Una lectora de este blog me preguntó hace varios días si no iba a hablar del ataque del ejército sudanés al campo de desplazados de Kalma. La verdad es que la noticia me llegó pocas horas después del hecho pero, desgraciadamente, no me pilló por sorpresa y no la comenté.
El atento comentario de esta persona me ha estado rondando la cabeza todos estos días, cuando ya ha pasado el hecho y se han producido nuevos ataques y hay nuevas razones para dudar de la honestidad del gobierno de Omar al-Bashir y de su gobierno junto con el partido que le apoya en su sangrienta y execrable gestión. Creo que, personalmente, me he acostumbrado a esta danza macabra a la cual el gobierno de Jartum somete a muchos de sus súbditos; no me sorprende las acciones más abominables. Posiblemente de tanto predicar en desierto me he hartado ya de señalar que este gobierno – aunque haya firmado solemnemente acuerdos de paz – no es sincero en sus intenciones y tiene las manos manchadas de sangre. Esto, aunque nos sorprendan las atrocidades de Darfur, no es nuevo, lleva pasando desde el año 89 en el que este militar, arropado por el Frente Nacional Islámico dio un golpe de estado y derrocó a un gobierno que estaba a punto de firmar un acuerdo para encontrar una solución pacífica al problema del Sur. Desde aquel año, en Sudán no han faltado casas fantasmas (las infames ghost houses donde desaparecían y se interrogaban a disidentes y críticos con el gobierno), desplazamientos masivos de civiles en Upper Nile para hacer sitio a las prospecciones petrolíferas, los bombardeos indiscriminados de objetivos civiles, las violaciones de Derechos Humanos incluso en la forma de shari’a con amputaciones y ejecuciones sumarias, y en general la falta de libertad en la que vive la mayoría del país.
Contra este presidente, y contra dos personas protegidas de su gobierno hay ahora sospechas bastante fundadas de genocidio y de crímenes contra la humanidad. ¿Hasta cuándo la comunidad internacional le reirá las gracias? Otros países con menos acciones deleznables han sido invadidos o han sido puestos en la lista negra… Sudán ha seguido campando por sus respetos gracias a una comunidad internacional tibia y confusa que no se atreve a enfrentarse ni a los países árabes ni a China, gran protector y beneficiario al mismo tiempo, un socio comercial que “no hará preguntas”.
El ataque a Kalma es una piedra más en una mastodóntica pirámide de injusticias, crímenes y atrocidades, muchas de las cuales nunca saldrán a la luz. Jartúm seguirá dominando el arte de marear la perdiz para que sus acciones o no salgan a la luz o si salen que sea de manera que luego no se pueda hacer nada para pedirles cuentas. No sé qué más hace falta para dar evidencia de la barbarie que significa este régimen sanguinario, absolutista y opresor. Quizás habrá que invitar a la CNN para que presencie en directo alguna violación de las mujeres que se aventuran a salir fuera de los campos a buscar leña, algún bombardeo por parte de los infames Antonov, alguna quema de poblados en vivo y en directo o incluso – ¿porqué no? – alguna ejecución de disidentes en prime time de la parrilla televisiva. Parece ser que hoy en las programaciones sólo tienen éxito los reality show… pues a ver quién produce uno para Sudán porque se van a enterar lo que es pura reality. De camino, le harán un favor a la humanidad.
Original en : http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php