Después de tres días en Malí, Níger y Etiopía (octubre 9-11), la canciller alemana, Angela Merkel, continuó su maratón diplomático en Berlín, con la recepción de los presidentes de Chad y Nigeria, Idriss Deby (12 de octubre) y Muhammadu Buhari (14 de octubre). El principal objetivo de esta gira es mostrar que el creciente interés de Alemania por África, está destinado principalmente a cumplir con los retos de la inmigración y el terrorismo.
Por ello, Merkel insistió en Malí, que recibía su primera visita de un jefe de gobierno alemán, en la necesidad de combinar la ayuda militar con la asistencia para el desarrollo. «Es importante para nosotros establecer la coherencia entre nuestra cooperación para el desarrollo y el apoyo a nuestros militares», explicó durante una conferencia de prensa con el presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keïta (IBK) en Bamako, la capital de Malí.
«Los militares no pueden por sí solos llevar la seguridad y la paz», dijo a continuación, antes de hacer un llamamiento a «la plena aplicación del acuerdo de paz firmado en mayo-junio de 2015». Recordemos que Alemania participa en la Misión de la ONU en Malí (Minusma) y que dirigió la formación de la misión europea del ejército de Malí (EUTM) desde julio 2015 hasta julio 2016 antes de pasar la antorcha a Bélgica.
«Es importante que África no pierda sus mejores cerebros», destacó también la canciller en referencia a la crisis migratoria. Por su parte, IBK declaró que su país está trabajando para reducir el flujo de inmigrantes a Europa deplorando «los viajes en peligrosas condiciones, que han convertido hoy el Mediterráneo en un cementerio para nuestros compatriotas».
Merkel se dirigió a continuación a Níger, con un cheque por valor de 17 millones de euros. Alemania quiere construir una base de apoyo para la Minusma. La canciller completó su recorrido en Etiopía donde fue recibida en la sede de la Unión Africana (UA).
Después de Malí, Níger y Etiopía, Merkel ha demostrado que el flujo de la migración es una prioridad, a pesar de la oposición de la extrema derecha y también de la mayoría de su partido que la siguen culpando de su política de acogida de refugiados durante la crisis de 2015. Recordemos que Alemania acogió alrededor de 900.000 inmigrantes durante ese año.
Inmediatamente de regreso del continente africano, la canciller recibió en Berlín al presidente de Chad, Idriss Deby y al de Nigeria Muhammadu Buhari.
Acompañado por su ministro de asuntos exteriores, este último llegó a solicitar el apoyo de la primera economía europea no sólo para hacer frente a la crisis humanitaria, de seguridad y económica que afecta actualmente al país, sino también a los problemas en el delta del Níger, objetivo de sabotaje del grupo rebelde de los vengadores del Delta del Níger (NDA).
Alemania apoya a los militares nigerianos como parte de la iniciativa alemana «permitir y mejorar», un programa de formación para fortalecer la capacidad de las fuerzas de seguridad nacional de este país, cuyo norte es el hogar del yihadismo en África del oeste.
«Discutimos las amenazas terroristas en Malí y Níger», confirmó, Angela Merkel, después de la visita de Idriss Deby. «También hablamos de la inmigración ilegal. El Presidente Déby subrayó que Malí y Níger no son los únicos afectados, sino también su propio país, que es una zona de tránsito debido a su larga frontera con Libia», aseguró.
«Cuando nos fijamos en la posición geográfica de Chad, nos damos cuenta de que el país está rodeado por regiones ricas en conflicto: Libia al norte, Sudán, la región del lago Chad, donde se concentra la lucha contra Boko Haram. El resultado: Chad tiene más de 700.000 refugiados», justificó la canciller que también anunció la liberación de otros 8,9 millones de euros para ayudar a Chad frente a los problemas relacionados con el agua y los alimentos.
afriqueexpansion.com
Fundación Sur
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