La primera barrera de la dermis europea no es el sur de un continente que poco a poco se descose bajo las tijeras nacionalistas y eso ya sabemos cómo acabó en el siglo pasado. La vanguardia de Bruselas y su vil discurso tampoco es la Guardia Costiera italiana sino y bajo un elenco de títeres políticos que nos duren otro medio siglo, apuntalar la Línea Maginot que discurre desde Rabat a El Cairo. Dique ideológico que está próximo a cerrarse; pues el “triunfo” de Al Sisi, que es lo más parecido al nuevo Mubarak que Washington anhelaba, viene a representar un rais que asegure la paz en el Sinaí y barra con cualquier vestigio de islamismo en forma de hermandades musulmanas. Europa diseña un colchón que absorba las riadas de subsaharianos que huyendo de la miseria remontan el Sahel en la trasera de una camioneta Toyota; donde armas, drogas e islamismo, forman parte de un lucrativo negocio cuyos capilares tejen un delta indescifrable en las cashbas del Magreb.
Pero no hay muro sin grieta y esa es Libia. El grave error de cálculo que supuso el derrocamiento de Gadafi, que guste o no, era un tirano que se había vuelto “proclive” a colaborar, ha convertido a la antigua provincia romana y su ancho y directo pasillo al corazón del Sahara, en un estado que podría mutar hacia la somalización a las mismas puertas de Europa. Su costa ya es un reino de taifas donde los señores de la guerra y del petróleo se manejan a su antojo y el integrismo florece ante la ausencia de una autoridad central reconocida; cuidado.
Y es que la desesperación y el hambre no entienden ni de fronteras ni de papeles. Catalizada por las guerras, la pobreza y una desertización acuciante, la inmigración irregular desde Canarias al Mediterráneo aproa a [El Dorado] europeo. Un fenómeno a la par creciente y fluctuante. Éxodo en función de variables que prefiero no citar, pero que todos conocemos. Sí, ahí os matéis. Esa parece ser la política de Europa hacia lo que pueda suceder al sur de la cornisa norteafricana; aislacionismo e indiferencia; y si no, que bajen los franceses, que al fin y al cabo eso era suyo no hace mucho ha y allí aún tienen muchos intereses.