África debe cultivar una cultura de responsabilidad

8/04/2011 | Opinión

La Inter Region Economic Network (Red Económica Interregional), IREN, ha tenido el honor de ser invitada a participar en el comité directivo provisional, que ha reunido a alrededor de cincuenta líderes de instituciones de investigación y comités de expertos africanos para debatir sobre las relaciones entre China y África, aquí en Nairobi. Mientras que otras civilizaciones que han entrado en el continente durante siglos han dedicado tiempo y recursos a estudiar la población africana, los países africanos no se han esforzado en analizar e intentar comprender a socios como Estados Unidos, Europa, China y otras economías emergentes.

Los africanos han sido educados para creer que viven en una aldea global. Según el catedrático Mwesiga Baregu de la Universidad St. Augustine en Tanzania, los africanos deben saber distinguir la diferencia que hay entre una jungla global y una aldea global. En una aldea, las personas pueden incluso salir de noche, ya que todos se conocen y se preocupan los unos por los otros. Pero cuando uno sale a la jungla debe saber armarse o convocar a otros para garantizar la seguridad.

Si echamos un vistazo a la historia de África desde hace 600 años observaremos que África ha sido un continente que ha contribuido con mano de obra esclava (fase 1), con territorio a través del colonialismo (fase 2) y con materias primas (fase actual). Según el catedrático Baregu: “los recursos naturales africanos han encontrado su lugar y su papel en el sistema global, pero los africanos están todavía por encontrar su papel en este sistema”. Los africanos se han encontrado de golpe en una jungla global, no en una aldea.

Para estar seguros en la jungla global, uno debe saber con qué tipo de animales, vegetación y entorno puede encontrarse. Si uno no tiene la suficiente información, puede equiparse con las herramientas equivocadas. Lo que se debe hacer es divisar diferentes técnicas para defenderse de pitones, cobras, leones, elefantes y pequeños insectos. Para que los africanos aprendan a sobrevivir en esta jungla es crucial que África revise los sistemas de educación y de información.

Por otra parte, se dice que África es una aldea global, un lugar donde todo el mundo se preocupa por los otros como lo describe la filosofía de la ayuda externa. Sin embargo, esto no impide que los africanos deban hacerse responsables de su destino. Los aldeanos dirán que no sienten respeto alguno por los irresponsables que renuncian a su papel frente a los vecinos. Los nombres de tales personas no se pondrán a los recién nacidos, como claro indicador de que los aldeanos nunca invertirán en la reencarnación del aletargamiento. A menos que un pueblo aprenda a aceptar la responsabilidad, será difícil que un país dado logre una buena calidad y nivel de vida.

Sea una aldea global o una jungla, en estos momentos, África no está preparada para desarrollar todo su potencial a través de la productividad. El sistema operativo (software) en el continente ha consistido en esperar a otros para que ellos arreglen las cosas. Aplaudo a los líderes de pensamiento africanos por el hecho de que sacaran tiempo de sus ocupadas agendas para debatir sobre las relaciones chino-africanas. Sea en una aldea o en una jungla, los africanos necesitan urgentemente la información precisa para navegar y desarrollar plenamente su potencial. Es importante invertir en la población africana y darles la oportunidad para encontrar un papel positivo en el sistema global.

China ha llamado a la puerta del continente, y se encontró a algunos aliados tradicionales como Europa y Estados Unidos ya asentados en la cabaña. Para saber cómo acoger a estos huéspedes sin hacer peligrar la paz en la cabaña africana, se deben dedicar urgentemente tiempo y recursos para evaluar los sistemas internacionales y hacer la elección adecuada. Tú y yo debemos intentar comprender la civilización de los demás.

James Shikwati

El autor es director de la IREN, Inter Region Economic Network.

Publicado en The African Executive, el 30 de abril de 2011.

Traducido por Alicia Roca Canales, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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