Por Mehdi Bensliman
DNA-Algérie 21/09/2011
Los diplomáticos franceses sueltan la lengua
“País patético”, “bloque monolítico”, “doscientas cabezas” que hacen la lluvia y el buen tiempo, “pueblo muerto que no tiene ningún resorte”… Estos propósitos no se refieren a Somália, Zimbabue o a cualquier otro país desecho de África sino más bien a la Argelia de Buteflika y vienen nada menos que de los diplomáticos curtidos reunidos en París en la Conferencia de Embajadores de Francia los días 31 de agosto, 1 y 2 de setiembre.
“Un país más rico que nunca” pero un “pueblo desgraciado”
Evidentemente, estas constataciones se alejan del discurso comedido, que tienen públicamente los diplomáticos franceses sobre Argelia.
Pero “off the record”, los dirigentes franceses, de derecha como de izquierda, poseen una visión muy crítica hacia el poder argelino, desesperan de la situación económica y temen que los responsables no sean capaces de dominar una eventual explosión que amenaza al país.
Estas opiniones recuerdan extrañamente el análisis hecho en febrero 2008 por el embajador US en Argel, Robert S. Ford. En un cable clasificado secreto, el diplomático, hoy en puesto en Siria, describía Argelia como un “país más rico que nunca”, pero, “a la deriva”, que los argelinos son un “pueblo desdichado”, donde los servicios de inteligencia son “paranoicos”.
Túnez, un país que “funciona”
Si los diplomáticos franceses se muestran pesimistas hacia Argelia, sus análisis de la situación en Túnez, y en un grado menor en Marruecos, son netamente más positivos. En Túnez como en Egipto, escribe el periodista de ‘Valores actuales’, “el país funciona, la administración y las instituciones marchan”. ¿La amenaza islamista? No son una fuerza capaz de crear un tsunami en las elecciones del 23 de octubre. A penas el 25% del electorado.
Los islamistas forman un movimiento disperso y mezclado. No tienen un modelo político. «No quieren el poder”.
Mientras que el gobierno francés fue fuertemente incordiado en enero de 2011 poco después de la caída de Ben Ali, las relaciones entre París y Túnez se están normalizando. Y los negocios vuelven a funcionar.
El país beneficia de una ayuda de 350 millones de euros; el número de los visados acordados a los tunecinos ha subido a 90 000 y las inversiones directas de los franceses son del orden de 1300 millones de euros. Un clima, por lo tanto, favorable a las 1270 empresas francesas activas en Túnez.
¿Y Marruecos? “Si solo fuera una cuestión de Mohammed VI…”
El análisis de los diplomáticos sobre la situación en Marruecos es ligeramente más equilibrada. Como los demás países del Magreb, el reino no ha sido perdonado por la contestación social, que fue llevado a la calle por el Movimiento del 20 de febrero. En vez de ser hándicap para el Palacio, este movimiento ha sido más bien una carta.
Comentarios de los diplomáticos: “El rey ha encontrado con este movimiento el instrumento que le ha permitido barrer los obstáculos que le estovaban para aplicar las reformas prometidas desde hace años”.
La Constitución propuesta por Mohammed VI y adoptada por referéndum en julio 2011 es “buena” “pero los partidos no parecen estar dispuestos a entrar en el juego”.
El rey Mohammed VI querría acelerar los cambios, pero le frenan.
El ritmo del cambio no tiene garantías. Si esto no dependiera más que del rey, iría más lejos y más rápido.
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