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Inicio > REVISTA > Crónicas y reportajes > ![]() Agricultores burundeses descubren una nueva técnica de conservación del tomate
13/12/2017 -
Nduwimana cultiva tomates al este de Burundi, en Kabuyenge Hill, a cinco kilómetros de la frontera de Tanzania. En esta zona los tomates son abundantes durante el período de agosto y septiembre. Sin embargo, los productores tienen problemas para mantener sus tomates para poder venderlos más tarde. Muchos tomates se pudren. Nduwimana intentó todos y cada uno los métodos que le vinieron a la mente para resolver su problema con los tomates, pero fue en vano. Entonces, un día, descubrió que los tomates que había guardado junto a los plátanos no se habían podrido. Y así es como se dio cuenta de la presencia de cenizas al pie de los plataneros. Decidió tratar de mantener sus tomates en cenizas y descubrió que esta técnica de conservación es más efectiva que cualquier otra que hubiese probado. Utiliza ceniza de una chimenea y la tamiza tres o cuatro veces para eliminar restos grandes, escombros y otras materias extrañas. Luego vierte la ceniza en una caja de cartón antes de colocar los tomates. Gracias a esta técnica, Nduwimana logra mantener sus tomates de forma segura durante varios meses: "Guardo mis tomates en cenizas durante cinco o seis meses. Con la intención de venderlos en diciembre, enero o febrero cuando los precios aumentan ya que los tomates son raros y se vuelven caros durante este período". Jean Nivyabandi es agrónomo. Asegura que las cenizas no tienen efectos adversos en los tomates y que estos pueden consumirse sin ningún peligro. Explica: "No hay riesgo de toxicidad del tomate después del almacenamiento en las cenizas". Sin embargo, el agrónomo quiere que el Instituto de Ciencias Agrícolas de Burundi realice pruebas para validar científicamente la técnica de Nduwimana. Mientras tanto, otros productores de tomate en Cibitoke, la principal región productora de tomate de Burundi, se han visto motivados a probar esta técnica. Judith Mizmana cultiva tomates en Cibitoke. Ella comenta: "Normalmente, podía cosechar entre 550 y 600 kilogramos de tomates por temporada. Pero... perdía casi la mitad de mi producción. Hoy, me froto las manos y sonrío todo el tiempo. Gracias a esta técnica, puedo conservar mis tomates mientras espero a que el precio suba sin temor a que se pudran". Mientras tanto, el agricultor innovador ha cambiado su vida a través de esta técnica. Nduwimana comenta: "Con el ingreso de la venta de tomates, abrí un pequeño restaurante y soy un proveedor permanente de tomates para los restaurantes en mi provincia de origen. Tengo todo el mercado y también creé empleo. Es toda una vida la que ha cambiado. En el futuro, planeo comprar un camión para transportar mis tomates. " Afrique 21 desearía que esta experiencia se adaptase igual de bien a la berenjena, el pimiento, el calabacín y otras frutas y verduras, especialmente a medida que nuestros ingenieros mejoran este hallazgo; Afrique 21 hace un llamamiento indirecto a los Gobiernos de África para que defiendan esta visión, porque si África gana la batalla por la conservación de sus materias primas, sin duda ganará la batalla de la especulación, es decir, se impondrá en el mercado internacional y establecerá sus propios precios. Bouazi Kouadio Fuente: Afrique 21 [Traducción, Juan Vacas][Fundación Sur]
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