Andrea Chédid, poetisa egipcia se nos fue…, por Antonio Molina

9/06/2011 | Bitácora africana

Nacida en El Cairo en 1920 en el seno de una familia libanesa, Andrea falleció el pasado 9 de febrero, a los 90 años de edad, dejándonos una obra luminosa.

“Yo he vivido ya bastante”, escribía en uno de sus últimos poemas.
“Yo escucho a los pájaros, / ellos me consuelan, / pero ellos también fueron creados / para morir.”

BIOBREVE

Su familia libanesa cristiana se instaló en Egipto a finales del siglo XIX.

Andrea se educó en árabe, inglés y francés. Contrajo matrimonio con Antonio CHEDID, recién licenciado en Medicina. En plena II Guerra Mundial se trasladan a Beirut, capital del Líbano, era el año 1940. Mientras su marido ejerce su profesión y se especializa. Ella “mariposea” entre la danza, el teatro y el dibujo.

Una cosa es evidente: Andrea tiene alma de artista. En su libro de recuerdos nos confidencia:”Creo que fue en el Líbano, cuna de mis antepasados y crisol de culturas, donde nació mi vocación de escritora.”

SU PRIMERA OBRA

Su primera colección de poemas la escribe en inglés. Su primer libro fue publicado en El Cairo, bajo el seudónimo de A. Lake. Este “apellido” evoca el lago y sus profundidades. Desde luego, desde el comienzo sus versos son profundos, como ciertos lagos.

VIDA PARISINA

Andrea amaba las grandes ciudades, por eso poco después de terminar la guerra se trasladaba con su marido a París en 1946. Ella revindicaba su derecho a la soledad del anonimato de la gran metrópoli y a la pereza, que no es “no hacer nada”, sino trabajar a ritmo humano, como la Naturaleza, que hace germinar las semillas y crecer las plantas y los árboles.

Andrea defendía con ahínco su libertad creadora y rechazaba apasionadamente “cualquier ideología que impusiera una manera definitiva de ver y de actuar.” Nada de totalitarismos, de dictaduras y dogmatismos.

Ella escribe:”Cuando la existencia nos pone una trampa, la escritura nos conecta con esta libertad interior que nos habita.”

Este amor a la libertad, se lo transmite como madre a sus hijos: Luís, el mayor, es cantor y su nieto, Mateo es músico. Para ellos escribió algunas letras de sus canciones.

EL ESTILO DE ANDREA

La poetisa quedó arcada por la guerra del Líbano, en sus poemas compara el hecho de escribir a la trama de “EL OTRO” (L’Autre):”Un campesino anciano busca a un joven que vio desaparecer bajo la tierra. La novela se desenvuelve alrededor de este enfrentamiento.” Andrea afirma que es como el fenómeno de la escritura: “Es un mundote escombros, de cascajos, de ideas, de sentimientos, todo confuso, el escritor va integrando esos materiales, los pone en orden y va surgiendo la vida: la Obra. Eso es la creación literaria o artística.”


LA MUERTE SIEMPRE PRESENTE

En el corazón de su obra, tan profundamente humana y humanista, la MUERTE aparece en el centro de su obra. En “El sexto día” publicado en 1960, Om Hassan lucha encarnizadamente para salvar a su nieto del cólera.

En “El Otro” escrita en 1969, después de un terremoto, describe la locura colectiva consecuencia del seísmo. Sus novelas están impregnadas por esta “verdad primordial”, “misteriosa e inabarcable”, que prolonga la vida más allá de la muerte. Andrea decía que escribía “desde un lugar indefinido y por tanto central…fruto de un ansia, de un deseo, de una sed de infinito…

SU LIBRO TESTAMENTO

En 2006, Andrea sufre de Alzeimer, pero en sus momentos de lucidez, continúa escribiendo, recuerda su vida, sus amores, su tierra oriental, sus valores y sus pasiones. Todas esas notas fueron reunidas en forma de libro en 2010, editado por Flammarion en París.


CONCLUSIÓN

Terminaré este homenaje citando sus palabras: “He sufrido por causa de mi enfermedad. Me sentía próxima de la Muerte, en la que yo no creo…Desechada esa idea, con todas mis fuerzas me obstinaba en no encontrarme con de quien desconfiaba tanto. Yo desfallecía…Me sentía sucumbir…” Su libro se titula: “L’Etoffe de l’Univers” . En otro poema dedica varias estrofas a la Gan Segadora, tan familiarizada estaba con la muerte como liberación definitiva.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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