Hoy, 21 de septiembre, se celebra en todo el mundo el día internacional de la paz, una jornada establecida por Naciones Unidas para recordarnos a todos el valor de la concordia y llamar la atención sobre los lugares del mundo que son víctimas de conflictos.
Hace ya varias décadas que África es el continente que ostenta el triste récord de tener el mayor número de guerras que podríamos llamar abiertas, a las que habría que sumar bastantes conflictos latentes o intermitentes. El conflicto más sangriento que tiene lugar hoy en África es sin duda el de Somalia, que desde la caída de Siad Barre en 1990 ha sufrido una sucesión interminable de enfrentamientos armados, primero entre diversos clanes, y en los últimos años entre los islamistas de Al Shabab, apoyados por Eritrea, y el gobierno apoyado por tropas etíopes que apenas consigue controlar una parte de la capital, Mogadiscio. Las fuerzas de la Unión Africana poco pueden hacer por pacificar el país.
Darfur, en el Oeste de Sudán, es otro de los puntos calientes de África, desde que empezara allí la guerra en 2003. Según Naciones Unidas han muerto ya 300.000 personas y 3 millones han sido desplazadas dentro y fuera del país. También la vecina Chad sufre los ataques intermitentes de una guerrilla que lucha contra el régimen de Idriss Déby. Chad acusa a Sudán de apoyar a estos rebeldes, y Sudán acusa a Chad de hacer lo mismo con los rebeldes que operan en Darfur.
En el Delta del Níger, los rebeldes del MEND realizan una campaña violenta de secuestros, extorsiones y ataques a las compañías petroleras que operan en esta zona de Nigeria. Y tampoco nos olvidamos del Este de la República Democrática del Congo. En la región del Kivu hace ya muchos años que rebeldes hutus ruandeses, guerrilleros tutsis del general Nkunda y los propios soldados congoleños han convertido a la población civil en el blanco de sus ataques. Y más al norte, los guerrilleros ugandeses del LRA hacen lo mismo contra las poblaciones del Noreste del Congo, y también en el sur de Sudán.
Además de estas guerras más o menos abiertas tendríamos que hablar también de otras que se suelen denominar “de baja intensidad” o de conflictos que no se han resuelto del todo y rebrotan al cabo de periodos de relativa calma. Este sería el caso de la República Centroafricana, donde a pesar de un acuerdo de paz alcanzado a finales del año pasado, dos grupos rebeldes siguen sembrando la inseguridad en algunas zonas del norte del país. Algo parecido ocurre en la región senegalesa de Casamance, donde hace dos meses volvió a haber enfrentamientos entre el movimiento que lucha por la secesión, y las tropas del gobierno. Y tampoco nos olvidamos del Sáhara Occidental, que desde hace casi 20 años vive una situación de estancamiento sin que haya tenido aún lugar el referéndum por el que la población debería ejercer su derecho a la autodeterminación. Etiopía y Eritrea, que tuvieron una guerra por cuestiones fronterizas a finales de los años 90, viven hoy una situación de tensión permanente que a veces hace temer lo peor.
Pero África es también un continente que tiene ejemplos muy notables de trabajo por la resolución pacífica de los conflictos y la reconciliación. Y en muchas ocasiones encontramos muy poco eco de estas buenas noticias. Por ejemplo, a finales del año pasado el último grupo rebelde que estaba activo en Burundi, el Frente Nacional de Liberación, entregó las armas y se acogió a una amnistía para sus miembros. Gracias al proceso de paz de Burundi, que empezó en 2002, han podido volver al país más de un millón y medio de refugiados. Otros países que han alcanzado la paz en años recientes han sido Angola, Liberia, Sierra Leona y Costa de Marfil. En muchos de ellos la población participa en procesos públicos de escucha a las víctimas, o incluso en ceremoniales de reintegración y perdón de antiguos rebeldes, como sucede en el norte de Uganda.
Otro hito importante en el camino hacia la paz fue la firma en 2005 del acuerdo de paz entre el gobierno de Jartum, en Sudán, los rebeldes sudistas del SPLA. Este acuerdo prevé la celebración de un referéndum para la independencia en 2011. Por desgracia, durante los últimos meses hay rebrotes muy preocupantes de violencia en el Sur del país. Y el caso de Mozambique es quizás el más emblemático de África. Cuando se firmó la paz en 1992, Mozambique estaba entre los cinco países más pobres del mundo, pero a los pocos años alcanzó de manera constante cotas de crecimiento económico superior al 8%. Mozambique, por cierto, debe de ser el único país del mundo en el que la fecha del acuerdo de paz se convirtió en fiesta nacional.