Ahí os matéis.. por Rafael Muñoz Abad – Centro de Estudios Africanos de la ULL

18/06/2014 | Bitácora africana

La primera barrera de la dermis europea no es el sur de un continente que poco a poco se descose bajo las tijeras nacionalistas y eso ya sabemos cómo acabó en el siglo pasado. La vanguardia de Bruselas y su vil discurso tampoco es la Guardia Costiera italiana sino y bajo un elenco de títeres políticos que nos duren otro medio siglo, apuntalar la Línea Maginot que discurre desde Rabat a El Cairo. Dique ideológico que está próximo a cerrarse; pues el “triunfo” de Al Sisi, que es lo más parecido al nuevo Mubarak que Washington anhelaba, viene a representar un rais que asegure la paz en el Sinaí y barra con cualquier vestigio de islamismo en forma de hermandades musulmanas. Europa diseña un colchón que absorba las riadas de subsaharianos que huyendo de la miseria remontan el Sahel en la trasera de una camioneta Toyota; donde armas, drogas e islamismo, forman parte de un lucrativo negocio cuyos capilares tejen un delta indescifrable en las cashbas del Magreb.

Pero no hay muro sin grieta y esa es Libia. El grave error de cálculo que supuso el derrocamiento de Gadafi, que guste o no, era un tirano que se había vuelto “proclive” a colaborar, ha convertido a la antigua provincia romana y su ancho y directo pasillo al corazón del Sahara, en un estado que podría mutar hacia la somalización a las mismas puertas de Europa. Su costa ya es un reino de taifas donde los señores de la guerra y del petróleo se manejan a su antojo y el integrismo florece ante la ausencia de una autoridad central reconocida; cuidado.

Y es que la desesperación y el hambre no entienden ni de fronteras ni de papeles. Catalizada por las guerras, la pobreza y una desertización acuciante, la inmigración irregular desde Canarias al Mediterráneo aproa a [El Dorado] europeo. Un fenómeno a la par creciente y fluctuante. Éxodo en función de variables que prefiero no citar, pero que todos conocemos. Sí, ahí os matéis. Esa parece ser la política de Europa hacia lo que pueda suceder al sur de la cornisa norteafricana; aislacionismo e indiferencia; y si no, que bajen los franceses, que al fin y al cabo eso era suyo no hace mucho ha y allí aún tienen muchos intereses.

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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