Mali : Un islam de discórdia
03/09/2012, por Jacques Delcroze, Le Monde diplomatique
El islam maliense es todo menos unificado. Reunidos en julio 2012, los responsables musulmanes del país querían mostrar su protesta contra la destrucción de los mausoleos de los santos, que empezaron el 30 de junio en Tombuctu. Pero su unanimidad de fachada esconde mal las profundas divisiones que atraviesan.
A los jefes tradicionales, que respetan un islam marabútico que riega desde hace siglos la religiosidad popular, se oponen las tendencias “modernistas”, sostenidas por las monarquías petroleras del Golfo. Para estos últimos, los morabitos y el culto de los santos son supersticiones que hay que erradicar.
La segunda tendencia encuentra un eco cada vez más favorable en Mali. Un conjunto de diferentes tendencias flirtea hoy con el wahabismo, cuya importación por jóvenes intelectuales que fueron para estudiar en el Próximo Oriente hacia finales del colonialismo; ahora bien, la doctrina que llegó de Arabia Saudí ha ganado en influencia desde hace 20años. El presidente del Alto Consejo islámico (HCIM), Mahmud Dicko, está muy cerca de ellos.
Decenas de asociaciones musulmanas han nacido con la primavera democrática, en marzo 1991. Una de las más populares tiene como responsable Usman Madani Haidara, que ha denunciado la “usurpación” del nombre de la organización, Ansar Dine (“Defensa del Islam”), por el grupo islamista que opera bajo este nombre en el Norte, al que califica de terrorista y de “satánico”. De inspiración sufí, Haidara, cuyos sermones son muy populares, preconiza la tolerancia. Sin embargo todos adhieren a la misma tendencia purificadora que se levanta contra la permisividad de la sociedad.
Si el HCIM, organismo consultativo creado en 2002, ha calificado la destrucción de los mausoleos de “actos de otra edad”, sin embargo ha jugado un papel determinante en los debates sobre el nuevo código de la familia, que se sitúa en retroceso en cuanto a los derechos de la mujer.