El título Migraciones en Femenino puede sorprender a más de uno. Acaso porque estamos acostumbrados a considerar las migraciones como un fenómeno anómalo y vinculado a lo masculino. Pero, no es así. Las migraciones han acompañado a la humanidad durante toda su larga historia. Las migraciones humanas han sido uno de los recursos de supervivencia más poderosos del hombre contra las dificultades de la existencia, el resorte para defenderse contra las amenazas de muerte que le rodean. Se habla de 260 millones de personas en el mundo embarcadas en la arriesgada aventura de búsqueda de oportunidades o solución a sus sufrimientos. Los resortes de esta movilidad son los mismos, en todas partes y desde siempre.
El interés de este informe de “Africana”, realizado por Finita Martínez y M. Pilar Benavente, Hermanas Blancas, es el de situar las migraciones en el contexto de la mujer, un contexto habitualmente olvidado. Este artículo responde a “la necesidad de ahondar en la cuestión del fenómeno migratorio desde una perspectiva femenina y africana”. Aunque, en un principio, las mujeres y las niñas apenas representaban un 2% del fenómeno migratorio, ahora son alrededor del 50% de la población refugiada mundial. Su representatividad constituye un refuerzo en la calidad de vida y en la estabilidad de la familia, así como un capital de recursos, tanto para los emigrantes masculinos como para el país que los acoge. Desgraciadamente, muchas de las mujeres emigrantes son víctimas de los prejuicios racistas y de abusos atribuibles a la diferencia de género. Según la Oficina de Migración Internacional (OIM), el 80% de las mujeres migrantes de origen nigeriano que llegan por el Mediterráneo a Italia son víctimas de tráfico sexual.
En torno a los inmigrantes se ha desarrollado una página admirable de acogida por parte de la sociedad civil en nuestro país. Esta página samaritana, que nos honra, contrasta con los prejuicios xenófobos de algunos partidos políticos y las medidas inhumanas de algunos Estados europeos, empeñados en poner barreras mortales a la inmigración. No hay ninguna razón económica, política o social que justifique la muerte de 12.000 personas ahogadas en el Mediterráneo durante los tres últimos años. Lo dice el Papa Francisco: “Ninguna solución humanitaria efectiva para ese problema apremiante puede ignorar nuestra responsabilidad moral, con la debida atención al bien común, acoger, proteger, promover e integrar a quienes llaman a nuestras puertas en busca de un futuro seguro para ellos y para sus hijos”. Lo que dice el Papa es puro Evangelio.
Agustín Arteche Gorostegui
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