme la cause et la conséquence de l’effondrement démographique qu’on constatait dans le monde musulman au Maghreb et au Moyen-Orient, de Rabat à Téhéran, avec pour seule exception, en raison de sa situation très particulière, Gaza.
Un phénomène qui était sans doute aussi lié à une appréhension du futur?: on fait moins d’enfants quand on discerne mal l’avenir. D’autant que le recul des idéologies messianiques – du nationalisme à l’islamisme –, qui ont un rôle rassurant, ne pouvait que renforcer cette incertitude et la peur de l’inconnu.

Parmi les indices, en plus des harraga ou de la démographie, il y avait encore l’abstention aux élections, de plus en plus massive à l’évidence malgré les chiffres officiels proclamés. Mais les discours de nombreux intellectuels occidentaux qui parlaient d’une spécificité des sociétés arabes peu enclines à bouger, ou du risque islamiste si les dictatures disparaissaient – légitimant ainsi la répression –, n’aidaient pas à se faire entendre quand on soutenait autre chose. Contrairement à l’idée reçue, il y avait bien des interlocuteurs possibles pour ceux qui voulaient encourager une évolution ou un changement des régimes.

J.A.: Entre los elementos objetivos, ¿cuáles, además de las dictaduras evidentemente insoportables, son las más determinantes?

B.S.: Se puede citar, evidentemente, la caída del muro de Berlín y el final de la URSS. Luego, la guerra civil argelina y la barbarie que le acompañó, que sirvieron como contra-modelo, podríamos decir. Todo esto, preparaba un cambio de la Historia,

J.A.: ¿Porqué todo ha empezado en Túnez, que se decía casi apática, en vez de en otros lugares?

B.S.: Podemos encontrar numerosas razones de fondo para explicarlo. La estructura interna de la sociedad tunecina durante la colonización no había padecido mucho dersde el punto de vista antropológico, religioso, social. La historia del nacionalismo tunecino, a pesar de los afrontamientos, ha podido continuar sin una verdadera ruptura, con puntos de anclaje y polos de influencia muy fuertes como el partido Neo-Destour desde el punto de vista político o la UGTT (Unión General Tunecina del Trabajo) del lado sindical. El potencial de las élites no estaba tocado. Y así seguirá casi intacto, a pesar de las vicisitudes, hasta nuestros días.

También, y es importante, Túnez era el país más alfabetizado de la región e incluso de todo el mundo árabe. Es el país donde la mujer tiene más derechos desde Burguiba. También, y para muchos esto podría ser un signo de apatía, no era más que la marca de de una sociedad que se construía sin conocer una verdadera ruptura. Y ahí precisamente donde se encontraban los ingredientes que podían conducir a la explosión.

Ya que es en el seno de esta sociedad muy educada, que había conservado sus élites, que ha aparecido un clan familiar mafioso, inculto, en una palabra muy alejada de lo que es el país. Un clan que se apoyará en una tradición policial, en contrapunto total con la historia de Túnez. Se puede hablar por lo tanto de una especie de revolución cultural, destinada a suprimir este abismo insoportable entre la sociedad y el poder político.

Lo cual no quiere decir, evidentemente, que no ha habido un resorte social, con el interior del país abandonado y la costa turística mimada por el régimen.

J.A.: En Túnez, como en otros países, ¿la palabra revolución es la más adecuada para hablar de la situación reciente o en curso?

B.S.: Personalmente, estoy a favor de la utilización de esta palabra. Comprendo a los que dicen que una verdadera revolución implica un proyecto de sociedad radicalmente diferente. El simple hecho de salir de una sociedad donde había miedo de hablar y de vivir para ir hacia una sociedad la libertad se expresa, esto se ajusta a un proceso revolucionario. Es un proceso de toma de la riendas de su propio destino, sobre el que, pienso yo, no se volverá para atrás. Lo que está pasando está en relación, vuelvo a decir, a algo muy profundo, que redefine a la vez la relación de los individuos a la sociedad y todo el lazo a la nación.

Después del fin del colonialismo, había una visión simple del Estado y de la nación: el Estado protege y construye las fronteras de la nación. Atacar al Estado, era dividir la nación y ponerla en peligro. Hoy, es lo contrario, la sociedad puede reconstruir el Estado, y establecerse en garante de la bandera. Está claro que esto necesitará tiempo.

Y esto va obligarles a hacerse preguntas sobre toda una serie de sujetos que eran hasta entonces más o menos dejados de lado, como el estatuto de la mujer, el de las minorías o la relación con Occidente.

J.A.: En Argelia, pasan muchas cosas y nada determinante por el momento, parece ser…

B.S.: Argelia va al mismo tiempo por delante y por detrás. Por delante, porque los argelinos pueden tener la impresión de asistir a un remake de lo que han vivido en estos veinte últimos años, entre 1988 y 1990, con la efervescencia democrática. Pero la historia no es una serie de remakes; la historia se hace avanzando. Y si los argelinos no ven lo que está pasando en otros sitios, corren el riesgo de encontrarse por detrás. Porque si han obtenido avances a nivel de la sociedad civil, como la libertad de la prensa, el régimen y su modo de funcionamiento han quedado intactos, como antes. El peso del pasado, y en particular del la guerra civil, está ahí, ya que no facilita un cambio radical.

J.A.: ¿Y, Marruecos?

B.S.: Existe allí un rechazo del absolutismo que es también profundo. Mucho más cuando sabemos que está ligado a la estructura social del país. La cuestión del paso a la monarquía constitucional va a quedar planteada, y no podrán dejarla de lado. Cuando este problema ni se planteaba hasta hace muy poco tiempo.

J.A.: Y en Túnez, ¿cómo ve Ud. la evolución de la situación?

B.S.: La elección de la Constituyente va a ser un momento muy importante. Sobre todo, pero no solamente, para evaluar la fuerza de los islamistas y de otros movimientos. Pero todavía está en gestación, y es difícil ver claro. Lo que está ya adquirido, es que estamos en una situación caracterizada por la pluralidad. Y es fundamental. Los tunecinos serán una vez más los pioneros con las elecciones enteramente libres. La cuestión es fundamental.

J.A.: ¿Egipto?

B.S.: El problema que se plantea es: la mutación de todos los partidos existentes y la del ejército. Habiendose transformado en partido, los Hermanos musulmanes, en particular, van a cambiar de estatuto. Se acabó de mirarles como si fuera una simple hermandad, un movimiento asociativo, para convertirse en un partido político entre otros, que se verá obligado a pronunciarse sobre todo tipo de cuestiones. Esto cambia mucho.

Aunque no sea el primer partido del país, ya no podrán decir que hablan en nombre de toda la nación. Veremos también el nacimiento de otros partidos y la vuelta de antiguos partidos con formas nuevas.

En fin, está el problema del ejército: se puede uno imaginar que cambiarán de papel que jugarán; que tengan un lugar menos central después de haberse visto obligados de adaptarse a la nueva situación.

J.A.: Todo esto, ¿cómo podría tener un efecto sobre el problema palestino?

B.S.: No hay razones para que cuestión de la democracia política se plantee también ahí? Particularmente para los países occidentales implicados. No se puede por un lado saludar el acontecimiento de la democracia en el mundo árabe y desinteresarse cuando esto toca a la cuestión palestina. Esto va a contribuir a la creación del Estado palestino.

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