Corría el año 2006 cuando se produjo un gran incendio que causó la destrucción de parte de la manzana situada frente al estadio de fútbol “Makuandja Ngongolo”, en el barrio malabeño de Ela Nguema. Muchos recordamos que ahí vivían, entre otros, el ya fallecido Santamaría, exfutbolista y exentrenador del Atlético de Malabo. En total, se incendiaron 14 viviendas (de una sola planta) que dejaron sin hogar a otras tantas familias.
Por aquel entonces, acababa de ser nombrado Primer Ministro del Gobierno, Ricardo Mangué Obama, quien se reunió con los damnificados y les mandó hacer un inventario de las pérdidas y daños sufridos con la promesa de que el Gobierno les ayudaría. Además, Mangué Obama les prometió que el Estado haría todo lo posible por construir viviendas sociales para los afectados y en el mismo terreno. Las viviendas destruidas pertenecían al Estado, si bien muchos de sus moradores ya las tenían en propiedad, otros estaban en trámites de compra y los demás vivían en régimen de alquiler. Pocas semanas después de la reunión con el Primer Ministro, llegó la empresa constructora Arab Contractors, que limpió y valló el terreno. Pero el Ministerio del Interior, a través del cual se iba a canalizar la ayuda a los sufridos ciudadanos, permaneció en silencio. Mientras tanto, cada familia, con el apoyo de amigos y parientes, se buscó la vida como pudo. Pasaron cinco años sin que se construyera nada cuando, de repente, empezó a circular el rumor de que el terreno ya estaba adjudicado al entonces Gobernador de Bioko-Norte, Baltasar Nzeng Mesian, y a la Alcaldesa de Malabo, Mª Coloma-Oyana Edjang Mbengono.
El rumor se hizo realidad cuando el espabilado Nzeng Mesian, flamante Director General de Política Interior, empezó a levantar en el terreno incendiado un inmueble de tres plantas (cuya fotografía presentamos), mientras Edjang Mbengono todavía no ha empezado a construir en la parcela que le correspondió en el reparto.
Esta es la “justicia social” de la que el General Obiang hace alarde en sus discursos y entrevistas. Él, sus parientes y el círculo de colaboradores, se han repartido descaradamente el país, mientras más del 80% de los ecuatoguineanos viven en la miseria. Guinea Ecuatorial está en malas manos, gobernada por unos elementos que parecen más una horda de invasores medievales, que patriotas guineanos obligados a verla por el interés común.
Fuente: Departamento de comunicaciones de CPDS
Original en : Radio Macuto
