África: Hacer frente a la tormenta económica y financiera mundial

17/04/2009 | Opinión

El mes pasado en Adís Abeba los líderes africanos se pusieron de acuerdo en la necesidad de desarrollar y mejorar la infraestructura del continente africano. Una mejor infraestructura (agua, transporte y electricidad) puede aumentar más de un 2% las tasas de crecimiento en África, aumentar la productividad alrededor de un 40% y crear trabajo para la pujante población joven.

La cumbre sirvió también de ocasión para que los líderes hablaran de la preocupación cada vez mayor, por el impacto de la crisis financiera mundial sobre población africana, crisis que sobrevino poco después de las crisis de petróleo y alimentos.

Hace sólo un año, las perspectivas para el África subsahariana parecían brillantes.

Por primera vez en veinte años, la tasa de crecimiento de la región era la misma que la del resto del mundo desarrollado, exceptuando China e India.

Finalmente y tras años de decisiones difíciles, como movilizar más recursos nacionales, reconducir el gasto inútil, invertir en educación y servicios sanitarios básicos, reformar los servicios públicos, disminuir las políticas proteccionistas, introducir tipos de interés y tipos de cambio flexibles así como fomentar la competitividad; éstas comenzaron a reportar beneficios y se tradujeron en ingresos cada vez mayores. Los fondos de capital privado en África constituían cerca de 55.000 millones de dólares. El PIB creció un 5,7% en 2006 y un 6,1% en 2007. La ayuda extranjera, en forma de dinero y de condonación de la deuda, estaba aumentando.

Pero entonces sobrevino la crisis financiera y la economía mundial cayó en picada. No pasó mucho tiempo para que los africanos empezaran a pasar necesidad. Disminuyeron las ganancias por turismo, los envíos de dinero y las exportaciones. La inversión extranjera descendió rápidamente y los mercados bursátiles africanos, como el de Uganda, cayeron más de un 40%.

Ghana y Kenia tuvieron que posponer las ofertas de bonos garantizados por el Estado por un valor superior a 800 millones de dólares, retrasando la construcción de carreteras de peaje y gaseoductos. Para los exportadores de petróleo, el descenso de los precios del crudo significó una pérdida potencial de un 15% del PIB de 2009.

Estos cambios tan significativos siempre acarrean perjuicios para las personas. Con el empeoramiento de rendimiento económico, no cabe duda de que la mortalidad infantil aumentará y los porcentajes de finalización de la escuela primaria caerán. La mayoría de los países africanos no habían alcanzado los propósitos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluido reducir a la mitad la pobreza en 2015 y esta crisis hará que, alcanzar estos objetivos, sea aún más difícil. Los países africanos más avanzados también la están sufriendo. Se estima que en los últimos meses Suráfrica perdió alrededor de 54.000 trabajos en el sector minero.

La crisis económica mundial corre el riesgo de convertirse en una verdadera crisis política y social. Este es el momento en que los gobernantes africanos tienen que entablar un diálogo abierto con los ciudadanos sobre los retos futuros y las complicadas alternativas para hacerlos frente. Los ciudadanos formarán parte de todas las soluciones. ¿Qué puede y debería hacerse?

La clave para una reactivación rápida después de la crisis será una dirección sólida de las finanzas públicas. Los líderes africanos deben evitar alternativas populistas que a la larga dejarían a su pueblo más expuesto incluso.

Las subvenciones y las redes de salvamento deberían centrarse en la población más vulnerable ya que son los que más lo necesitan. Ampliarlas a las personas que pueden permitirse los servicios, sólo empeoraría la situación de las finanzas públicas, dificultando la capacidad del gobierno para invertir en áreas cruciales para las personas más desfavorecidas.

En estos tiempos, los programas de estímulos económicos bien gestionados, financiados con recursos externos, podrían evitar una caída brusca del crecimiento de los países africanos. Invertir en redes de salvamento y en gastos para infraestructuras, sobre todo en mantenimiento, amortiguará la caída y pondrá a África en una buena situación para aprovecharse, cuando ocurra, de la recuperación de la economía mundial.

Esto es la idea que hay detrás de la reciente propuesta de Robert Zoellick, Presidente del Banco Mundial, que opina que los países desarrollados deberían aportar el 0,7% de su paquete de estímulo a un Fondo de Vulnerabilidad para ayudar a los países en vías de desarrollo a hacer frente a la crisis.

Los principios basados en el mercado permitieron al 64% de la población de África experimentar un crecimiento económico en torno del 5,9% al 8,1% al año, entre los años 1997-2007. La revolución del sector de las telecomunicaciones en muchos países africanos es sólo un ejemplo de cómo los principios del mercado han cambiado la vida de los ciudadanos a mejor.

No debería haber una vuelta atrás en dichas reformas, basadas en el mercado, ya que no se puede paliar de forma sostenible el problema de la pobreza sin crecimiento.

No obstante, los gobiernos deben actuar mejor cuando regulen estos mercados de forma efectiva creando unas reglas de juego uniformes para todos agentes económicos, manteniéndose al día sobre las innovaciones financieras y los riesgos que conllevan, así como explotando la gran creatividad y los inmensos recursos que ofrecen sus gentes.

Esto sólo se podrá conseguir a través de un esfuerzo importante a la hora de fortalecer la capacidad de las instituciones gubernamentales.

Los inversores extranjeros volverán después de que la crisis haya retrocedido pero serán cautos e invertirán en los países que continuaron las reformas que habían iniciado, demostrando una buena disposición a fortalecer el gobierno, abrazar el estado de derecho y modernizar los mercados de capitales locales.

Para los países ricos en minerales, la crisis supone una llamada urgente para que dupliquen sus esfuerzos en establecer sistemas que aseguren que los recursos se gestionan de forma transparente y que estos se traducen en beneficios concretos para las personas pobres.

A pesar de la incertidumbre, África debe mantener el ritmo de transformación que trae consigo la promesa de mejorar el día a día de los ciudadanos.

Obiageli Ezekwesili

Obiageli Ezekwesili es la Vicepresidenta de la Oficina Regional de África del Banco Mundial

Publicado en el diario de Ghana, Accra Mail, el 7 de abril de 2009.

Traducido por Raquel Barrajón, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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