Antonio Picazo es viajero, periodista y escritor. Colaborador habitual de las principales revistas de viajes. Nació en Albacete. Sus grandes ganas de conocer nuevas geografías le han llevado por medio mundo. Sus andanzas por América se recogen en el libro “Un viaje lleno de mundos”, las de Asia en “Viaje a las fuentes del sol” y el más reciente “Latidos de África” en donde Antonio toma el pulso al continente negro. Describe varias experiencias, un robo en Johannesburgo, una caminata con un bosquimano por el desierto del Kalahari o la presencia en la fiesta del Gerowol en Níger donde se reúnen los bororos para celebrar la danza de los gestos.
La primera vez que Antonio Picazo visitó África, a principios de la década de 1980, estuvo por Senegal, Malí y Sierra Leona. Se dijo que nunca más volvería a poner los pies en ningún país africano pero, tiempo después, decidió regresar y ahora siente el continente como un gran corazón. Ha vivido las mayores aventuras, ha descubierto los orígenes africanos de la humanidad y, además, hace cuatro años se casó con una mujer tanzana con la que ha tenido mellizos. Es de la etnia Sukuma y la conoció cerca del lago Victoria cuando realizaba un periplo por la costa suahili.
En “Latidos de África” Antonio se mueve por cinco países: Sudáfrica, Botswana, Etiopía, Mozambique y Níger. En la portada aparecen unas niñas muy vistosas con gafas de colores, fotografiadas por Antonio cuando participaban en un rito de iniciación de la etnia Yao al norte de Mozambique, junto al lago Niassa.
La narración comienza en una calle desierta del centro urbano de Johannesburgo una tarde de domingo. Dos cuadrillas de bandidos les asaltan a plena luz del día. Tirones, forcejeos y un gran susto. Con una furgoneta alquilada se va hacia el desierto del Kalahari. A partir de ahí Antonio confiesa: “voy a llevar a cabo el viaje de más y mayor aventura que jamás haya hecho”. Duermen en hoteles precarios, escuelas o garitos que les recomienda la policía. También en casas abandonadas o a la intemperie, en rastrojeras espinosas, en eriales cubiertos de excrementos de animales. Donde hay posibilidad de ello, hacen acopio de gasolina y agua. Posteriormente se iría rastreando con un bosquimano por el Kalahari.
Antonio Picazo relata dos estancias en Etiopía. La primera para ver el esqueleto de Lucy en el Museo Arqueológico Nacional. Aprovechó para llegar a lugares que estaban lejos de cualquier sitio. Visitó parque nacionales, estuvo con los konso que cultivan sorgo y veneran a los reptiles; con los oromo, pastores arcaicos, cazadores y recolectores. Amanecía escuchando los cánticos de las niñas que iban con bidones a por agua, se mezclaba con las gentes de los mercados o en una concentración de ganaderos nómadas galeb.
Doce años después vuelve de nuevo a Etiopía, esta vez con el propósito de asistir a las celebraciones de la Epifanía en las iglesias de Lalibela. En aquella ocasión, Antonio forma parte de un pequeño grupo de viajeros pertenecientes a la tertulia de viajes que fundó hace más de dos décadas en Madrid. Un día a la semana se reúnen para hablar de viajes y proyectar rutas.
De esta manera prosiguen acumulándose las sensaciones africanas que dejan una profunda huella en su corazón. Un continente en el que Antonio Picazo asegura que “se producen los crepúsculos con los mejores y más bellos cielos del mundo y se nota y siente el milagro diario de la vida”.
Le entrevisto a Antonio Picazo esta noche del 18 de diciembre de 2011, en el programa de Radio Euskadi “Levando Anclas” de 10 a 12 de la noche.
“Latidos de África. Viaje por los corazones de un continente” lo edita Desnivel.
Original en El Blog de Roge