Apoyo al M23: La ONU acusa a Kigali, Kinshasa se calla

30/05/2012 | Opinión

El acuerdo firmado recientemente en Kigali entre Ruanda y la RDC no ha disipado las sospechas que pesaban sobre el régimen de Kagame, sospechas relativas al eventual apoyo ruandés a los rebeldes del M23. En un último informe, la ONU afirma tener pruebas irrefutables de la implicación de Kigali en cuanto acontece actualmente en el Kivi. Por el momento, en la capital congoleña las bocas están calladas.

Desde la guerra de “liberación” de 1996-1997, el “padrino” Kigali se siente en situación de poder gestionar la RDC, hasta el punto de inmiscuirse a la vista de todos en los asuntos internos congoleños. Se considera con el derecho a intervenir cuando sea necesario, arguyendo que desde el genocidio de 1994 las FDLR están instaladas permanentemente en suelo congoleño. Se puede constatar que hasta ahora, todos los acuerdos firmados entre los dos países son favorables a Ruanda, entre ellos el concluido el 19 de mayo en Kigali.

Este nuevo acuerdo, como los precedentes, se basa fundamentalmente en la persecución de las FDLR, algo que para Kinshasa no es urgente, teniendo en cuenta la rebelión del Movimiento del 23 de marzo (M23). Pero, contra toda expectativa, Kinshasa ha cedido ante Ruanda, aceptando plenamente que el objetivo sea la neutralización de los hutu ruandeses. La experiencia del pasado nos ilustra que el acercamiento entre los dos países no ha sido nunca sincero. Kigali arrastra siempre a Kinshasa hacia su terreno e intereses.

Un informe de la ONU, clasificado como confidencial, acaba de revelar el peligroso juego de Ruanda, país al que presenta como el principal responsable del clima de inseguridad en esta parte de la RDC. Este informe llega a la misma conclusión que el informe Mapping sobre el pillaje de los recursos naturales congoleños. La ONU dice poseer pruebas que demuestran que la rebelión de los antiguos miembros del CNDP, M23, que se están enfrentando al ejército regular de la RDC (FARDC) es apoyada por Ruanda. A partir de los interrogatorios realizados a desertores del M23 en Goma, se constata que el aprovisionamiento en armas e incluso en hombres proviene de Ruanda. Si se cree a la BBC, que se ha hecho con una copia del informe, se ha interrogado a 11 combatientes que han desertado. AFP señala que se ha interrogado a 15 amotinados que se han entregado, entre ellos a 7 ruandeses, que han ofrecido testimonio sobre “los refuerzos” provenientes de Ruanda. “Ya lo decíamos mucho antes: Ruanda los apoya con municiones, armas pesadas e incluso tropas”, ha declarado a AFP un coronel de las FARDC. “El M23 no podía resistir durante todos estos días sin el apoyo de Ruanda”.

Reacciones tibias

El portavoz del M23, teniente-coronel Vianney Kazarama, ha rechazado cualquier “apoyo” ruandés a su movimiento. “Si Ruanda nos hubiera ayudado, hoy habríamos llegado mucho más lejos, ya que tiene un ejército organizado y fuerte. Nosotros aguantamos justamente en Rutshuru”. Ruanda tampoco ha tardado en reaccionar ante las acusaciones de la ONU por medio de su ministra de exteriores: “En la reciente historia de esta región, la ONU no ha jugado un papel positivo”.

Kinshasa ha minimizado las revelaciones de la ONU. El portavoz del gobierno ha defendido con claridad a Kigali: “No hay que excluir que estemos frente a una provocación de gentes que desean perturbar todavía más la situación provocando problemas entre nosotros y Ruanda. Está en curso una verificación, pero a priori no tenemos ningún elemento que pueda confirmar semejantes acusaciones”.

Ahora bien. El Primer Ministro Matata Ponyo ha afirmado ante los diputados congoleños que «no hay rebelión que aguante si no recibe el apoyo de la población y si no tiene una base repliegue en un territorio vecino”. Sin decirlo con claridad, Matata Ponyo está convencido de la existencia de una mano invisible que estaría al mando de las operaciones de desestabilización del este de la RDC. ¿Sería Ruanda el país que está detrás? De cualquier modo, es la prueba de que Kinshasa es consciente de la implicación de Ruanda en cuanto sucede en el este de la RDC. Pero como están totalmente comprometidos, algunas personalidades congoleñas dejan que Kigali prosiga con sus acciones criminales en RDC, fingiendo ser fieles a Kinshasa. El silencio de Kinshasa da que pensar en complicidades internas. No se entiende si no que sigan “protegiendo” a Kigali en el momento en que todas las hipótesis corroboran la culpabilidad de Ruanda en el drama permanente del este de la RDC.

(De Le Potentiel 29/05/2012)

Resumen y traducción de Ramón Arozarena.

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