Los leones, las jirafas y las cebras disminuyen
Las poblaciones de mamíferos de gran tamaño se han reducido en los parques nacionales africanos un 60% en los últimos 4o años, según un estudio de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL –siglas en inglés), publicado en colaboración con la universidad de Cambridge (Reino Unido).
CUALES SON LAS ÁREAS ESTUDIADAS
Este estudio pone de manifiesto y alerta de que en algunas áreas protegidas, como el famoso parque de Serengueti, en Tanzania y la reserva Masai Mara de Kenia no están siendo protegidos estos animales, que continúan bajo amenaza de los cazadores furtivos.
El problema se agudiza en los países del África Occidental, tanto del Sahel como de los ribereños del Atlántico. En estas zonas han disminuido hasta el 55% . Sabanas donde abundaban los leones y los grandes antílopes, además de los elefantes, hoy están casi desiertas. Los leones han desaparecido, aún quedan algunos grupos de elefantes fuera de las reservas, porque hace más años que su caza está prohibida. Yo mismo he visto algunas manadas familiares en mis desplazamientos por el interior de Burkina Faso y los cazadores aún encuentran “facocheros”
Los hipopótamos aún se bañan en el río Suru en Burkina Faso y en el Níger se encuentran cocodrilos. Pero la tendencia general, a pesar de la prohibición de la caza, es la disminución de estas especies.
CAUSAS DE ESTA DESAPARICIÓN
Además de la caza furtiva, que sigue practicándose porque los gobiernos carecen de medios y recursos para controlar a estos cazadores, bien organizados. Existe también la corrupción de los guardas forestales. Un puñado de dólares redondea el magro salario de estos pequeños funcionarios.
A eso se añaden las causas naturales: Varios años de sequías prolongadas han mermado los pastos de estas especies, que han emigrado hacia tierras más húmedas con mejores pastos y pequeños animales más abundantes, que completan su alimentación.
Otra causa del alejamiento de los animales de gran porte es la ocupación humana. La población se multiplica y va talando la floresta para abrir nuevos campos de cultivo. Todo esto sumado a la penetración del desarrollo con sus carreteras, tráfico de vehículos, ferrocarriles y aeropuertos, que con su movimiento y ruidos ahuyentan a los animales o mueren víctimas del tráfico.
Este conjunto de circunstancias ha provocado esta casi desaparición de los animales de gran porte.
NO TODO ESTÁ PERDIDO
Existe una esperanza razonable de la conservación de algunas especies.
Jonathan Baillie, director de programas de conservación de la Sociedad Zoológica de Londres, cree que “aunque los logros son mucho peores de lo esperado, el incremento de ejemplares en los países del Cono Sur del Continente fundamenta esta esperanza.”
Cuando hablamos del Cono Sur de África nos referimos a Angola, Namibia, Sudáfrica, Zambia, Mozambique, Malawi y también Lesotho y Suazilandia.
Otros países deberían estar incluidos en esta lista, como el Congo RD y Zimbabwe, pero el primero por causa de tantas guerras y el segundo por el desgobierno catastrófico de Mugabe y su situación de crisis económica aguda, obliga a sus gentes a cazar a todo bicho viviente para sobrevivir, se comen desde las hormigas hasta los elefantes.
En algunos de los parques nacionales y reservas de caza del primer grupo, los elefantes han crecido hasta empezar a pensar en que se debería autorizar una caza controlada, para obtener el marfil y la carne, pues las manadas invaden los campos y destruyen los cultivos.
LA SOLUCIÓN
Es una cuestión de equilibrio. Establecer zonas de protección, llamémoslas reservas de caza, parques naturales o santuarios de la naturaleza, es esencial.
Por otra parte, los gobiernos deben establecer un sistema de indemnizaciones para los agricultores, que ven sus cosechas destruidas por la invasión de estos mamíferos, en particular por los elefantes, que son los que más destruyen masivamente. Además no hay que bajar la guardia frente a la caza furtiva, en particular cuando se trate de animales portadores de marfil: elefantes, hipopótamos y rinocerontes.
La prohibición del comercio del marfil debe continuar y sólo ser autorizadas las ventas de colmillos de animales muertos natural o accidentalmente. Lo mismo se diga de las pieles de leopardo o de cebra.
Pero quizás sea el ser humano el que hay que convencer para la observancia de estas normas. Aunque como ha pasado en América, Asia y Europa es el fenómeno de la urbanización creciente y el desarrollo, el mayor depredador.