EGIPTO: El viernes de ‘Los ojos de la revolución’
Manifestantes incendian varias sedes de los Hermanos Musulmanes en Egipto
Simpatizantes y detractores de Mursi chocan en las calles de Alejandría
Manifestantes incendian varias sedes de los Hermanos Musulmanes en Egipto
El presidente egipcio irritó ayer sobremanera a la fragmentada oposición
Critican la declaración constitucional del nuevo ‘faraón’, que le blinda
24/11/2012 por Francisco Carrión, AFP
La venerada Plaza Tahrir, ocupada durante los últimos meses por un aquelarre de barbudos, es hoy territorio de sus detractores. La declaración constitucional del presidente Mohamed Mursi, que blindó ayer su figura y un proceso de redacción de la Carta Magna dominado por los islamistas, ha puesto en pie de guerra a la fragmentada oposición egipcia, que regresa al ‘kilómetro cero’ de la revolución para denunciar la deriva autoritaria del sucesor de Hosni Mubarak.
Los manifestantes tomaron el céntrico cruce de caminos en un viernes bautizado como ‘Los ojos de la revolución’, en honor a las decenas de egipcios que perdieron parte de la vista en los duros enfrentamientos con la policía que se han sucedido desde el triunfo de la revolución en febrero de 2011.
Mientras, los partidarios de los Hermanos Musulmanes -la poderosa organización islamista a la que pertenece el ‘rais’– se reunían en los aledaños de uno de los palacios presidenciales en señal de apoyo al jefe del Estado. Las citas opuestas y paralelas mostraban la cruda polarización que vive el país más poblado del mundo árabe.
Según informa Afp, la oposición inició el viernes por la noche una sentada en la simbólica Plaza Tahrir para exigir a Mursi que se retracte de su decisión de acaparar más poder. «Todos las fuerzas políticas revolucionarias han acordado iniciar un plante este viernes», dijo un comunicado el líder opositor Sabbahi Hamdeen, candidato de la izquierda que quedó en tercer lugar en las elecciones presidenciales de junio, y que conminó a los ciudadanos a realizar una gran manifestación en próximo martes.
De repente, esa división se hizo palpable en forma de fuego. Varias sedes de los Hermanos Musulmanes fueron incendiadas al mediodía por los manifestantes, según la televisión pública egipcia. Las llamas hicieron mella en los locales de Libertad y Justicia, el partido de los Hermanos Musulmanes. Varias de estas sedes en Alejandría, la segunda ciudad del país y bastión de las formaciones islamistas, fueron atacadas por los manifestantes. Y han sido incendiadas otras tres sedes de su brazo político en Suez, Ismailiya y Port Said, al norte de El Cairo.
El causante del malestar ha sido el propio presidente, Mohamed Mursi, quien hoy, tras cumplir con el rezo en una mezquita de El Cairo, ha declarado: «Si Dios quiere seguiremos adelante y nadie se interpondrá en nuestro camino». «Cumplo mi deber de satisfacer a Dios y la nación y tomo las decisiones después de consultar con todos», ha asegurado antes de recalcar que la victoria «no llegará sin un plan claro». «Y eso es lo que yo tengo», ha agregado.
La polémica declaración
Mursi, elegido en junio en las primeras elecciones presidenciales de la historia egipcia, publicó ayer una declaración constitucional que convierte en «inapelables» todas las leyes y resoluciones tomadas desde su llegada al poder y hasta la entrada en vigor de la nueva Carta Magna y la elección del Parlamento. El documento considera extinguidas las demandas judiciales presentadas contra sus medidas y prohíbe la disolución de la Shura (Cámara Alta) y de la polémica Asamblea Constituyente, sobre cuya legalidad debe pronunciarse próximamente el Tribunal Constitucional.
El «golpe de Estado», como han calificado varios líderes opositores la resolución del presidente, amenaza con incendiar la azarosa y compleja mudanza democrática de Egipto. «Mursi usurpó hoy [por ayer] todos los poderes del Estado y se declaró el nuevo faraón», lamentó el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei en su cuenta de Twitter. El ex diplomático instó también a tomar la calle: «Trabajaremos juntos como egipcios hasta que consigamos los objetivos de la revolución».
El órdago de Mursi al poder judicial, que se completa con la destitución de un fiscal general que ya trató de despachar sin éxito el pasado mes, ha logrado en menos de 24 horas lo que hasta ahora era una quimera: unir a una atomizada y poco disciplinada oposición de liberales e izquierdistas. Junto a El Baradei, los ex candidatos presidenciales Amro Musa y Hamdin Sabahi llamaron a las movilizaciones en una rueda de prensa conjunta. Las formaciones convocantes denuncian que el presidente «ha robado al pueblo y las instituciones todos los derechos y poderes».
El anuncio presidencial también incluye la repetición de las investigaciones y procesos judiciales a los implicados en la muerte de manifestantes durante la revolución del 25 de enero y los episodios de una caótica y dolorosa transición política. Un guiño a los revolucionarios que han mostrado su ira contra un lento y a menudo escaso ajuste de cuentas con la dictadura.
‘Asalto contra el imperio de la ley’
Para la investigadora de Human Rights Watch Heba Morayef ,«Egipto necesita una reforma judicial y la Fiscalía General es un vestigio Mubarak, pero conceder al presidente el poder absoluto y la inmunidad no es la manera de hacerlo». El terremoto también ha tenido ya réplicas en el ámbito judicial, donde el poderoso Club de Jueces está dispuesto a detener el trabajo de los tribunales como represalia al «asalto contra el imperio de la ley y la independencia judicial».
El escenario elegido para las protestas, la simbólica Tahrir, asiste desde principios de semana a los choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad que han dejado un muerto y más de un centenar de heridos.
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