Posiblemente ya no aparezca en los titulares de las noticias internacionales, pero parece que los ataques a presidentes con zapatos se generalizan como protesta que va más allá de razas y naciones. Si primero fue el Bush norteamericano quien recibió el feo en Irak, ahora ha sido Omar al Bashir, presidente de Sudán y nombre buscado en las listas de busca y captura de la Corte Internacional de Justicia.
Estoy seguro que el evento no tendrá la gran cobertura mediática de aquella rueda de conferencia en Irak. Lástima ya que creo que la cosa tiene una relevancia muy especial, ya que Sudán es uno de los países en los que el estado policial no permite en absoluto que nadie que se mueva salga en la foto y normalmente no hay excepciones a esta regla. En Sudán, oficialmente, no hay opositores… según la maquinaria propagandística estatal, la gran mayoría de la población apoya sin fisuras al presidente y su régimen para eso se organizan saraos de todo tipo, manifestaciones multitudinarias enfrente de las embajadas de turno, pancartas y movilizaciones de jóvenes y viejos… todo para dar una impresión monolítica de apoyo y de vigencia del régimen islamista.
Creo que a la hora de hacer un balance, conlleva mucho más mérito (y por supuesto mucha más temeridad) el lanzar un zapato a Bashir que a Bush. Seguro que a estas horas a Adel Mohamed Fath Al-Rahman Mahjoub (que así se llama el autor de la hazaña) las heroicas fuerzas de seguridad sudanesas (conocidas en todo el mundo por el gran respeto que profesan al “habeas corpus,” la declaración de Derechos Humanos, la convención de Ginebra y otras hierbas)le habrán dejado la cara y otras partes que no vienen a cuento mencionar descolgadas como una puerta vieja, de eso seguro y después de tal encuentro con las autoridades habrá cantado “La traviata” en todas las tesituras líricas habidas y por haber. Así son las cosas no en este país, sino en este régimen anquilosado en sus actitudes inflexibles que se perpetúa en su iniquidad y mala leche.
La verdad es que ni el presidente ni la oposición están como para tirar cohetes. Las elecciones generales que se prevén para el próximo Abril van a ser cualquier cosa menos fáciles: mientras el presidente tiene el estigma internacional de estar en la lista de busca y captura de la Corte Internacional de Justicia, la diversidad de candidatos y los diferentes intereses que les rodean harán casi imposible que haya un claro ganador. Esto siempre y cuando que se respeten las reglas del juego y no haya uno de esos pucherazos que con tanto garbo han tenido lugar en la historia del país desde su independencia.
Mientras tanto, el (fallido) zapatazo a Bashir no es el mejor comienzo para su campaña electoral. Pobrecito, encima del feo de la Corte Internacional de Justicia, ahora le llueven también un par de zapatos que en Jartum siempre están llenos de polvo y de arena, como si no tuviera ya suficientes problemas en su mesa…