AÑO DE ELECCIONES EN ESPAÑA, EUROPA Y ÁFRICA

21/12/2015 | Editorial

Este año de 2015 ha estado marcado por muchas elecciones, tanto en España, como en otros países, particularmente del continente africano.

Uno de los aspectos relevantes de todas estas elecciones, ha sido la gran diferencia de madurez humana y social, en estos procesos democráticos.

Un ejemplo extraordinario de elecciones realmente democráticas, participativas, buscando el bien común del país, inclusivas, valientes, justas y pacíficas, ha sido el comportamiento del pueblo entero de Burkina Faso.

A pesar de la muy tensa situación social que se vivía en Burkina faso antes de las elecciones por los intentos de golpes de estado, la sociedad de este país africano, sin intervenciones de fuera y liderada especialmente por las mujeres y los jóvenes, ha mostrado al mundo, el camino a conseguir: respeto de la voluntad del pueblo, y promover pacíficamente el bien de la sociedad entera.

También hemos celebrado el proceso electoral pacífico y básicamente democrático en otros países como en: Tanzania, Kenia, Nigeria, Mali, etc.
Al mismo tiempo, constatamos como los dictadores intentan imponerse en otros países como: Guinea Ecuatorial, Zimbabue, Ruanda, Uganda, RD del Congo, Burundi, Sudan, etc.

La violencia y la agresividad, verbal o física, también han marcado el comportamiento de demasiados lideres políticos, militares y sociales, así como de muchos medios de comunicación. La situación es más grave todavía, cando se intenta justificar públicamente los insultos y toda agresividad y violencia.

Otro síntoma de pobreza humana y social entre gran parte de líderes políticos está siendo la búsqueda despiadada del poder y de los recursos, para el bien particular o del partido, mostrando así que el Bien Común no es su prioridad real, aunque hablen mucho de bienestar social.

Más que nuevos gobiernos o partidos, lo que África, Europa y el mundo necesitan es una nueva calidad de política, de líderes más íntegros y de un nuevo sistema económico que sea menos capitalista y más humano y justo, como afirma el Papa Francisco.

Existen diferentes niveles de radicalización, desde la agresividad verbal hasta la actividad militar, como la de los grupos yihadistas, pasando por diferentes grados de fundamentalismo.

Resulta también sorprendente el constatar cómo en las democracias europeas, muchos líderes sociales y políticos apuestan por un estado laico para evitar posibles fundamentalismos religiosos, pero caen al mismo tiempo en actitudes y comportamientos muy rígidos y fundamentalistas, de carácter ideológico y ético.

La dimensión más olvidada o ausente en la mayoría de los procesos democráticos, es la falta de principios o de valores universales, como referencia.

Los valores humanos, como: dignidad de la persona, respeto, honradez, responsabilidad, solidaridad, etc. o los valores sociales, como: acogida, dialogo, justicia social, trabajo, bien común, paz, etc. y los valores espirituales, como fe, esperanza, compasión, etc. parecen contar con muy escaso significado y relevancia, a la hora de tomar decisiones y de gobernar.

No puede existir desarrollo integral, justicia y paz social, sin una justicia ecológica y sin una justicia con compasión a nivel personal. Cuando falla la integridad humana a nivel personal, resultará imposible construir una sociedad justa y solidaria.

ÁFRICA FUNDACIÓN SUR desea a todos nuestros lectores, amistades y colaboradores, unas Felices Navidades y un Nuevo Año 2016, lleno de Bondad, Justicia y Paz.

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