El Mali, ¿cómplice de Aqmi ?
04/12/2011
Un alto responsable francés se declara muy enfadado contra el Mali, que acusa principalmente de complicidad con las células de Aqmi.
“Estamos muy enfadados contra los malienses, confía un alto responsable francés. Que se trate de células de El Qaida en el Magreb islámico (Aqmi) que operan en el extremo norte del Mali, o de sus relaciones conlos tuaregs, o todavía de la cocaína latino-americana que encaminan para Europa, ya no es solo pasividad, es complicidad. Disponemos de pruebas irrefutables”.
Secuestro
Dos franceses han sido secuestrados en el norte de Mali esta mañana. Si cremos a este hombre familiarizado en las cuestiones saharo-sahelianos, jefes de la seguridad malienses sacan provecho de esta situción complaciente y de los tráficos que ello genera.
“Aqmi, prosigue, es más fuerte hoy en día que cuando se lanzó el plan Sahel en 2008, dispositivo antiterrorista contra el que París ha prodigado enormes inversiones”. Por el contrario, este experto reconoce los esfuerzos del nuevo presidente del Niger, Mahamadu Isufu.
Mali: Los tuaregs lanzan un ultimatum a Aqmi
03/11/2011
Por Boris Thiolay
De vuelta de Libia, combatientes tuaregs armados con armamento pesado amenazan de erradicar los terroristas del norte del país. Pero también dejan planear el riesgo de reactivar la rebelión tuareg contra el poder central de Bamako.
La tensión está subiendo en la región saharo-saheliana. Grupos de combatientes tuaregs malienses que sirvieron en el ejército del coronel Gadafi están dispuestos a luchar contra los terroristas del Qaida en el Magreb islámico (Aqmi).
“Estas tropas, que han vuelto de Libia recientemente, han lanzado un ultimátum al Aqmi dándoles la orden de salir del Norte del Mali”, afirma a L’Express un diputado tuareg de la región. “Parece ser que los islamistas han tomado la advertencia en serio, porque efectivamente han dejado una base, la de Adrar Tigharghar, un macizo montañoso desértico, a unos 120 km de la frontera argelina”, prosigue. Estos combatientes han detenido igualmente traficantes de droga, que cooperan ocasionalmente con Aqmi.
Desde la caída de Gadafi, en el mes de octubre, varios centenares de militares malienses, que servían desde hace años bajo uniforme libio, han vuelto a su región de origen. Con armas pesadas y equipo. Estas tropas entrenadas, que cuentan entre ellos con antiguos miembros de la rebelión tuareg de los años 1999 contra el poder central de Bamako, poseen misiles antiaereos, camiones lanza-roquetas BM 21 Grad, ametralladoras del calibre 12,7 mm y decenas de vehículos todo-terreno, reconoce una fuente del gobierno.
¿Rebelión reactivada?
Esta afluencia de hombres en armas tiene el riesgo de desestabilizar todavía más el Norte de Mali, región desértica, más grande (650 000 km cuadrados) que Francia, árida, poco poblada y dejada de lado en los programas de desarrollo. Inmensidad difícilmente controlable, donde se han enquistado los terroristas de Aqmi.
Ciertos observadores locales temen por otra parte que franja ultra de estos militares tuaregs vayan a retomar un movimiento de rebelión contra las autoridades de Bamako, al mismo tiempo que echen simultáneamente a los hombres de Aqmi de “su” territorio.
Por su parte, el gobierno maliense trata de comprar las armas que circulan, para evitar que se dispersen en la naturaleza, es decir, que no se vuelvan contra ellos. Al mismo tiempo, notables del norte – diputados, jefes de tribu – intentan evitar que la situación degenere. Según una fuente tuareg, los combatientes han vuelto a pintar sus vehículos con los colores del Movimiento de liberación de l’Azawad (la región en los confines norte y oeste del Mali), el antiguo movimiento rebelde. “Pensemos lo que pensemos de las reivindicaciones de los combatientes tuaregs que han vuelto recientemente, la explosión de una nueva rebelión podría costar la vida a mucha gente y desbastar más si cabe nuestra región desheredada”, explica un notable local.
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