África dice ¡No!

30/01/2008 | Opinión

Lo inimaginable ha pasado, para disgusto de la arrogante Europa. África, que se pensaba que es tan pobre que estaría de acuerdo con cualquier cosa, ha dicho no, con orgullo rebelde. No a la camisa de fuerza de los Acuerdos de Asociación Económica, EPA’s, no a la completa liberalización del comercio, no a las últimas manifestaciones del pacto colonial.

Ocurrió en diciembre, en el segundo encuentro África Europa, en Lisboa, donde el principal objetivo era obligar a los países africanos a firmar los nuevos acuerdos de comercio, antes del 31 de diciembre de 2007, de acuerdo con la convención de Cotonou, del año 2000, que concluye los acuerdos de Lomé de 1975. Bajo éstos, los artículos provenientes de las antiguas colonias en África, el Caribe y el Pacífico son importadas dentro de la Unión Europea, más o menos, libre de impuestos, excepto para los productos como el azúcar, la carne, y las bananas, que suponen un problema para los productores europeos.

La Organización Mundial del Comercio ha insistido en que estos convenios preferenciales sean desmantelados o reemplazados por acuerdos comerciales basados en la reciprocidad, alegando que esta es la única manera de que los países africanos puedan continuar perteneciendo a los diferentes acuerdos. La Unión Europea, optó por el mercado completamente libre enmascarado en los EPA’s. Así, los 27 pedían a los países del África, Caribe y Pacífico que permitiesen que los productos y servicios de la Unión Europea entrasen en sus mercados libres de impuestos.

El Presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, denunció estas tácticas represivas, se negó a firmar y salió furioso. El de Suráfrica, Thabo Mbeki, inmediatamente apoyó su postura y el de Namibia, Sam Nujoma, también decidió no firmar, (valientemente, ya que un aumento en los impuestos aduaneros en la Unión Europea hará que sea imposible para Namibia exportar o seguir produciendo carne de vaca). Incluso el Presidente francés, Nicolas Sarkozy, que había hecho unas declaraciones inoportunas en Dakar, en julio de 2007, apoyó a los países más fuertemente opuestos a estos acuerdos, alegando que él estaba a favor de la globalización, pero no de la expoliación de los países a los que ya no queda nada.

Los EPA’s despertaron una gran preocupación pública. Movimientos sociales y organizaciones sindicales del Sur del Sáhara se movilizaron contra ellos. Y la revuelta contra ellos dio sus frutos: el encuentro terminó en fracaso. El Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se vio obligado a echarse atrás y aceptar la petición de los países africanos de mantener más discusiones sobre el asunto, alargando la fecha límite del 31 de diciembre de 2007. Prometió retomar las negociaciones en febrero.

Esta victoria crucial es otra señal de que las cosas están mejorando para África. En los últimos años, los conflictos más sangrientos se han zanjado, quedando sólo Darfur, Somalia y el Este del Congo. El progreso democrático se ha consolidado y las economías locales prosperan guiadas por una nueva generación de líderes, a pesar de las desigualdades sociales.

África tiene otro recurso en forma de enorme inversión china. China adelantará a la Unión Europea como uno de los principales proveedores del continente y podría superar a los Estados Unidos y convertirse en su cliente más importante para 2010. Los tiempos en los que Europa podía imponer programas de ajustes estructurales desastrosos han pasado. África ya ha tenido suficiente.

Ignacio Ramonet

Publicado en ‘Mail & Guardian’, de Suráfrica, el 13 de enero de 2008.

El autor es editor del ‘Le Monde Diplomatique’, donde se publicó este artículo por primera vez.

Traducido por Rosa Moro, del Departamento África de la Fundación Sur.

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