África: Elecciones a examen

21/01/2011 | Opinión

En este año lleno de comicios electorales, lo ocurrido en Abiyán supone un serio desafío a los promotores de la democracia

En el inicio de una de las temporadas políticas más ocupadas de África – más de 17 elecciones generales están previstas para este año – la deriva de la crisis en Costa de Marfil nos recuerda de manera brutal los límites de la actual política electoral. La idea de que las elecciones multipartidistas en ‘libertad’, supervisadas por las Naciones Unidas, iban a resolver las fisuras entre el norte y el sur del país tenían más de pura esperanza que de realidad. El Presidente de Angola, José Eduardo dos Santos es uno de los más firmes partidarios del presidente Laurent Gbagbo, junto con diversos funcionarios israelíes y rusos. Su rival electoral, Alassane Dramane Ouattara, ha ido aglutinando una amplia gama de apoyos, discretamente ayudado a ello por los diplomáticos de los Estados Unidos, Francia y por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Inicialmente, algunos leyeron las primeras reacciones como un cambio positivo en el estilo político de la región. A las pocas horas de que el Consejo Constitucional de Costa de Marfil (dirigido por los aliados de Gbagbo) revocaran los resultados emitidos por la Comision Electoral Independiente (CEI, dominada por los opositores), el presidente nigeriano Jonathan Goodluck convocó una reunión de emergencia con los jefes de Estado de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO-ECOWAS en inglés) en el aeropuerto de Abuja para acordar una estrategia común. De los siete líderes convocados, sólo cuatro tienen mandatos electorales creíbles: John Atta Mills, de Ghana, Ellen Johnson Sirleaf, de Liberia, Amani Toumani Touré, de Malí y Abdoulaye Wade, de Senegal. Dos – Blaise Compaoré, de Burkina Faso y Faure Gnassingbé, de Togo – aceleraron su camino al poder a tiros, mientras que Jonathan es el beneficiario de una elección fraudulenta tras la desaparición de su predecesor.

Sin embargo, los líderes reunidos insistieron en que la democracia estaba en juego y que Gbagbo debía respetar los resultados emitidos por la CEI y ceder ante su rival Ouattara. La rapidez de la respuesta contrasta de forma reveladora con lo dubitativa y retrasada que fue la respuesta de la Unión Europea ante al fraude electoral violento de Alexander Lukashenko en Bielorrusia y con el largo silencio de Asia respecto al general Than Shwe y su último golpe de Estado en Myanmar.

Tan impresionante como era el sentido de urgencia, la estrategia diplomática se quedó corta. Después de una infructuosa misión a Abiyán, la ECOWAS dio a Gbagbo un ultimátum: dimite o tendrás que hacer frente a la “fuerza legítima”. Cualquiera que sean los planes de Gbagbo, nada tiene tantas posibilidades de galvanizar la opinión pública de Costa de Marfil en su favor como la amenaza de una invasión militar de la ECOWAS.

Sin duda, las sanciones golpearán duro a Costa de Marfil, pero su economía es mucho más fuerte que la de Zimbabue, donde el presidente Robert Mugabe se ha mantenido a pesar de ellas. Mugabe desde Zimbabue y Andry Rajoelina de Madagascar deben estar observando de cerca las tácticas Gbagbo, como preparación para sus propios encuentros electorales. Otros, con mucho menos en juego, están buscando alternativas a este tipo de enfrentamientos electorales. La crisis de Costa de Marfil ha provocado mayores condenas a la elaboración de acuerdos de reparto de poder.

Como muestra la encuesta acerca de las próximas elecciones de esta edición de “África confidencial”, la mayoría de los entrevistados predice que los comicios se moverán desde auténticos fraudes masivos hasta compromisos multipartidistas caóticos. Quizá tan sólo las elecciones en Liberia y el Referéndum sobre la independencia de Sudán puedan llegar a ser anunciadas como un verdadero reflejo de la voluntad popular. Los estancamientos en las crisis de Costa de Marfil, Kenia y Zimbabue ponen en cuestión las resoluciones fáciles y demandan más reflexión.

Publicado en Africa Confidential, el 12 de Enero de 2011.

Traducido por Pilar Ruíz.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster