¿A quién le importa el legado de Nelson Mandela?

22/07/2011 | Opinión

Hay muchos miembros del ANC (Congreso Nacional Africano) que defienden el discurso de Nelson Mandela cuando les conviene, pero hay unos pocos que hoy están preparados para seguir, en público, los pasos del camino hacia la libertad de Nelson Mandela por la libertad, la igualdad, la humildad, la tolerancia y luchar con todas sus fuerzas para hacer de Suráfrica un gran país.

En vez de eso, en su esfuerzo por quedarle en el poder, la única tolerancia que el ANC parece tener es para aquellos de entre sus filas que deliberadamente han caminado completamente en el sentido opuesto al del gran Nelson Mandela.

Con el resultado de que Suráfrica hoy no es el mismo país que Mandela presidió en 1994. Es un país donde la intolerancia racial crece cada día, donde la corrupción ha llegado a ser algo corriente y donde las relaciones entre el gobierno y los medios son todo el tiempo vengativas, están en su punto más bajo y casi recuerdan la época del apartheid.

La semana pasada, Steven Powell, director forense en uno de los despachos de abogado más respetados de Suráfrica, ENS, criticó abiertamente la corrupción generalizada en los municipios y el fraude en el comercio alcanza niveles más altos que nunca. Dijo que la corrupción y el enriquecimiento son ahora «endémicos a Suráfrica».

Es también un país que está siendo desgarrado lentamente por el malestar social debido a promesas incumplidas de prestación de servicios, y al aumento y cada vez más viciado malestar de los trabajadores, mientras el vacío entre ricos y pobres sigue ensanchándose.

SÍ, todavía quedan esos pocos que estuvieron en Robben Island, los incondicionales del ANC que siguen aspirando al legado de Mandela y que hacen contribuciones valiosas al país.

Nuestros ministros de Finanzas, Sanidad, Planificación, Vivienda y muchos de sus colegas, están realizando trabajos excepcionales en circunstancias muy difíciles. Hay algunas personas muy buenas en el ANC y debe ser increíblemente hiriente para ellos cuando sus colegas les defraudan, porque solo quieren el poder, el enriquecimiento personal y votos a cualquier coste.

Y sí, estos incondicionales, ocasionalmente, hablan alto y claro contra estos elementos dentro de la organización que parecen idolatrar personas como Mugabe y Gadafi y restan valor a la enorme contribución de Nelson Mandela a la humanidad, insinuando que no era más que un idealista. Es totalmente irracional que existan esos elementos dentro del ANC, que son tan ciegos a todo lo que él defendió.

Por supuesto, incluso el más poderoso de los líderes del ANC, incluyendo el propio presidente, tiene que ser muy cuidadoso para no reprender demasiado a los más jóvenes del partido, porque es el lenguaje combativo de la Liga de Juventudes del ANC, ANCYL, el responsable de mantener al ANC en el poder. El apoyo masivo entre parados, jóvenes sin profesión, que constituyen el bloque único de votos más grande -alrededor de un 20%- es lo que impide que el ANC sea convenientemente censurado.

La pura verdad es que sin Julius Malema el ANC nunca habría alcanzado la mayoría de un 62% que tuvo en las recientes elecciones locales.

Esto entonces, es el estado de nuestra nación. Es una nación donde se piensa que el partido en el poder pone mucho más esfuerzo en su propia supervivencia que para el bien del país a largo plazo.

Nelson Mandela es vergonzosamente llevado al trote de escenario en escenario de actos electorales, en vez de permitirle retirarse con dignidad.

Se abusa de su nombre hasta la saciedad, ya que los miembros del ANC dicen desesperadamente a los votantes que si no votan al ANC, esto «dañará la salud de Mandela».

Aún así, nadie en el partido se ha opuesto a chantajear eficazmente a los votantes con la posibilidad de matar Mandela si no votaban a favor de su partido.

Para cualquier persona racional, Nelson Mandela encarna el arquetipo de hombre de estado, devoción a la causa y al país, tolerancia e igualdad.

La manera de la cual inspiró el triunfo del Mundial de Rugbi en 1995 y disipó completamente una reacción violenta de la derecha al principio de los años 1990 haciendo el largo trayecto hasta Oranje para tomar té con Betsy Verwoerd, es muestra de su legado de anteponer el bien del país al poder personal y al orgullo.

Creo que un testamento más de su pasión por la tolerancia es que ha permanecido silenciosamente fiel a su ANC, a pesar de ver que todo aquello en lo que él cree es sistemáticamente destruido por muchos del partido fieles a anteponer su poder personal, el enriquecimiento, ser el mejor y la avaricia a cualquier otra cosa.

Realmente tengo que preguntarme si Nelson Mandela celebra su cumpleaños con alegría, o simplemente se queda ahí sentado en las profundidades de la desesperación, preguntándose qué ha sido de la maravillosa herencia que dejó a la siguiente generación.

No puedo creer que sea feliz con lo que ve en Suráfrica hoy.

Chris Moerdyk

News 24, 18 de julio de 2011.

Traducido por Kaoutar Inchaallah, estudiante de Lenguas Extranjeras Aplicadas en la universidad de Lyon, colaboradora en prácticas con la Fundación Sur.

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