Algunas jóvenes tunecinas abrazan el islam radical, por Antonio Molina

5/03/2015 | Bitácora africana

Casi cuatro años después de que los acontecimientos de Túnez dieran inicio a la Primavera árabe, el atractivo del extremismo ha llegado virtualmente a cada sector de la sociedad, sin distinguir entre hombres y mujeres, ni ricos y pobres. Este fenómeno está presente hasta en el acomodado barrio de La Marsa, donde la familia Saidi posee una linda casa con parterres floridos en el jardín.

TERREMOTO FAMILIAR

La señora Leila Mustafá Saidi, al volver a su casa por la tarde, descube que su hija Henda ha desaparecido. En su entorno nadie ha visto a la muchacha. El padre, Saidi comenta que últimamente la chica andaba muy preocupada con el conflicto de Siria y que al mismo tiempo había ‘profundizado’ su religiosidad. Mucho se teme que la hija haya escapado para unirse a los islamistas que combaten en las ‘brigadas internacionales’ del Estado Islámico en Irak o Siria.

Cuatro días más tarde, reciben una llamada de la policía para anunciarles que Henda se había ocultado en una casa de los alrededores de la capital con un grupo de supuestos insurgentes. Al día siguiente, cuando las fuerzas de seguridad asaltan dicha casa. De las seis víctimas mortales de la operación, cinco eran muchachas, candidatas a terroristas. Una de ellas Henda Saidi.


AMBIENTE SOCIAL EN TÚNEZ

Después de dos años de asesinatos y atentados, los tunecinos ya no se sorprenden de oír tiroteos entre bandas radicales armadas y milicias antiterroristas; pero en el enfrentamiento en que murió Henda, lo que ha impresionado es el número de mujeres jóvenes víctimas: ¡Cinco de seis!

Henda ha sido la tercera persona de su Instituto, que muere por la causa yihadista durante este curso. La que fue su profesora de Francés, la sra. Dejla Abdelhamid, publicó un mensaje en Facebook, lamentado su muerte y manifestaba su pesar por no haber estado más vigilante frente al Islamismo en el ámbito escolar. Ella escribe: “Henda Saidi con su larga melena al aire y su ancha sonrisa, era una joven radiante y alegre. Su deriva fundamentalista es el fracaso de nuestra sociedad y revela como nuestro sistema educativo no insiste suficientemente en la adquisición de los valores auténticamente humanos. Enseñamos conocimientos, pero no educamos creando convicciones fuertes.”

Otros padres achacan el giro extremista de sus hijas a la laicización forzosa de Túnez durante la dictadura del depuesto presidente Zine el Abidine ben Alí, que dejó a muchos tunecinos huérfanos de religión, sin bases sólidas para resistir a la predicación sectaria de algunos imanes radicales, que han aprovechado estos tiempos revueltos, para introducir nuevas formas de vivir el Islam, sirviéndose de su predicación en las mezquitas .

LA REACCIÓN FAMILIAR

La madre de Henda reconoce ahora que, cuando la policía les llevó a casa el cadáver de su hija para realizar el funeral, fue incapaz de mirarla. El padre se negó rotundamente a ir al entierro de su hija. Ambos afirman que Henda era una chica muy íntegra, pero muy ‘cabezona’. Tenía 21 años y estaba estudiando Derecho.
El padre se justifica: “Nunca llegaremos a comprender lo que ha pasado a nuestra hija. Últimamente se tornó muy radical y creemos que nos ocultaba sus verdaderas intenciones y proyectos. Formaba parte de un grupo de chicos y muchachas muy amable, con ganas de vivir. No es porque fuera nuestra hija, pero entre las jóvenes Henda descollaba por su serena belleza. Creemos que esta juventud anda desesperada.”

CONCLUSIÓN

Este caso acontecido en Túnez, donde según parece las ’cosas’ marchan bien, después de la caída del gobierno islamista, nos revela el poder de captación de los yihadistas y cómo se sirven de las redes sociales para atraer a estudiantes brillantes de buenas familias.
Esto nos lleva a afirmar, que toda vigilancia es poca y que los padres y educadores deben estar muy compenetrados con los adolescentes y jóvenes, para verificar cuáles son sus relaciones y qué lugares frecuentan.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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