África, motor de la creación

11/10/2012 | Crónicas y reportajes

Encuentro sobre la evolución de la literatura africana en el SILA (Salón Internacional del Libro Africano).

La caseta del espíritu panafricano acogió el 25 de septiembre por la tarde dos interesantes encuentros sobre la evolución de la literatura, filosofía y comunicación en África.

A pesar de un calor sofocante, una ensordecedora algazara y cortes intermitentes de luz, los diversos participantes se superaron durante sus brillantes intervenciones. En su exposición sobre la evolución de la literatura en África, la universitaria argelina Amina Bekkat, especializada en literatura africana, ha llegado como conclusión de sus numerosas investigaciones a la constatación que la primera novela negra es la firmada por el guyanés René Maran Batouala, editada en 1921. El preludio tiene fuertes connotaciones polémicas. Aclara que “es ahí donde el escritor comenzó a criticar la pseudocivilización europea que no ha llevado más que la muerte y la desesperación a todas partes”.

Amina Bekket pasó seguidamente a los primeros textos previos a las independencias, y después a la negritud. Un movimiento que devolvió a los africanos el orgullo de ser Negro, y después se pasó al orgullo de ser independientes y sus celebraciones. La conferencia señala que hubo una voz discordante, la de Yambo Ouologuem que en 1968 escribió una bellísima novela, “El deber de violencia”. Este hermoso libro aborda la temática de África, un continente que no era feliz antes de la colonización, pero donde ya existía la violencia. “Esta novela iba algo en contra de lo que decían los demás, por lo que rápidamente se le acusó de plagiar a Maupassant y otros más. Tras la exaltación por las independencias, rápidamente iban a llegar las desilusiones por las independencias”.

Todo el mundo se dio cuenta enseguida de que las independencias no iban a traer la felicidad tan deseada, ya que nuevas clases sociales de Negros reemplazaron a los blancos de antaño. Ningún cambio fue realizado, más bien el desencanto. Seguidamente se dio lugar a las desgracias de África a través de masacres, sequías y miseria; situaciones extremas que fueron descafeinadas por sus autores. Actualmente existe una tendencia de literaturas nacionales. “Se hablaba de literaturas africanas, en plural. Los europeos no las quieren y consideran que hay una literatura africana, pero los propios africanos no están muy divididos al respecto”, concluyó. El segundo encuentro del programa permitió resolver las dudas sobre la filosofía y la comunicación en África.

El primer participante, Aboubacar Demba Cissokho, crítico literario, de cine y reportero en Senegal, está convencido de que la joven generación de realizadores de los países africanos tiene dificultades para obtener una visión del exterior, y de ahí la pregunta de este periodista: ¿Cómo podemos hacernos cargo actualmente de esta ebullición impulsada por mecanismos culturales? Según él, es imperativo crear redes y lugares de difusión. Confiesa que su visibilidad del cine africano se conserva en los festivales a los que acude como periodista. La difusión de la cultura plantea problemas. El fiador debe ser el Estado. El participante preconiza un intercambio Sur-Sur con la finalidad de que los africanos se encuentren para intercambiar sus experiencias comunes. Kateb Yacine es desconocido en los países africanos, pero afortunadamente ha sido promocionado por su país de origen.

Actualmente, el único escritor conocido en los países africanos es Yasmina Khadra. “Es hora de que los países africanos sean el centro de la edición africana. Nadie vendrá a hacer vuestra producción”, añadiría Demba Cissoko. Por su parte, el editor togolés Galokpo Kouassivi, arguyó que cada región del continente es portadora de filosofías, una característica influyente sobre la actualidad de los pueblos.

Nacima Chabani

El Watan, Argelia, 27 de Septiembre de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Figueira Iglesias.

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