África en el siglo XXI: legados del imperialismo (I)

25/05/2017 | Opinión

oro-2.jpgDécadas después de la descolonización de África y de que Frantz Fanon mostrara los problemas sociales, económicos, políticos y culturales asociados con el legado del colonialismo, no ha habido un cambio estructural en la economía politica de los 54 estados-nación africanos que haya reducido la pobreza endémica o disminuido la brecha entre ricos y pobres. Es equívoco y un resto del imperialismo dejar a todos los paises africanos bajo un mismo análisis, a pesar de que compartan ciertas características y tengan un legado común de imperialismo.

Hay una gran diferencia entre Sudáfrica, que ahora es parte de los BRICS (Brasil, Rusia, China e India), y Somalia, una de las regiones más pobres del mundo con una grave inestabilidad política. También es dificil comparar el islámico norte de África con el África subsahariana, a pesar de una inestabilidad compartida. Con estos problemas en mente, en este ensayo describiré algunas características comunes, asi como sus diversos modelos de desarrollo.

Los apologistas del capitalismo dicen que los problemas de África son meramente cíclicos debido al precio de los metales, el petroleo, y otras comodidades. Aunque es verdad que una baja demanda de estos productos ha afectado a África, la mayoría de la gente no estaba mejor cuando los precios estaban subiendo. Sin importar los ciclos expansivos y contractivos capitalistas, desde 1950 hasta el dia de hoy los estándares de vida de los africanos no han mejorado, sin importar las extravagantes declaraciones de los gobiernos occidentales.

En la segunda mitad del siglo XX, la división del trabajo y las instituciones nacionales africanas estuvieron determinadas principalmente desde paises occidentales con la ayuda del FMI, el Banco mundial y otras agencias como las ONGs, muchas al servicio de gobiernos particulares. Por resumir, los mecanismos externos de la dependencia africanas se hicieron más fuertes y sólidos durante las últimas seis décadas que lo que nunca fueron durante la época colonial.

De hecho, ha habido una espiral descendente en los estándares de vida de la mayoría de los africanos desde 1990 hasta 2015, a pesar de las inversiones masivas de China. Esto se hace evidente al examinar todos los indicadores, desde esperanza de vida hasta acceso a agua potable y sanidad. Podriamos señalar las sequías periódicas en Etiopía, Kenia y Somalia y los conflictos civiles en muchos paises, particualrmente en aquellos con influencia musulmana como Sudán, Nigeria y Libia.

Más alla de la pobreza endémica que crea terrenos fértiles para los movimientos Islámicos o comunitarios rebeldes en muchas partes del continente, la corrupción política y el subdesarrollo, es interesante comprobar que algunas de las explicaciones de porqué África no puede alcanzar a Europa son similares a las que se decían hace un siglo, que señalaban a todo menos al imperialismo como la causa del subdesarrollo.

Una de las causas del subdesarrollo sitemático de África ha sido que sale más capital del que entra, normalmente en forma de préstamos. El ciclo de la deuda pública y la descapitalización del continente continua bajo el ojo del FMI y otras instituciones que representan a los grandes bancos en EEUU y Europa.

Por supuesto, es un paso de gigante que los africanos hayan servido en puestos importantes de las Naciones Unidas y en otros puestos claves de las organizaciones internacionales. Desde una perspectiva simbolica, fue espectacular ver a Kofi Annan como secretario general, pero ¿había mejorado África respecto a cuando dejó Naciones Unidas o había habido algún cambio estructural en la economía política del continente? La dependencia en un sector primario orientado hacia el exterior ha impedido diversificar la economía y sigue siendo un obstaculo para mejorar los niveles de vida.

Muchos observadores de la economía política de África dicen que ha habido historias de éxito, como Sudáfrica tras liberarse del apartheid. Con la excepción de Israel y algunso elementos derechistas en Estados Unidos, el mundo entero celebró el fín del apartheid. Nelson Mandela se convirtió en el símbolo de la libertad y la autodeterminación para muchos africanos. Sin embargo, el alto desempleo, los bajos niveles de vida y la división entre ricos y pobres persiste en el país.

A pesar de que África estaba camino de alcanzar a Brasil, India y Rusia con un crecimiento del 38% del PIB en la última década, esto no era indicativo de movilidad social sino de concentración de capitales. En 2015, Sudáfrica sufría un desempleo al mismo nivel que Grecia. Las condiciones socioeconómicas y políticas son peores que en el resto de África, y esto incluye el norte de África, que ha sufrido intervenciones de EEUU y la OTAN durante la primavera árabe, que representaron la promesa de un África democrática libre de dictadores y capitalistas extranjeros.

imperialismcartoon1.jpgJuzgando las estadísticas de desempleo en las dos economías más grandes de África, Nigeria y Sudáfrica, no hay mucha diferencia entre ellas, con todos los recursos naturales, y Grecia después de años de austeridad impuestas por la Unión Europea. Se podría argumentar que el desempleo es cíclico, pero el problema de fondo no son los ciclos del capitalismo sino los elevados niveles de desempleo estructural y las grandes distancias entre ricos y pobres.

Los obstáculos al desarrollo son la causa de una división del trabajo que se ha mantenido igual en el último medio siglo. Esto es a pesar de las reducciones de pobreza extrema en las últimas décadas. La economia mundial ha cambiado, a pesar del discurso neoliberal de que todas las regiones del mundo crecen. En África es justamente al contrario, que ha pasado de representar el 3.1% del comercio en 1955 al 1.2% en 1990.

En gran medida por el papel de China como nuevo participante en el comercio de la región, hubo un crecimiento después de la recesión de los noventa, pero estuvo limitado al sector primario de la producción. El factor Chino no ayudó al continente a aumentar su PIB, que era de 300 billones en 1997, mientras que tenía una deuda de 315 billones. Esto permitió al FMI imponer austeridad y medidas de privatización, bajadas de impuestos y reducción de barreras que debilitaron aun más las economías nacionales.

En Diciembre de 1993, el secretario general de Naciones Unidas Boutros-Boutros Ghali dijo que la solución a los problemas de África pasaba por una mayor integración. La mayoría de los esfuerzos de Naciones Unidas y otras instituciones occidentales por integrar el continente no han alterado la estructura dependiente de la economía basada en el sector primario ni han mejorado los niveles de vida y la movilidad social a pesar de la reducción de la pobreza en las últimas decadas. La integración entre patrón-cliente es el nucleo del neocolonialismo africano y favorece a las corporaciones multinacionales, perpetuando la dependencia externa y el subdesarrollo.

El mayor desafío para África en las siguientes décadas será transformarse de una economía dependiente, que solo provee materias primas a los paises avanzados, a una economía que pueda proveer productos en una relación más igualitaria con los países desarrollados. El bajo valor de las exportaciones africanas frente a sus importaciones continúa siendo el nucleo del problema del desarrollo.

Para conseguir la autosuficiencia África necesitará algo más que la intervención de Naciones Unidas y ONGs que solo ayudan en ciertas regiones durante emergencias de guerras y hambrunas. África necesita más que el desarrollo chino de las infraestructuras que promueve la minería extractiva y perpertúa el control de las multinacionales en los sectores claves de la economía.

Con la ausencia de un cambio político sistémico, como el que tuvo lugar en Inglaterra y Francia que allanaron el camino a la modernización económica, África no puede conseguir su objetivo de autosuficiencia, sin importar la retórica de los políticos africanos o de organizaciones occidentales.

Jon V. Fokas

Fuente: Pambazuka

[Traducción y edición, Fernando Martín]

[Fundación Sur]


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