Muchos países africanos obtuvieron su independencia política en los albores de los años 60. Pero, ésta no llegó acompañada de una capacidad económica que le permitiera vivir y competir, en igualdad de condiciones, con los países colonizadores. Y, sin autonomía económica, no hay poder político que valga. El mercado mundial sigue controlado por un sistema económico que favorece a los países ricos. África ha sido, hasta el momento, la gran perdedora.
El informe central, preparado por nuestro compañero Bartolomé Burgos, nos habla de un proyecto que, si se hace realidad, permitirá a África competir con armas iguales en el mercado internacional. Se trata del Mercado Común Continental Africano.
La decisión de los países africanos de inaugurar un Mercado Común Continental Africano no fue, como dicen algunos, un “arreglo de poca monta”; es, más bien, “una baza sin precedentes” para la puesta en marcha de una mayor y más justa relación económica del continente con el mundo.
Acaso el momento escogido para la decisión –un año antes del el inicio de la pandemia de la covid-19? no fue el más afortunado. Tampoco se esconden las razones para denostar el proyecto: los 55 países del continente africano representan una diversidad rica en matices religiosos, culturales, sociales, políticos y económicos, que serán difíciles de aunar; las dificultades acechan debido a las ambiciones desmesuradas de algunos de los países que integran esa entidad; la escasez de industrialización y la falta de estructuras básicas para su funcionamiento… A ellas se añaden circunstancias adversas, como la inseguridad, la corrupción, la inestabilidad política interna, las tradiciones locales y las diferencias étnicas, entre otras.
Pero las razones de la decisión son también importantes. Como dice Bartolomé Burgos, el autor del informe, “un Mercado continental ofrecería mejores oportunidades al despegue de la industria en África poniendo fin, en cierta medida, a esa lacra institucional de exportar productos de base, de limitado valor añadido e importar productos industriales de tecnología desarrollada, de valor añadido muy elevado. La industrialización ofrecería numerosos empleos de calidad y, posiblemente, atraería inversiones más estables”.
La integración continental de un Mercado Común ya está en marcha. Camina despacio, debido a circunstancias adversas, como la pandemia y sus consecuencias globales. África afronta un reto difícil de superar. Africana apuesta por su éxito.
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