África, tierra abonada para guerras de intereses económicos

19/02/2010 | Opinión

África, la tierra de las guerras de intereses

Los medios occidentales tienen tendencia a describir África y sus guerras en función de las tribus y de los conflictos entre grupos étnicos. Sin embargo, la casi totalidad de las guerras del continente es obra de algunas multinacionales, la mayoría de las veces apoyadas por sus países. Es más fácil acceder a los recursos de un país cuando su economía está desestabilizada; es el único método que los occidentales han utilizado hasta el presente en África. Si el desarrollo de África tarda en despegar, es justamente a causa de este círculo vicioso.

Según el profesor Ibrahima Boiro, director del Centro de estudios e investigación en medio ambiente (CERE) de la universidad de Conakry, Guinea posee 500 toneladas de reservas de oro y 30 millones de carats de diamante, mientras “las poblaciones locales siguen pudriéndose en la miseria”. Guinea posee igualmente bauxita, de la que es el 2º exportador mundial tras Australia, pero sigue siendo sin embargo uno de los países más pobres del continente.

Si bien Sekou Touré se enemistó con De Gaulle en el momento de la independencia en los años 1960, Giscarrd d’Estaing reanudó las relaciones diplomáticas y sobre todo diplomáticas con el dictador guineano hasta su muerte en 1984. Las actitudes maquiavélicas de Sekou Touré no molestaban nada a Francia ni a los beneficios de los trusts franceses, como Péchiney, que explotaba la bauxita. La misma Francia sostuvo a Lansana Conté, que ejerció un poder absoluto de 1984 a 2008.

Los diferentes gobiernos franceses no han parado de proteger los intereses de las multinacionales presentes en el país, en el sector petrolero y del gas (Total), en el bancario (BNP Paribas y Siciété Générale), en los transportes, la construcción (VINCI), la gestión aeroportuaria (Adp), las telecomunicaciones (Orange), sin olvidar el grupo Bolloré.

¿Qué de decir de Níger? El 5 de enero de 2009, Areve obtenía del Níger el derecho de explotación d la mina gigante de Imouraren, no lejos de Ardit, tras un acuerdo negociado durante mees. Para la firma de estos acuerdos a los occidentales les basta, cuando se trata de países africanos, con crear una rebelión y jugar a ser mediadores. De ese modo, se debilita el gobierno para obligarlo a firmar un contrato rebajado. La guerrilla touareg, que reclama un reparto más justo de los ingresos del sector minero, que ha retomado las armas en 2007, antes de la firma de este contrato es sospechosa. Se retendrá que el Níger podrá vender en el mercado internacional una 900 toneladas de uranato. El aumento del precio hasta 65.000 FCFA el kilogramo de uranio, engendrará consecuencias financieras de 87.000 millones en 2008 y 100.000 millones en 2009. El caso es que Níger es uno de los países más pobres del plantea, a pesar de ocupar el 2º puesto como productor de uranio, detrás de Canadá.

Cabe recordar el caso angoleño, donde la guerra más larga terminó en 2002 cuando los dos beligerantes en la guerra civil firmaron un tratado de paz para poner fin a un conflicto de 27 años, que comenzó en el momento de la independencia del país en 1975. La batalla por hacerse con Huambo, entre las fuerzas del partido en el poder, el MPLA (Movimiento de Liberación de Angola) – apoyado por la Unión Soviética y Cuba) y los rebeldes del UNITA (Unión Nacional por la Independencia total de Angola)- apoyado por los EEUU y Sudáfrica) fue una de las más feroces de la larga guerra. Esta guerra que devastó el país y mató a medio millón de personas, puede ser presentada como el desagraciado resultado de la rivalidad causada por la guerra fría entre dos superpontencias o como la expresión de los problemas inherentes a África. Y todo ello a causa del petróleo angoleño. El oro negro representa el 60% del producto interior bruto, el 90% de las exportaciones y el 83% de los ingresos del Estado.

La guerrilla que desgarra el este del Congo se desarrolla en el Kivu. Para ampararse de los minerales preciosos de esta provincia, hoy ya se ha demostrado que empresas occidentales han participado muy efectivamente en la financiación de grupos armados. “Se conocen muy bien las sociedades que se benefician del pillaje del Kivu, en particular del coltan, uno de los minerales más buscados…Hay un embargo moral del comercio del coltan en el Congo, del que se sabe pertinentemente que es saqueado y transita por Ruanda, el país que lo almacena. Luego la producción es enviada a Kazastán, a Tailandia y a Japón. Posteriormente estos países lo envían hacia refinerías occidentales, como la americana Cabot Corporation y la alemana HC Starck que refinan el 80% de la producción mundial de coltan. Ahora bien, el PDG (Presidente Director General) de Cabot Corporation, Samuel Bodman, era el vicesecretario para el comercio de Geroges W. Bush hasta 2003. Tanto como decir que el apoyo de los eEUU a Ruanda es totalmente desinteresado”, explica Alain Bischoff, autor de un estudio geopolítico sobre el Congo de 1997 a 2007.

Somalia tenía todo para salir adelante: una situación geográfica ventajosa, petróleo, minerales y, algo raro en África, una sola religión y una sola lengua para todo el territorio. Somalia habría podido ser una gran potencia de la región. Pero la realidad es bien diferentes: hambrunas, guerras, pillajes, piratas, atentados… ¿Cómo ha naufragado este país? ¿Por qué no hay gobierno somalí desde hace casi 2º años? ¿Qué escándalos se ocultan detrás de esos piratas que desvían navíos? Las potencias imperialistas han aplicado en Somalia una teoría del caos.

Los que se aprovechan de estas guerras

No hace falta buscar muy lejos para encontrar los beneficiarios de estas guerras. Está en primer lugar la antigua potencia colonial; luego, las multinacionales de la potencia colonial y la elite corrompida de los países africanos, esa elite que gestiona los intereses del extranjero y/o que extrae su poder de sus lazos con el capital extranjero. Se ve con facilidad que los países africanos están gestionados por una especia de triunvirato. Las elites africanas encuentran su provecho en la reproducción agravada de la dependencia/dominio y en el estatus rentista de los Estados africanos. (…) Estas elites se asocian con firmas multinacionales; señores de la guerra, gubernamentales o rebeldes, establecen a veces feudos para el pillaje y exportación de recursos mineros. Los occidentales han comprendido que la guerra produce más dinero que la paz; por eso, toda la literatura por su parte sobre la paz no es más que una estafa intelectual, ya que es el dinero el que está en el centro de su existencia.

La independencia de África pasa por la apropiación de sus recursos.

Hemos demostrado que los intereses occidentales agarrotan le proceso de democratización y de desarrollo del continente africano. Los ejemplos son numerosos en África donde la inestabilidad es creada y alimentada por Occidente, con la complicidad de los dirigentes, para mantener el continente en su regazo. Incluso existe un cierto disfrute de los occidentales en ver al pueblo negro sufriente. Pero una vez dicho esto y realizado el diagnóstico, la tarea será incompleta si no se ofrecen pistas de solución. ¿Cómo salir del atolladero en el que se encuentra el continente africano? Espinosa y ardua cuestión. La libertad no ha venido nunca del opresor; es como un viento huracanado que viene del oprimido. Por otra parte, los occidentales saben bien que la miseria es el terreno fértil del terrorismo y que las multinacionales que despiezan el continente africano a largo plazo no hacen un servicio a su país. La iniciativa debe venir de los africanos y no de los occidentales. África cambia, los africanos deben cambiar igualmente. La mutabilidad de la conciencia negra en general y africana en particular apenas es discernible en la conciencia occidental. Y sin embargo, África es un continente en movimiento. No hace falta ser un experto en política internacional para saberlo.

Los africanos deben batirse sin contemplaciones para que sus poblaciones saquen provecho de sus fabulosas riquezas saqueadas por las multinacionales occidentales. (…) Pero en este combate, debemos combatir no solamente contra los saqueadores occidentales sino también contra nuestros propios hermanos (presidentes, gobiernos, altos funcionarios) que se enriquecen con el dinero de los contribuyentes. Ésos son los primeros “demonios” que hay que abatir antes de acometer contra los del exterior.

¡Que Dios bendiga nuestra lucha!

Séraphin PRAO.

Doctor en Economía monetaria. Presidente del MLAN (Movimiento de Liberación de África Negra) www.malan.fr

(Publicado en Libre antenne, el 15/02/2010)

Traducción: Ramón Arozarena.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster