Al Qaeda y Al Mourabitoun: ¿ la yihad saheliana reunificada ?, por Adrien Peres

27/01/2017 | Blog Académico

El informe que nos proponemos estudiar aquí ha sido realizado por Marc Mémier, investigador sobre las problemáticas subsaharianas en África del Oeste en el Instituto Francés de relaciones internacionales (IFRI), centro independiente francés de investigaciones de información y de debate sobre las grandes cuestiones internacionales. El objetivo es entender las interacciones que existen entre dos grupos yihadistas en la zona norte de África: AQMI y Al Mourabitoun.

Para que sea lo más claro posible, vamos a dar los nombres y funciones respectivas de los protagonistas.

En la posición más alta de liderazgo encontramos a Ayman Al Zawari, jefe al mando del grupo yihadista Al Qaeda (mundo).

En la zona que nos interesa, es decir el Magreb islámico, y por orden decreciente de responsabilidades y poder dentro de Al Qaeda en la zona del Magreb Islamico (AQMI), está Abdelmalek Droukdel, alias “Abou Moussad Abdelaoud”, jefe supremo y emir de AQMI.

Luego están los dos órganos decisorios, que son:

– El consejo de Jefes, dirigido por Droukdel, y cuyos miembros son los comandantes regionales y también algunos jefes de comités.

– El consejo de la Choura, formado por miembros del consejo de los jefes, jueces y jefes de comités.

Luego están los diferentes comités (Sanitario, político, jurídico, militar, media, finanzas, relaciones exteriores).

Y debajo están las principales brigadas: Al Ansar, Tarik Ibn Ziyad, Al Fourqan, Youssef Ibn Tachfin, cada una de ellas dirigidas por un emir.

La que nos interesa aquí es la quinta de estas brigadas llamada Al Mourabitoun; inicialmente fue conocida como “Brigade des enturbanés” y está dirigida por Mokhtar Belmokhtar (MBM), alias “el tuerto”. Vamos a reseñar la evolución de esta brigada en el tiempo a través del siguiente análisis.

El 4 de diciembre de 2015, el jefe supremo de AQMI, Abdelmalek Droukdel, anunciaba la nueva conexión del grupo de Mokhtar Belmokhtar, Al Mourabitoun, en sus filas. Tres años tras la separación del Belmokhtar con AQMI. ¿Porqué decide Droukdel, tras haber destituido a Belmokhtar en 2012, volver a incluirlo a él y a su grupo en la organización AQMI? El informe de Mémier pretende demostrar con precisión los entresijos de esta maniobra.

Para entender lo que es ahora Al Mourabitoun tenemos que analizar cómo se ha formado, con quien y lo que representa en la zona del Magreb islámico.

Hasta diciembre de 2012 la brigada de “Brigades des enturbanés” formaba parte de AQMI y era dirigida por MBM participando plenamente en el seno de la organización, o sea que era una de las divisiones y respondía directamente a su jefe Abdelamlek Droukdel.

Por varias razones internas, entre otras cosas la visión distinta que tenía MBM de la yihad y del papel que quería desempeñar en la organización, la brigada se separó de AQMI. Entonces, a partir de este momento y junto con una parte del Movimiento para la Unidad y la Yihad en África del Oeste (MUJAO), formaron el nuevo grupo Al Mourabitoun (los Almorávides). Con el tiempo esta organización se transformó en una de las organizaciones más potentes del Sahel.

Lejos de ser la expresión de una guerra de liderazgo en el seno de AQMI, ni tampoco la manifestación de un nuevo fanatismo local, la creación de Al Mourabitoun responde a un proyecto político e ideológico importante para MBM: hacer que vuelva a la vida la unidad y la potencia perdida de la dinastía de los Almorávides que habían reinado hace varios siglos entre el Sahel y el Magreb; una dinastía, que había extendido sus dominios entre el siglo XI y XII sobre un imperio desde el oeste del Sahara hasta el sur de la península ibérica

Al Mourabitoun ha contado con dos ramas: Una maliense y otra Libia, siendo la basada en Libia la parte más importante a nivel de toma de decisiones. Desde un punto de vista histórico hay que recordar que a la caída de los almorávides, provocada por la irrupción del poder almohade, cuando pierden su refugio de Mallorca se marchan a tierras libias. Las fuerzas de grupo se extienden desde el este de Mauritania hasta el norte de Chad, situándose especialmente en el norte de Mali. Además tiene conexiones con Ansar dine, las secciones libias y tunecinas de Ansar el charia, Ansaru en Nigeria, y llegan hasta Egipto, donde se ha creado desde agosto de 2015 una organización pro Al Qaeda que actúa utilizando su nombre en sus comunicados. Sus fuerzas están principalmente compuestas por africanos negros o tuaregs, siendo los árabes una minoria. Sus efectivos totales se compondrían de alrededor de 200/250 hombres, de los que más o menos 50 serían combatientes activos.

La financiación vendría principalmente a través de donaciones privadas con origen en Oriente Medio, organizaciones humanitarias, fundaciones religiosas, mezquitas o también por una red de empresarios que harían transitar los fondos desde la región de origen hasta su destino final. Son mecanismos de orden privados e indirectos, con varios intermediarios, lo que hace muy difícil su seguimiento. También se financian en Libia con tráficos locales, acciones de protección y vigilancia de infraestructuras para milicias libias, o también tráficos de migrantes. Este último representaría aproximadamente una renta de 275-325 millones de euros al año, aunque no se puede disponer de ninguna mención escrita específica sobre las cuentas de Al Mourabitoun.

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El modus operandi de Al Mourabitoun es muy parecido al de Al Qaeda, es decir: atentados suicidas, toma de rehenes y atentados específicos contra los intereses occidentales, principalmente y mayoritariamente contra las fuerzas militares francesas que intervienen en la zona.

El arsenal militar lo consiguen a través de los ejércitos nacionales, como el de Mali, atacando a patrullas o convoyes. También se aprovechan de los poderes corruptos y últimamente han recuperado armas en Libia tras los eventos y, especialmente, la guerra civil.

Podemos llegar a una primera conclusión tras haber visto los detalles y la forma de actuar de este grupo. Actuando en paralelo a AQMI, lo menos que se puede decir es que ha llamado la atención su “éxito” actuando en las tierras de éste. Viendo AQMI su pérdida de poder y de control en la zona, principalmente por la potenciación del Daesh, no ha tenido otro remedio que interesarse, por lo menos, por Al Mourabitoun.

AQMI se ve molestado por Daesh en el sentido que atrae más combatientes y vacía los efectivos de AQMI. Boko Haram y Jund al Khilafa son dos ejemplos de grupos que pertenecían al Al Qaeda y lo dejaron para integrar y jurar lealtad al Daesh. También la organización yihadista se ha visto muy impactada negativamente por las intervenciones francoafricanas (Serval y Berkhane) en la zona. Tuvieron muchas pérdidas, tanto materiales como humanas, y han tenido que abandonar zonas de territorio. Es por ello que MBM y Al Mourabitoun representan una buena oportunidad para AQMI, y esto por varias razones: Primero porque se benefician de un imagen de marca y una legitimidad histórica, a través de los atentados realizados con “éxito”, como los de In amenas o Arhit Agadez en 2013. en segundo lugar, porque saben que Mokhtar Belmokhtar puede resultar muy útil tras su exilo en Libia, aprovechando las conexiones establecidas con las brigadas locales en la zona, lo que sería un punto muy positivo para intentar luchar contra la influencia de Daesh.

Este acercamiento se va a traducir a través de los comunicados realizados tras los atentados cometidos por Al Mourabitoun. Efectivamente, de los tres últimos atentados cometidos por Al Mourabitoun, los dos primeros fueron reivindicados a través de sus propios comunicados, pero el tercero y último ha sido reivindicado por la oficina central AQMI. O mejor dicho, no ha sido reivindicado por Al Mourabitoun, visto que no han publicado comunicado aunque se sabe que lo han cometido ellos, y AQMI no se ha negado a asumir los hechos, lo que supone una asimilación completa de la brigada de MBM por parte de AQMI. A partir de ahora no son considerados como brigada suelta, sino como una brigada interna de Al Qaeda en el Magreb Islámico. Desde ahora, Mokhtar Belmokhtar y su brigada están bajo el mando de Droukdel, tras jurar lealtad a este último, aunque reiteramos las divergencias de trayectoria que pueden tener los dos protagonistas en su visión del papel que quieren desempeñar, sobre todo MBM.

Más que una simple alianza, Al Mourabitoun y su emir Mokhtar Belmokhtar se han reintegrado en el sistema organizativo de AQMI. Pero hace falta matizar el término de “reintegración”. Si las tensiones en 2012 provocaron una separación casi inevitable, los intercambios y los vínculos humanos nunca dejaron de existir. Además, más allá de la distintas posiciones que ha podido tener con Droukdel y el mando de AQMI, Belmokhtar sigue siendo un puro producto de Al Qaeda y de su ramificación magrebí, de la cual ha sido uno de los fundadores principales durante la mutación del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC). Por otra parte, aunque Al Mourabitoun ha vuelto oficialmente a ser una brigada de AQMI, MBM conserva una casi total autonomía de mando y ejecución ante la jerárquica de la organización, incluso de Droukdel. Pese a la visión que hemos podido tener desde un punto de vista exterior, la ruptura nunca ha sido total. Aunque se desconocen las verdaderas razones de reencuentro, ni MBM ni Droukdel han hecho comunicados oficiales, es importante precisar que la ruptura entre los dos personajes nunca había sido definitiva y pese a la escisión habían mantenido continuado el contacto.

Como ya hemos comentado anteriormente, Mémier supone que una de las razones esenciales del reencuentro han sido las intervenciones francoafricanas Serval y Berkhane, que han provocado el debilitamiento de AQMI, a nivel material y humano. También habría que tener en cuenta el colapso del proyecto de un emirato islámico, desde Azawad hasta el norte de Mali, que hubiera podido significar un nuevo reto, es decir, la reorientación de las actividades en África del Norte. Esto lo traducimos entonces como una lógica de reagrupación para seguir existiendo y seguir siendo visibles. Y para seguir existiendo, pero sobre todo seguir siendo “competitivos” en la zona, frente a la potenciación del Daesh, AQMI y su brigada recién integrada tienen que adoptar nuevas medidas para atraer combatientes y no aparecer como una organización retrograda con medios de acción y de comunicación obsoletos.

Su modus operandi va a cambiar, adoptando una estrategia común entre Droukhdine y MBM que copia las técnicas del Daesh tanto al nivel de la comunicación como al operativo. Por una parte han mejorado y modernizado su forma de comunicar y por otra han girado hacia posiciones más radicales, similares a las del supuesto estado islámico. Las consecuencias directas son los atentados de Bamako, Ouagadougou, y Gran Bassam entre 2015 y 2016.

Las pérdidas sufridas por el Daesh en Siria e Irak han tenido consecuencias “positivas”para AQMI y los combatientes vuelven a llamar a su puerta en África del Norte. Una de las consecuencias directas de este proceso ha sido la condena a muerte por el Daesh de MBM, al que consideran como una amenaza directa. Gracias a su reintegración, MBM puede contar con la potencia mediática y simbólica de la marca Al Qaeda, así como de su red internacional y de su aparato de propaganda. Además, nombrado por Droukdel al consejo de los jefes, podría posicionarse internamente para su futuro acceso a la cabeza de AQMI. Si así fuera podría reformar la organización según el modelo que nunca ha conseguido imponer a Droukdel ni tampoco obtener por parte de Al Zawahiri y crear una nueva ramificación regional que llamaría Al Qaeda en el Sahel Islámico.

La vuelta de Belmokhtar es una buena noticia para AQMI y Al Qaeda en general, cuyo leader Ayman AL Zawahiri ha pretendido siempre la unidad. En fin, si AQMI no ha olvidado su proyecto de califato, la organización se ve obligada a perseguir una lógica de estabilización y dejar la que consistía en la administración de territorios, como ha podido ser el caso en 2012. Además, a diferencia del Daesh, AQMI no ha articulado ningún proyecto político o territorial claro, ya sea a nivel local, regional o internacional desde la muerte prematura del emirato islámico del Azawad.

Por otra parte, la aparición de una nueva generación de jóvenes combatientes que no han conocido la guerra de Afganistán, más orientados hacia los medios de comunicación modernos e influenciados por la nuevas “referencias” desconectadas de Al Qaeda, beneficia al supuesto estado islámico. En estas condiciones, la resistencia de AQMI frente al Daesh parece comprometida, pero una derrota militar del Daesh frente a la coalición internacional en Siria y en Irak podría provocar la dispersión de miles de combatientes, muchos de ellos magrebís, que podrían verse tentados por seguir el yihad bajo la bandera de Al Qaeda y su rama magrebí.

Adrien Peres

Autor

  • Estudiante de relaciones internacionales en la Universidad Europea de Madrid

    Cautivado por las interacciones terroristas en el mundo , las varias formas de su analisis y como luchar contra ello

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