Acabo de leer un articulo de Fortunato Esquivel que me ha confirmado en mis conocimientos sencillos sobre los transgénicos.
Haciendo un trabajo sobre el acaparamiento de tierras aprendí e investigue la cantidad de tierras que se rentan o se apoderan las grandes potencias mundiales en Africa con la intención de cultivar transgénicos que luego pueden ser convertidos en carburantes como el metano y utilizados en la industria.
El peligro esta en que grandes extensiones que se utilizaban para el cultivo de alimentos básicos en este continente se utilizan ahora para estos transgénicos. Por lo que sus poblaciones están obligadas también a utilizarlas como alimento.
La población mundial crece a ritmos increíbles y se calcula que en 2050 seremos mas de 9.000 millones de personas.
Las semillas que se utilizan en estos experimentos son un resultado de inventos científicos , la biotecnología, que produce los productos en mayores proporciones. Y esta es la excusa de carácter humanitario que se utiliza en este tema: el poder alimentar a todos.
La paradoja es que los países ricos cada vez se inclinan por alimentos mas naturales y en los que no se tengan que utilizar pesticidas ni productos químicos. Tambien se valoran mas los productos que llegan frescos y casi a diario del campo a la mesa del consumidor y guardan todas sus vitaminas o proteínas.
Esto significa que son también mas caros y solo pueden ser consumidos por aquellos que tengan capacidad económica para proporcionárselos.
Y de ahí, la buena cuestión de Esquivel sobre si vamos a tener alimentos para pobres y otros para los ricos. Pues parece que si…que muchos millones seguiremos con la buena costumbre de pelarnos una naranja, o prepararnos un buen jugo de frutas natural para el desayuno y muchos miles de millones se abastecen ya y se abastecerán de sus campos de transgenicos e incluso en situaciones de hambruna y guerras recibirán la soya y el maíz transgénico como maná caido del cielo bajando naturalmente sus cervices y dándonos las gracias por tan extraordinario gesto de caridad.
! Que mundo, pero que mundo!