ÁFRICA ES EL CONTINENTE MÁS FELIZ DEL PLANETA

2/02/2015 | Editorial

¿África?. Si, después de 64.000 entrevistas realizadas en 65 países, el instituto Win/Gallup ha concluido que África es el continente más feliz del planeta.

Estos datos revisados hasta la extenuación, titulan que el 83% de los habitantes del continente dicen ser felices o muy felices, muy por encima de europeos o norteamericanos, aunque desde aquí no lo podamos entender, informa Javier Fariñas en Mundo Negro.

Esta constatación ya la conocíamos todos los que hemos vivido la mayor parte de nuestra vida en África. Pero me alegra señalarlo una vez más, para que nos demos cuenta de que los más ricos y felices no son los que acumulan más dinero, sino los que mejor saben vivir y relacionarse con los demás.

Los pueblos africanos nos están enseñando a ser humanos, felices y libres, a pesar de que siguen siendo empobrecidos por unas minorías opresoras.

Venimos observando recientemente algunos eventos, en varios países africanos, que demuestran el temple y la humanidad de los pueblos africanos, y en especial de las mujeres africanas, para conseguir su propia auto-liberación.

Una vez más, en África, la conciencia y la presión popular puede con las derivas dictatoriales de algunos de sus dirigentes.

No en todos los países ocurre esto. En lugares como: Uganda, Chad, Togo, Namibia, Guinea , Gabón, etc. hace años que sus dirigentes cambiaron sus Constituciones para eliminar los límites a los mandatos presidenciales y poder así permanecer en el poder todo el tiempo que quieran.

En otros seis países, la presión popular impidió que esto se realizara: Burkina Faso, Nigeria, Zambia, Benín, Malawi y Senegal.

A esta lista de países con una sociedad más despierta, se acaba de unir la RDC, donde la sociedad civil de Kinshasa se lanzó a las calles el 19 de enero 2015, para no permitir que los dictadores de turno los sigan esclavizando, aferrándose al poder y lucro personal.

Los pueblos africanos siguen demostrando que están dispuestos a no dejarse robar la libertad. Lo acaba de demostrar la RDC, aunque todavía se enfrente a un largo proceso de auto liberación.

Las mujeres y la sociedad civil han demostrado su capacidad de auto liberación: en Burkina, en el Sahara Occidental, en Bangui, en Zambia, y ahora, en la RDC, como ya lo hicieran anteriormente en Liberia y en otros países.

Deseo mencionar también el significativo y nuevo ejemplo de determinación de las mujeres en Tanzania. Hasta ahora, en Tanzania las mujeres apenas disfrutaban de derechos sobre la tierra de la que dependen para alimentar a sus familias. La “Ley de Tierras” lo permitía, pero la práctica discriminaba a las mujeres.

En Tanzania, como en gran parte de África, las tradiciones obligan a las mujeres a acceder a la tierra a tres de sus padres, hermanos, maridos y otros hombres que controlan las tierras. A raíz de ello, las mujeres son vulnerables y disminuyen la productividad agrícola.

Los estudios demuestran que en África, incluido Tanzania, las mujeres realizan prácticamente la mitad de las labores agrícolas. Mejorar sus cosechas no se traduce en más alimento para sus familias porque no tienen control sobre sus cosechas ni sobre los ingresos que de ellas se obtienen.

Para mejorar la seguridad alimentaria y el estatus de la mujer, así como para cumplir con nuestros objetivos de desarrollo, luchan por cambiar la relación de las mueres con las tierras: de trabajadoras agrícolas quieren convertirse en propietarias y administradoras de sus tierras.

En Kenia, Ruanda, Etiopia se están dando pasos en la misma dirección para garantizar los derechos de las mujeres sobre la tierra.

El primer ministro tanzano, Andrew Chenge se mereció los aplausos cuando leyó ante la asamblea constituyente la cláusula relativa al derecho de las mujeres sobre la tierra en la nueva Constitución. Queda por ver la aprobación de la ley en el plebiscito del próximo año y la aplicación concreta en la realidad, en opinión de Jennifer Duncan.(The Guardian.)

Los pueblos africanos, en particular las mujeres africanas, nos enseñan a ser humanos, solidarios, felices y a luchar por su propia dignidad y su auténtica liberación.

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