Múltiples minas de Sudáfrica han cerrado durante los últimos años, quedando muchos trabajadores sin sus empleos. Esta situación ha desembocado en que en torno a 4000 mineros e inmigrantes ilegales hayan encontrado como medio de subsistencia extraer el oro de esas minas, para venderlo posteriormente en el mercado negro.
Estos mineros se esconden en las minas, bajo la superficie, llegando a vivir en esas condiciones durante meses.
Existe la certeza de que tras estos mineros operan organizaciones criminales, bajo las que muchos son reclutados para realizar dichas tareas. La fundación benéfica Benchmarks Foundation, ha declarado:
“Ya no se trata de mineros ilegales: se trata de una crisis humanitaria”
En un caso reciente, la policía ha reaccionado impidiendo el avituallamiento exterior de los mineros, intentando provocar su salida al exterior. La Comisión Sudafricana de Derechos Humanos ha anunciado una investigación al cuerpo de política por negar el acceso de comida y agua a los mineros.
Fuente: The Star
[Traducción y edición, Julia Vicente]
[CIDAF-UCM]
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