«El encarcelamiento de un escritor es más que el confinamiento físico y moral de un individuo», escribió Ngugi wa Thiong’o (1) en 2011. El reconocido autor escribió estas líneas como prólogo a una colección de textos escritos por el periodista sueco-eritreo Dawit Isaak (2).
«Era una forma de enviar un mensaje de miedo a otros escritores que entonces empezaron a autocensurarse y frenar su imaginación», declaró Thiong’o. Thiong’o escribió el prólogo basándose en su experiencia personal de haber estado en prisión a sí mismo en 1977-1978 por el contenido de su obra.
En septiembre de 2001, el presidente Isaias Afewerki cerró todos los periódicos gratuitos en Eritrea y arrestó a Dawit junto con otros 14 periodistas más. Muchos más han sido detenidos arbitrariamente desde entonces. Afewerki podía hacerlo de forma desapercibida ya que la atención del mundo estaba centrada en los atentados del 9 de septiembre.
Eritrea es conocida, con razón, como la cárcel más grande de África para los periodistas. Amnistía Internacional afirma que hay miles de presos políticos. Eritrea ocupa en el puesto número uno en la lista de los 10 peores países con censura del mundo según el Comité para la Protección de los Periodistas, por delante de Corea del Norte. Lleva apareciendo en la parte inferior del “Índice de Libertad de Prensa” de Reporteros sin Fronteras durante años.
Mientras el mundo conmemora el Día Mundial para acabar con la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas el 2 de noviembre, es el momento de reconocer a Eritrea como la «Corea del Norte de África».
Loa periodistas eritreos detenidos nunca han sido juzgados ni incluso acusados. Se les mantiene en régimen de incomunicación en lugares secretos y se les niega el acceso a su familia y a sus abogados. En el caso de Dawit, un ciudadano con doble nacionalidad (sueca-eritrea), también han denegado el poder acceder a él a los diplomáticos suecos. Todo esto son derechos humanos fundamentales que se manifiestan tanto en las leyes y convenciones internacionales como africanas.
En 2003, el artículo 19 sobre la libertad de expresión de las ONG, llevó el caso a la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos para pedir la liberación de los periodistas. La Comisión dictaminó que la detención en régimen de incomunicación y sin juicio de por lo menos dieciocho periodistas y once ex funcionarios del gobierno de Eritrea, además de la prohibición de funcionamiento de la prensa privada, constituyen una violación del derecho a la libertad de expresión (artículo 9 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos), además de otros derechos.
Eritrea argumentó que el cierre de la prensa y la detención de los periodistas se llevaron a cabo «en un contexto de guerra, cuando la existencia misma de la nación estaba amenazada». La Comisión, sin embargo, es de otra opinión y declara: «la prohibición de toda la prensa privada por considerar que constituye una amenaza para el gobierno de turno es una violación del derecho a la libertad de expresión. Ninguna situación política justifica la violación de los derechos humanos.”
Trato cruel
Ahora hay un nuevo caso ante la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos con respecto a Dawit. En el caso anterior el gobierno argumentó que en Eritrea se respetaba el principio de hábeas corpus. En 2011 un grupo de juristas envió un escrito de hábeas corpus para Dawit Isaak al Tribunal Superior en Asmara.
El Tribunal ni siquiera ha reconocido haber recibido el documento, a pesar de que le fueron entregadas dos copias. Mientras, Eritrea protesta contra que el caso sea tratado por la Comisión. Sostiene que su propio sistema legal puede manejar este caso. Este argumento resulta muy poco creíble después de mantener a Dawit detenido durante 14 años en un lugar desconocido.
Han pasado muchos años sin que Eritrea rectifique estos errores. El régimen de Eritrea muestra una flagrante falta de respeto por la Comisión y por la Carta Africana. Por no hablar de los periodistas encarcelados y sus familias que están siendo perjudicados y heridos diariamente por este cruel tratamiento. Algunos de los prisioneros, después de haber estado encarcelado durante más de 14 años, tienen hijos que han crecido sin padre y ahora incluso les resulta difícil recordar a sus padres.
Cuando la ONU decidió proclamar el 02 de noviembre Día Internacional contra la Impunidad en Delitos contra Periodistas, la Asamblea General también instó a todos los Estados Miembros a que hicieran todo lo posible para ayudar. Los estados africanos tienen que realizar a Eritrea duras preguntas sobre los periodistas detenidos y sobre su cumplimiento de la Carta Africana.
Todas las fuerzas deben unirse para defender y velar por que se respeten los resultados de la Comisión Africana. Exigir respuestas sobre dónde están y como están es una forma. Exigir que Eritrea respete la Carta es otra. Con motivo del lanzamiento del libro de Dawit Isaak, Thiong’o habló de su propia experiencia acerca de la importancia de no ser olvidado cuando estás en la cárcel y de cómo subió su moral desde que supo que había un comité para trabajar en el extranjero por su causa. Saber esto le ayudó a soportar el dolor de estar detenido. Conmemoremos este día internacional haciendo lo mismo y no olvidemos a los periodistas encarcelados en Eritrea.
(1) Ng?g? wa Thiong’o es un escritor kikuyu. Ha escrito varias novelas, ensayos y cuentos; fundó el periódico Mutiiri en kikuyu y ha colaborado con el departamento de traducción e interpretación de la Universidad de California en Irvine.
(2) Dawit Isaak es un dramaturgo, periodista y escritor sueco-eritreo. Lleva, sin juicio, en una cárcel de Eritrea desde 2001 y es considerado un traidor por el gobierno de Eritrea.
– Björn Tunbäck – Reporteros sin Fronteras
– Patrick Mutahi – Artículo 19
– William Janak – Asociación de Periodistas del África Oriental
– Tom Rodas – Comité para la Protección de los Periodistas
africareview.com
Fundación Sur