La República Centroafricana (RCA) lleva muchos años en guerra. El actual conflicto se inició en diciembre de 2012 y en él se enfrentaron el gobierno de la RCA y los guerrilleros de Seleka, una coalición de diversos grupos, muchos de los cuales habían participado en el anterior conflicto, el cual se inició en 2004 y terminó con los acuerdos de paz de agosto de 2012.
En marzo de 2013, los rebeldes entraron en la capital del país, Bangui, y el 24 de marzo, el líder de la coalición, Michel Djotodia, se proclamó Presidente de la República. El poder del nuevo gobierno se extiende poco más allá de la capital, mientras el resto del país está sufriendo un proceso de somalización, dividiéndose en mini-feudos controlados por distintos señores de la guerra. Algunos de ellos enfrentados entre sí.
Michel Djotodia es el primer presidente musulmán de la República Centroafricana y Seleka es una coalición mayoritariamente musulmana que algunos medios han relacionado con grupos yihadistas.
Durante su avance por todo el país y, especialmente, desde su llegada al poder, Seleka se ha caracterizado por su aversión contra los cristianos. El obispo católico de Bangassou, Juan José Aguirre Muñoz, les acusa de querer imponer un régimen musulmán en la República Centroafricana, un país en el que el 80% de la población es cristiana (católica y protestante).
Monseñor Aguirre lleva muchos años en el país y no cae en la misma tentación que muchos medios de comunicación y periodistas de reducir los conflictos africanos a guerras de religión o étnicas, sino que va mucho más allá profundizando en sus causas.
Image1En esta línea de luchar contra esa visión simplista, también se levanta la voz del Arzobispo católico de Bangui, Dieudonné Nzapalinga, un centroafricano de 46 años que recorre la RCA junto al líder musulmán del país, el Imán Omar Kabine Layama y al Pastor Nicolás Guerékoyamé, presidente de la Alianza evangélica del país. Juntos quieren demostrar que no son las religiones lo que divide a los centroafricanos sino la política.
El mensaje que transmiten es que lo que sucede en la República Centroafricana no es un conflicto sectario, sino que ha sido importado por grupos armados desde los países vecinos de Sudán y Chad. También muchos musulmanes han sufrido ataques. Explican, a todos los que les quieran escuchar, que las armas no resolverán el problema. Que necesitan poner fin a la violencia y hablar entre todos para afrontar los problemas.
Dieudonné Nzapalainga tiene bien claro que “la frustración de la pobreza es la causa de las guerras”. También está mediando fuertemente entre los políticos centroafricanos para que dialoguen entre ellos, reuniéndose con los distintos grupos y fracciones, pidiéndoles que se pongan en lugar de la gente, que no tiene nada, que se impliquen en encontrar soluciones pacíficas.
También urge a la comunidad internacional a que se implique para evitar el sufrimiento en el que tantas personas están inmersas.
Hoy día, son las diócesis católicas de la República Centroafricana, con el arzobispo de Bangui a la cabeza, las que a través de sus parroquias, escuelas, dispensarios médicos y Caritas, las únicas que prácticamente llegan a todos los rincones del país con colectivos de trabajadores bien formados y pagados. Esto hace que la Iglesia católica sea, en muchas áreas donde la maquinaria del estado ha desaparecido, la única institución que realmente trabaja trayendo esperanza y alivio a los hombres y mujeres del que algunos medios han denominado como el país más triste del mundo.
Original en . Blogs de El país – Cuestión de fe
