África occidental seguirá bajo la amenaza yihadista durante 2017

9/01/2017 | Opinión

yihadistas.jpg Millones de africanos estarán todavía expuestos a lo peor en los próximos meses. Los conflictos armados que se superponen en el Sahel y la cuenca del lago Chad han contribuido al sufrimiento humano masivo, incluyendo el exilio forzoso de 4,2 millones de personas. Los yihadistas, grupos armados y redes criminales luchan por el poder en esta región en ruinas, donde las fronteras son muy porosas y la influencia de los estados es limitada.

En 2016, los yihadistas ubicados en el centro de la región del Sahel han perpetrado sangrientos ataques en el oeste de Níger, Burkina Faso y Costa de Marfil, lo que aumenta la vulnerabilidad de la región. Al Qaeda, en el Magreb Islámico, y Al-Mourabitoune permanecen activos y leales al Estado Islámico (EI). Todos, probablemente, continuarán sus ataques contra la población civil y las fuerzas de seguridad internacionales y locales en los próximos meses. Malí es el país más mortífero para las misiones de paz de la ONU, con 70 soldados muertos en actos terroristas desde 2013.

Argelia tiene un papel importante que desempeñar

Malí podría enfrentarse a una importante crisis este año, mientras que la aplicación de los acuerdos de paz de 2015 de Bamako está amenazada de fracaso. La reciente división de la principal alianza rebelde en el norte y la coordinación de los movimientos de la Azawad, han contribuido a la proliferación de grupos armados y la violencia se ha extendido en el centro de Malí. Las potencias regionales deberán aprovechar la próxima cumbre de la Unión Africana, en enero, para revitalizar el proceso de paz y llevar a la mesa de negociaciones a grupos actualmente excluidos de las discusiones. Argelia es un factor importante para la estabilidad en la región, tiene un papel clave que desempeñar como mediador de la paz.

En la cuenca del lago Chad, las fuerzas de seguridad de Nigeria, Níger, Camerún y Chad han intensificado su lucha contra el grupo terrorista Boko Haram. A finales de diciembre, el presidente de Nigeria anunció «el asalto final contra los combatientes de Boko Haram en su último enclave» en el bosque Sambisa, pero la organización terrorista no ha desaparecido todavía. Una disputa sobre el liderazgo del grupo ha dividido al movimiento yihadista, pero éste sigue siendo fuerte y agresivo.

No crear un ciclo sin fin de violencia

Mientras la comunidad internacional se centra en el secuestro y la violación de mujeres y niñas perpetrados por Boko Haram, las autoridades deben ser conscientes de que muchas mujeres jóvenes se han unido voluntariamente al movimiento, en busca de una mejor situación económica y social. Tratar de entender las diferentes experiencias de las mujeres en este conflicto, a través de trabajos de investigación, ayudará a conocerlo mejor y luchar contra el caldo de cultivo de la organización.

La insurgencia de Boko Haram, la estrategia agresiva del Ejército de Nigeria, y la falta de asistencia para ayudar a las personas afectadas por el conflicto pueden crear un ciclo de violencia sin fin y desesperación. Si los gobiernos regionales no proporcionan una respuesta responsable a la catástrofe humanitaria, podrían perder el apoyo de las comunidades locales, y sembrar las semillas de una futura rebelión. Los Estados también deben invertir en el desarrollo económico y apoyar a las autoridades locales para hacer frente a los grupos radicales sobre el terreno.

Por Jean-Marie Guéhenno, director de l’International Crisis Group

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